Selfisombra: agüita fresca

Selfisombra, Los Narejos, agosto2018.

No hay mejor forma de combatir la canícula que la de intentar hacer como si no... Un rincón en penumbra y un trabajo que avanza. Y agüita fresca.

Merluzos (6)

Otto Dix: La Rue de Prague, 1920. Galerie der Stadt, Stuttgart, Alemania.

—¿Pero usted entiende lo que dice?
—¡Hasta ahí podríamos llegar!

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Trueca

Nocturno con nubes en Ciudad Jardín.©️AJR

(Otra vuelta de... o Vida de fantasma)

Somos del otro lado mero plural fantasma,
verbo que se conjuga en la imaginación,
sueño, tal vez frontera hacia la que camina
el espectro borroso de nuestra soledad.

Sin salir de uno mismo se puede sufrir mucho
al sentir que ahí afuera ya no hay nada que ver
porque nada nos mira y los bultos que pasan
son sólo sombras, manchas de lesa multitud.

Las personas del verbo, cuando llueve, se suben
al portal que les presta cobijo y luego van
mirando de reojo quién comparte su idea

con la mera ocurrencia de ponerse a buscar,
antes de que los ríos se desborden o el viento
las avente, otra forma posible de seguir.

Conversación

William Merritt Chase: At the seaside, hacia 1892, Metropolitan Museum, NY.

«El amor y las garrapatas quizás no sean del todo incompatibles —oyó decir Franz a la dama algo estirada de la sombrilla amarilla—, salvo cuando alguien se deja la luz encendida en el cuarto de baño».

Oleaje

Antonio Smith: Crepúsculo marino, 1864. Col. Particular, Chile.

El círculo de luz del Faro ilumina estas palabras que flotan en medio del mar y de la noche. A vista de pájaro, se diría que buscan náufragos, islas, el paso entre los mundos y los sueños.

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Colegas

(Seguidor de) Marinus van Reymerswaele: Los cambistas, c. 1548.
Museo de Bellas Artes de Bilbao.

«Es muy grande el cariño que le tengo —me dice cuando le pregunto por su viejo colega; y sin casi transición prosigue:— es el ser más abyecto que conozco».

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Las Turroneras

(Visiones en voz alta). Hay a menudo y por lo menudo en la danza flamenca gestos, giros y posturas de mucho carácter (no sé si “hondura” es aquí palabra apropiada). Unen al descaro y al nervio, ciertos movimientos muy antiguos y a la vez rabiosamente intemporales, en ademanes, contracciones, estampías, retracciones y desplantes que parecen provenir de una gestualidad a contratiempo y algo atormentada (fatal), como si el cuerpo luchara por recuperar la memoria de otros momentos de la especie. Y en todo ello se muestra un enorme poder de sugestión. Agradezco a mi amigo Juan Herrera esta y otras pistas de un arte inacabable.