jueves, 22 de junio de 2023

BALDOMERO, VOLADOR DE ALDEA

Ilustración de Javier Serrano.
No se sabía a ciencia cierta cuándo había llegado allí ni de dónde procedía. Los pocos que hablaban de él lo llamaban Baldomero, pero no tenían ninguna seguridad de que ese fuera su nombre. Al parecer, habitaba en las ruinas del viejo molino, en el tramo más arriscado del arroyo, traspasado el Souto do Crego, y era un completo misterio de qué se alimentaba o en qué entretenía el pormenor de sus horas. Nunca se supo de nadie que hubiera intercambiado con él una palabra. De hecho, para la mayoría de los parroquianos, o al menos para una parte nada desdeñable de ellos, era poco más que una invención o una leyenda. Y así hubiera transcurrido su vida al borde de la inexistencia de no ser por una curiosa costumbre, manía o apetencia suya. Algunos días al caer la tarde, Baldomero, que tenía facultades nada comunes e incluso de cariz extraordinario, era dado a emprender un vuelo por los cielos circundantes de la aldea, y más de una vez se le había visto cruzando parsimoniosamente por entre las chimeneas de las casas, aunque casi siempre de modo fugaz y a menudo aprovechando la hora de encendido de las cocinas económicas que, como es sabido, basan su reducido coste en una exagerada producción de humos, de modo tal que en los momentos de concentración de su actividad toda la aldea se envolvía en una nube oscura, densa y persistente, que apenas permitía distinguir otras cosas que el bulto de la torre de la iglesia, la cúpula dorada de la antigua fábrica de vidrio y lozafina —único vestigio del pasado esplendor del lugar— y algunas veletas que por estar fabricadas de un metal repelente al hollín y sus secuelas aparecían punteando las alturas como boyas sobre un mar de niebla. Algunos, no se sabe con qué fundamentos, afirman que de ese modo fisgón Baldomero podía estar al tanto de todo lo que ocurría en las casas de sus vecinos e incluso hay quien sostiene, sin duda con gran osadía, que de esos conocimientos de la privacidad ajena sacaba no poco beneficio y puede que hasta un botín caudaloso que le permitía vivir cómodamente y, lo que es más excepcional, a salvo por completo de la insaciable curiosidad del prójimo.
(LUN, 345 ~ «Los figurantes de Javier Serrano», XIX)

martes, 20 de junio de 2023

PRIMICIAS DEL ‘NOSTRA INSTITUTE’


«Ahí te mando —me gusapea Nostra adosando algunas imágenes de lo que parece un centro de musculación para ancianos— unos cuantos fotogramas de mí más reciente dedicación: modelo gimnástico cualificado para asegurar un saludable estado físico a sujetos, ellos o ellas, elles y emes, de la tercera o incluso ya cuarta edad. Por si te animas». De Nostra sabía que, de jovenciello, estuvo suscrito a los cursos por correo del Sansón Institute. Pero ignoraba su dedicación al in corpore sano como complemento de su sin duda mens sana’ aunque quizás por su perfil profético tenga a bien en ocasiones hacer girar la su cabeza a modo de molinillo a merced de las ráfagas de un viento caprichoso. O, como me dijo él mismo una vez, «entregado a cada pensamiento que me sobreviene como se deja mecer por la brisa la banderola de oración junto a la stupa tibetana». Modos de verlo, de sentirlo, de decirlo. Nuestro Nostra es ansí.
(LUN, 347 ~ «Las cosas de Nostra»)




lunes, 19 de junio de 2023

MAREA



La mer, la mer, toujours recommencée!
PAUL VALÉRY
Una tras otra
como si fueran sombras
como si fueran olas
latidos que segrega el alma a solas
voces que si las nombras
desaparecen, sombras
de sombras, ráfagas
de luz entrecortada
tras cuyos bordes líquidos asoma
la luz del otro lado
y aún se vislumbra
con la imaginación la poderosa
presencia ya olvidada que todo lo transforma
el dios pequeño y leve de las cosas
todas sus almas, toda la memoria
que en esta marejada desemboca
de una tras otra tras otra
palabras que dibujan y convocan
lo que dicen en contra
de lo que no dicen y en contra
del silencio que al paso desalojan
cuando regresan otra
vez y otra vez y otra vez y otra y otra...
(LUN, 346 ~ «Épica lírica»)

