Qué inmensidad de tópicos errantes,
amenazan con sepultarlo todo
bajo una gruesa capa de tocino
mental y perezoso, la costumbre
de dejar de pensar, que sea el sebo
el que arrope las carnes de la vida,
y el pienso rumiado en los pesebres
donde todo está bien desde hace siglos
el que nos alimente y dé cobijo,
en su unívoco torque duradero,
a tanta pesadez de vida vana.
Poema probablemente escrito por Marvin (Nellie, en la vida real, aunque ya fallecida), el bulldog y «crítico literario» que, en cierto modo, es el antagonista de Paterson, la pequeña y hermosa película de Jim Jarmusch, que ha dividido en dos partes antagónicas y poco menos que irreconciliables la opinión de la crítica.
Sentado en su sillón de orejas, desde donde lee con gran parsimonia el mundo, estos podrían ser los versos a los que el can parece estar dando vueltas entre sus belfos, no sabemos si por alusión a los poemas que escribe su dueño-consorte y rival —en cuyo caso, su crítica sería injusta y claramente malintencionada—, o por referencia a cualquiera otra de sus lecturas.
La imagen corresponde a los instantes previos al momento justo en que el can decide hacer su propio y definitivo «comentario crítico» de la obra que aquel, en los ratos que le deja libre su trabajo de conductor de autobús, va escribiendo en su libreta. Y no digo más, que hacerlo sería desvelar mucho. Aunque apenas se entienda nada.
Ajá.
Sentado en su sillón de orejas, desde donde lee con gran parsimonia el mundo, estos podrían ser los versos a los que el can parece estar dando vueltas entre sus belfos, no sabemos si por alusión a los poemas que escribe su dueño-consorte y rival —en cuyo caso, su crítica sería injusta y claramente malintencionada—, o por referencia a cualquiera otra de sus lecturas.
La imagen corresponde a los instantes previos al momento justo en que el can decide hacer su propio y definitivo «comentario crítico» de la obra que aquel, en los ratos que le deja libre su trabajo de conductor de autobús, va escribiendo en su libreta. Y no digo más, que hacerlo sería desvelar mucho. Aunque apenas se entienda nada.
Ajá.