Pese a que se lleva celebrando desde el mismo año en que nací, nunca he conseguido estar en Dublín para el Bloomsday.
Hace unos meses, la divertida y hasta emocionante lectura de Dublinesca, de Vila-Matas, potenciada por la presencia en la historia como personaje de una vieja amiga, me volvió a poner los dientes largos.
Y me hice el propósito, entonces creía que firme, de asistir este año a la fiesta que cada 16 de junio festeja al Ulysses siguiendo por las calles de la capital irlandesa las huellas y ebriedades de Leopold Bloom.
Incluso surgió un vago proyecto de viaje entre amigos y colegas, que finalmente también sucumbió bajo el peso del adjetivo.
Así que, dejando a un lado el famoso palíndromo (de mil padres) que describe un curioso camino de ida y vuelta De Mahoma a MohameD, pero cayendo de lleno en el tópico viajero corrector de la proverbial pereza del profeta (y perdón por el rodeo), si no es posible ir a Dublín algo habrá que hacer para que Dublín, de algún modo y tal día como hoy, venga a la Posada.
Que sea con música (nada hay más alegre que el sentido del ritmo del pueblo irlandés, al que tanto deben muchos géneros musicales). Y que sea de la mano de toda una institución: The Dubliners. La canción que interpretan, Wild Rover, es una de las más populares del folclore local. Incluso se enseña a los turistas que viajan por el país para que la canten a coro en los largos desplazamientos por la mágica y arriscada geografía de la isla.
Las pintas corren por cuenta de la casa.
(En la imagen, el pub James Joyce, en la calle de Alcalá de Madrid, otro consuelo posible para los ataques de nostalgia celta).
10 comentarios:
Seguro, Alfredo, que llegará el día en que "in situ" puedas celebrar a la fiesta de Joyce. Mientras llega, sirvan estos homenajes tuyos al autor, que con tanto placer compartimos los parroquianos de La Posada. ¡Venga otra pinta!
Un abrazo
Me uno al brindis, cómo no.
¿Qué nos retiene, amigo Alfredo, sino anacolutos, repulgos, barruntos y sinsentidos, o la también llamada puta pereza? Emplacémonos para el futuro, y así que pasen doce meses tal vez podamos alzar las jarras en las calles dublinesas y comer emparedados de queso. Convendría en todo caso no dilatar mucho más la aventura, so pena de que la aciaga fortuna y la funesta cólera de los dioses nos arrebaten la fuerza que el empeño exige. Por cierto, vi a Joyce en Pula, Croacia, y me dio recuerdos para ti.
¡Por las barbas de Mulligan! Yo también quisiera estar presente, aunque por el momento y las fechas tiene una pinta muy negra, y no es de Guinness ;-) Pero seguro que algún año lo conseguimos.
Adjunto dos curiosidades de las que se ha hecho eco la prensa con motivo de dicha celebración.
Un joven que asegura haber resuelto el enigma de cruzar Dublín sin pasar por delante de un pub.
http://www.abc.es/20110616/estilo-viajes/abci-dublines-cree-haber-resuelto-201106161137.html
Y un experimento de "twiteratura"
http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/2011/06/ulises-y-joyce-tuit-a-tuit.html
Abrazos.
¡Yo también me uno a la ronda de birras en honor a Joyce!
La verdad que hubiera estado mucho mejor tomarlas en las calles dublinescas, pero también las puedes tomar mientras lees el Ulises, y ver que tal resulta la mezcla...
Carlos Ramos
Gracias, Antonio, ojalá se cumplan tus augurios. Pero si no, ya encontraremos la forma de celebrarlo igual: el caso es que no nos falten motivos ni, sobre todo, disposición.
Bienvenido, Antonio (RT), seguro que con tu experiencia céltica el festejo tiene otro sabor.
Pues eso me pregunto yo, Navajo, que qué nos retiene (y podría contestarme, pero sería largo... e improductivo). Me parece que si queremos pasar «de las musas al teatro», habrá que candar el pico y ponerse manos a la obra. Ahora, eso sí, añadiremos al menú los consabidos riñones mañaneros, que las tradiciones son lo que son y sólo es razonable "tradicionarlas" (giro de dedos subrayando, innecesaria pero astutamente, el presumibe doble sentido) una vez cumplidas.
Muy oportunos tus juramentos, Nando, e interesantes tus enlaces. Por cierto, ese Rory McCann del algoritmo, ¿no será algún avispado publicitario trabajándose la coartada para una campaña de promoción cervecera o algo así? El apellido mosquea cantidad, ¡por Erickson!
En cuanto a lo del tUitlises, no sé qué pensar: de momento no me mueve a unirme al club de los 140 caracteres (¡con soportar el mío ya tengo bastante...!) Otro abrazo.
Bienvenido también a la farra, Carlos, te hacemos sitio. Y qué bien que propongas la idea más sensata de todas: volver al libro. En el fondo, no hay mejor celebración. Besos.
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