domingo, 16 de octubre de 2016

Extraño territorio

                                                                          

                                                                           (Territorio común con el silencio)

Cada palabra nombra el territorio
que desaloja en su caída libre.
Saltan chispas al paso de su vuelo
y el desierto se incendia con sus luces.
Hablar es habitar la tierra extraña
del sentido que fluye en la corriente
del ser común, el agua inagotable
que sin cesar y sin cesar bebemos. 
No hay nada más. Un tiempo sin fisuras,
liso como la piel de la mañana.
Y un rostro roto bajo los cristales
donde, redondo, se refleja el día.
No hay, amor/hermano, nada más. The rest is silence...




Imagen 
Torre vigía capturada en la pantalla del televisor.
(AJR, 2016)



7 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

¡¡¡Redondo, Alfredo!!! Qué bien fluye y qué fuerza tienen cada uno de los versos. Me gusta que se quede en los 13.

Un fuerte abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Antonio. Podemos suponer, ahora que lo dices, que el silencio comienza en el 14. Fuerte abrazo.

Antonio del Camino dijo...

Y supondríamos bien, ya lo creo. (Guiño cómplice).

Fernando Ramos dijo...

Enhorabuena... me ha encantado, e incluso ha conseguido transmitirme algo de desasosiego. Me resisto (ay amor/hermano!) a que haya sólo silencio. La palabra... "in the beginning was the word" y si la hubo al principio ¿por qué no ha de haberla al final?... al fin y al cabo cuando una buena historia concluye siempre queremos ¡otra, otra, otra! Ay amor/hermano, es es el DESEO. Me resisto, así que permíteme reconvertir tu cierre: Rest is silence... dejémoslo mejor en Resistance!!

Besos transatlánticos.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Nando. Y me parece bien que leas ese final silabeándolo a tu libre elección (the res-is-tence), al fin y al cabo son privilegios del lector. De todos modos, no creo que ese silencio, que es el resto de lo que hay, aunque con vocación de ocuparlo todo, sea algo negativo. Quizás me esté volviendo algo budista o un panteísta redomado. Lo cierto es que cada vez cada vez me sorprende más la música callada del cielo estrellado. Ese mismo que nos cubre a ambos, con el océano de por medio, a cuyo través te mando un gran abrazo.

Carlos Medrano dijo...

El territorio de vivir y el de nombrar, inagotables o limitados, puede dejarnos estas intensidades donde inquirimos y esbozamos algunas de nuestras sensaciones e inquietudes. Hermoso si se logra bien, como es el caso. Claro que siempre hay claves que preguntaríamos en privado. Recibe un abrazo por encima del silencio de nuestras geografías y ocupaciones

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Carlos. Y no te cortes en preguntar. Que ya veré si puedo responderte. Otro abrazo.