sábado, 12 de enero de 2019

La s de salmodia

Lucas van Leyden: David tocando el arpa ante Saúl, 1508.
Sabía ser sibilino. Solía suplicar satisfactoriamente. Se significaba sonriendo suave. Salivaba sentencias sigilosas sopesando susurrar sandeces señaladamente siniestras. Sometidas sus salvajes sensaciones, simulaba sones sumisos.
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viernes, 11 de enero de 2019

La r de retruécano

José Santiago Garnelo y Alda: Autorretrato, 1912.
—Porque ocurre que los nombres que nombran los hombres no nombran los hombres que nombran los nombres —peroraba desde un rincón de la barra, tal vez buscando un gesto de asentimiento.
—Ya sabía yo que era usted un analista fino —le contestaba el otro, sin dejar de correr en la cinta.
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jueves, 10 de enero de 2019

El trío de San Telmo

Antonio Ortiz Echagüe: Tres Manolas, Col. Particular (Ansorena).
Pues ea, aquí están, en plena faena y disimulando.
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miércoles, 9 de enero de 2019

La q de quemadura

Piet Mondrian: Bosque cerca de Oele, 1908. Gemeentemuseum, La Haya (Países Bajos).
Llegados a este punto en el campo de minas del lenguaje, era inevitable que mi compadre Julio recitara, apenas entorpecido por su suave frenillo, la habitual secuencia de calambures que tanto nos hacía disfrutar a los viejos ludópatas verbívoros: 
«y mi voz que madura 
y mi voz quemadura 
y mi bosque madura  
y mi voz quema dura»*
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*Los versos pertenecen al poema «Nocturno en el que nada se oye», 
del mexicano Xavier Villaurrutia (1903-1950).

martes, 8 de enero de 2019

La p de Primavera

Luis Paret y Alcázar: La tienda de Geniani, 1772. Museo Lázaro Galdiano, Madrid.
«¿Y tú qué haces aquí?», le pregunté al verla tan decidida, ya dispuesta a colarse por debajo del mostrador y acaso a suplantarme en aquel negocio de venta de ataúdes que acababa de iniciar. «Soy Vero, tu prima, ¿no te acuerda de mí?», me dijo riendo. Y, sin más, se puso a mi lado. ¡Me dio un mal rollo...!
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lunes, 7 de enero de 2019

Propósito

La imagen puede contener: una persona, planta y exterior
Jaume Plensa: Invisibles (parcial), 2018. Instalación en el Palacio de Cristal del Retiro, Madrid.
© Jaume Plensa, VEGAP, Madrid, 2018

Nunca más, Nevermore, verás posarse
mis palabras en campos que no sean
territorios de luz. Pasen y lean
quienes estén ahí. No hay que quejarse

del tiempo que nos muele, más bien darse
cuenta de que las noches que hermosean
nuestras vidas son horas que pelean
a favor del gozoso demorarse

en la ruta. Y los días que nos ponen
por delante su afán y su misterio
son un don y vivirlos nos asombra.

Nunca más, Nevermore, quienes suponen
que hay en todo latiendo un improperio
serán dueños del sol. Ni de la sombra.

La o de olvido

Dibujo ©️Vicente Quiles Guijarro. 
Recuerde el alma dormida, no puedo dejar de pensar en ti, pastores los que fuér(e)des, y dexas pastor santo, no te tardes, carcelero, sino a quien conmigo va, que en todo el mundo non hay su par, matómela un ballestero, en mis manos levanto una tormenta, sin ti no soy nada, el dulce lamen tarde dos pastores... y así una y otra vez y otra..., andando entre la gente, también en soledad de amor herido, hasta lograr acorralar a la bestia insaciable del olvido.