miércoles, 29 de junio de 2016

No es país para sueños

                                                       
                                                          (Impromptus del ay, ay, ay: sin señalar...)

Hay fetichismos implícitos
que calcinan la memoria
sombras simiescas que cruzan
delante de los espejos
la vieja melancolía
y la puta mansedumbre
el olor de los pesebres
la raíz del cardamomo

Hay letreros ilegibles
que nos retratan al paso
cada palabra ignorada
es un reloj sin agujas
olvidados los plumieres
la vida es sólo descartes
no quedan en la baraja
figuras que nos consuelen

Hay carteles drogadictos
que nos hacen prisioneros
y nos ponen al cuidado
del guardián más abyecto
es una vieja leyenda
que termina donde extiende
su lento manto de nieve
cada día la costumbre

Fotografía: Cielo enrejado con ave indecisa. 
© AJR, Gredos, 2016


2 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

No es país para sueños, no. Podemos intuirlo en las señales. Y no hace falta asomarnos a los posos del café.

El cuarto verso de la última estrofa me obliga a una lectura un poco forzada para mantener el galope cadencioso de los octosílabos.

Un abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Antonio. Tienes razón en el ritmo dudoso de ese "guardián", al que hay que forzar para sacarle las tres sílabas. Trataré de buscarle un sinónimo. De todos modos, algún escollo inesperado de vez en cuando en el camino puede que ayude a evitar la somnolencia... Otro abrazo.