Que la Navidad sea alegre.
Que el Nuevo año sea nuevo.
Que el agua no sea triste.
Que las guerras se paren.
Que haya días y noches.
Que se acaben los malos.
Que sepamos hacerlo.
Que no cese la risa.
Que amaine la tristeza.
Que la razón aprenda
a oír al corazón.
Que viva la poesía.
Que se mueran los felos.
Qué sé yo cuántas cosas hay para desear...
mientras queden palabras
que poder compartir.
Gracias por estar al otro lado.
Que el agua no sea triste.
Que las guerras se paren.
Que haya días y noches.
Que se acaben los malos.
Que sepamos hacerlo.
Que no cese la risa.
Que amaine la tristeza.
Que la razón aprenda
a oír al corazón.
Que viva la poesía.
Que se mueran los felos.
Qué sé yo cuántas cosas hay para desear...
mientras queden palabras
que poder compartir.
Gracias por estar al otro lado.
(Que, si bien se mira, es este.)
Y Feliz Navidad.
(Graciñas ó señor Xabier Díaz e as mozas percusionistas de Adufeiras de Salitre por esta «Cantiga da montaña», tan xeitosa e alegre. E tamén a Gutier Álvarez, polo violín e a Javier Álvarez, co seu acordeón.)
(Graciñas ó señor Xabier Díaz e as mozas percusionistas de Adufeiras de Salitre por esta «Cantiga da montaña», tan xeitosa e alegre. E tamén a Gutier Álvarez, polo violín e a Javier Álvarez, co seu acordeón.)
2 comentarios:
Desde aquí te envío, Alfredo, mi felicitación de Navidad, tecleándote en la holganza tan grata de esta tarde mis mejores deseos para que también entren en tu casa. Un brindis y un abrazo de los que nos hacen ser, gracias al corazón y los amigos, más grandes personas.
Gracias, Carlos. Y viceversa. Que los días de holganza, tan necesarios, redunden en bienaventuranzas cercanas y en ese preciso paladeo de las cosas buenas de la vida que tan grato nos resulta. Un abrazo fuerte.
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