domingo, 18 de junio de 2023

FARÁNDULA SONÁMBULA


Ahora que los ayuntamientos se han ayuntado y por doquier se escuchan variantes más o menos elaboradas con toscas ristras de eufemismos y circunloquios, es tiempo acaso de recurrir al maestro Berceo y asegurar que, en lo común y hasta en lo diverso, la lengua de los políticos bien merece el nombre de «román pa’ladinos».

(LUN, 349 ~ «De la vida misma»)

sábado, 17 de junio de 2023

SOBREENTENDIMIENTOS


Para quien tal cosa signifique algo.
Quien tal para cosa algo signifique.
Tal para quien algo signifique cosa.
Cosa signifique tal para algo quien.
Signifique cosa quien para algo tal.
Algo signifique quien tal cosa para.

[Fuente: Erea Fernández Folgueiras, Poética del fragmento: Aproximación a la experiencia del sentido en La Vie mode d’emploie de Georges Perec]
(LUN, 348 ~ «Dados»)



viernes, 16 de junio de 2023

BLOOMSDAY 23

¿Molly, estás ahí? ¡Ahí estás, Molly!
¿Estás ahí, Molly? ¡Molly, ahí estás!
¿Ahí, Molly, estás? ¡Estás, Molly, ahí!
¿Ahí estás, Molly? ¡Molly, estás ahí!
¿Estás, Molly, ahí? ¡Ahí, Molly, estás!
¿Molly, ahí estás? ¡Estás ahí, Molly!
(LUN, 352 ~ «Dado ‘16 junio’ 23»)

jueves, 15 de junio de 2023

O ve un SEVERO REVÉS nuevO

Balcón y pintura mural en Eburia (Corredera, 9)
Foto: AJR, 23.
Al volver sobre sus pasos, algo que flotaba en el ambiente eléctrico del día lo alertó sobre el camino a seguir, la ejecución de las acciones, los propósitos convenientes. A menudo le torturaba la lucha contra los presentimientos, el viejo atavismo de los sueños premonitorios, la revelación del sexto sentido… y, sobre todo, la palpitación del brusco, tajante, implícito… ¿final?
(LUN, 350 ~ «Micródromos», nuevas entregas).
Para José Miguel Martín, nuestro amigo “Pepe”, que acaba de dejarnos.

miércoles, 14 de junio de 2023

SÍNTOMAS

A estas alturas, y con la calor bruta en puertas, mire usted, hacerse perdidizo no tiene ningún mérito. Ninguno. Y sin señalar, eh, sin señalar…
(LUN, 351 ~ «Al pie de Goya»)

martes, 13 de junio de 2023

CON LA Q DEL QUERUBÍN (CUYO NOMBRE SE VERÁ)

Este personajillo de dibujo animado que no existe —o eso creo— más allá de mi mente es un muy rubicundo y angelical demente que siempre va volando del uno al otro lado y solo se detiene si le falta el aliento o se le quiebra —oh cielos— el gran cañón de un ala: es un Ángel muy cuco y un poco martingala en sus bizarrerías de ser un ser de cuento o de historieta chusca como la que ahora mismo, sin pedirme permiso, quiere colarme aquí. Y eso que le he avisado: «No insistas, majadero, regrésate al abismo de la nada en que vives, consulta a un alfaquí; y luego, si te abrumas, retorna a tu tintero». El garabato sopla y se extingue la llama. Se llama Zascandil, como es obvio y es fama. (A mí se me hace cuento que sea solo un mito. Y me recuerda mucho al trasto de… ¡Angelito!).

(LUN, 353 ~ «Serie Z/A» + «Sonetos enmascarados»)