domingo, 7 de septiembre de 2014

Burbujeo


Con lo dura, larga y agobiante que está siendo la crisis económica, parece mentira que un simple dibujo pueda poseer tan alto poder de conmoción. Pero es así. La burbuja inmobiliaria, una de esas bestezuelas segregadas por las ubres colgantes del capitalismo, ha desembocado en un drama tan real y ominoso, que incluso es capaz de desalojar de sus cubículos, y de nuestros remotas memorias infantiles, a las criaturas más inocentes de la imaginación. Ni siquiera el Doner Kebab que, en los bajos, tomó el relevo de la tienda de ultramarinos (o tal vez de la propia portería) ha aguantado el envite. Solo el moroso, en su buhardilla, parece resistirse. Ha desaparecido hasta el resistente gato.

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