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Jaume Mir, en una imagen de los años ¿70? El Correo. |
A Jaume Mir lo llevamos viendo en la tele los aficionados al ciclismo desde que éramos niños. De hecho, este apasionado del deporte de la bicicleta, que ha trabajado como hombre-anuncio y relaciones públicas de diferentes equipos, tiene nada menos que 50 Vueltas, 25 Tours y 14 Giros a sus espaldas. Hubo un tiempo, a finales de los 60, en el que, con nuestra costumbre de ponerle a todo nombre en jerga propia, el grupo de amigos del internado que solíamos reunirnos ante el televisor para ver los resúmenes de las carreras comenzamos a llamarle «El Gallino». No sé bien por qué, quizás por la pelambrera y el poblado mostacho. O por cierto aire como de estar siempre en corral ajeno. El personaje se convirtió en una especie de héroe de aquellas reuniones vespertinas (entonces los resúmenes se daban por la noche, tras las noticias), hasta el punto de que el relato de la etapa del día nos parecía incompleto si no aparecía él. Pese a estar al otro lado de la pantalla, llegó a convertirse en uno más del grupo. Llevaba mucho tiempo sin verlo. Pero hoy, cuando la 13ª etapa de la Vuelta a España concluía en Castelldefels, allí surgió, inconfundible pese al paso del tiempo, saludando al vencedor como siempre, imbatible en su habilidad para conseguir el plano perfecto frente a la cámara. La exclamación con su nombre en nuestra jerga acudió espontánea a mi boca. Y con ella, una marejada de recuerdos que me tuvieron entretenido un buen rato. Curiosamente, esta es una historia que ya creo haber contado otras veces y en este mismo blog. Pero no encuentro rastro de ello. Aunque son muy numerosas las pistas que sobre Jaume Mir y sus peripecias pueden hallarse en la red. Hoy la Vuelta llega a sus etapas más prometedoras. Que, ¡vaya coincidencia!, se inician con la subida al Collado de la Gallina, en Andorra.