Al volver sobre sus pasos, en el último instante no pudo vencer la curiosidad y viró la mirada hacia el espejo, justo en el momento en que su imagen se daba también la vuelta, aunque todavía pudo ver cómo se alzaba con displicencia, tal vez con chulería, las solapas de una chaqueta que él no recordaba haberse puesto.
René Magritte: Retrato de Mister James (1937).
4 comentarios:
Buen verano, Alfredo. Viene bien ese Magritte misterioso, insondable.
Un abrazo.
Paco.
Gracias, Paco. Y buen verano para ti también. Otro abrazo
Inquietante micro en torno al "yo" (o los "yo"). Como apunta Paco Caro, bien ilustrado por el retrato de Mister James.
Un abrazo.
Gracias, Antonio. El cuadro llegó después del texto, y acabó siendo la imagen concreta de lo que el palíndromo del título, con su antiortografía de espejo, me sugería. El surrealismo casi siempre permite explorar vías diferentes (aunque tb pueda llegar a convertirse en otro manierismo). Abrazos.
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