Ramón Gaya, Omaggio a los Machiaioli (1989). |
Dame, memoria,
el nombre de las cosas
o al menos una seña
de identidad
o algo
que me traiga a la boca
un poco de la miel
del mundo
y una gota
de asombro
y el sonido
del agua.
Se tú la fuente manantial,
la lluvia
que lava el día
y riega
los surcos de la sangre
y hace brillar los signos
de unas pocas palabras
aún capaces
de dibujar
en la dura corteza del tiempo
el vuelo
de la luz.
Amo idioma, en tu espejo
está la imagen clara
de lo que soy. Y todo
lo que no soy. La sombra
de los nombres
y el fuego contra el frío.
5 comentarios:
Hermoso canto de amor, Alfredo; en este caso a la herramienta cristalina de las palabras y su capacidad de dar nombre a las cosas. Rotundos, tanto el comienzo como el colofón. Me ha encantado.
Una pequeña errata en el verso 18: lo signos
Un abrazo
Muchas gracias, Antonio, y al menos dobles: por el comentario (tan generoso como siempre) y por el aviso de la errata (ya corregida). Más abrazos
Magnífico!
Una preciosidad, rumorosa e intangible como la memoria y las palabras.
Besos besos
Gracias, Fernando; gracias, Virgi. A destiempo, pero de veras.
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