martes, 28 de abril de 2015

Lectura de Antonio del Camino en Talavera

El próximo jueves 30 de abril
leerá sus poemas  
en la Galería Cerdán de Talavera.
Será un placer acompañarle.
Esta es la invitación.

  

viernes, 24 de abril de 2015

La chilaba de Goytisolo


Qué extraño el acto de la entrega del Cervantes a Juan Goytisolo, al menos visto por la tele a la carta y de madrugada. Todo el mundo parecía estar allí por obligación, por meras exigencias del guion protocolario, y a disgusto. Tal vez sólo algunos invitados de las bancadas del común asistían al evento complacidos y curiosos, seguros de sí mismos, cómodos en su papel de espías privilegiados. Pero ni las autoridades civiles, militares o académicas, ni los representantes de los diversos sectores sociales y culturales del país, ni, por supuesto, el premiado, transmitían otra sensación que la de estar deseando que aquello acabara cuanto antes. El ministro Wert, que pronunció su discurso con notable profesionalidad y sin que se le llegaran a notar demasiado los sapos que se iba tragando a cada poco, incluso llegó a mencionar en algún momento la dificultad de la ocasión. El presidente de la comunidad de Madrid, con mucha diferencia el peor disfrazado de la juerga, no ocultaba en su lenguaje no verbal su disgusto ante las palabras del escritor. Hasta a los maceros municipales parecía pesarles de otro modo el as de bastos. Las palabras de Goytisolo, breves, contundentes pero también vacilantes, llenas de sentidos cervantinos, plenamente coherentes con su obra, y rematadas con algún oportunismo tal vez inapropiado, no lograron deshacer la sombra de contradicción que el acto en sí mismo debía de tener para quien había jurado no aceptar nunca ser el centro de celebración semejante. No creo equivocarme si afirmo que, para muchos de los congregados, fue como si el escritor en realidad estuviera leyendo su discurso ataviado con una chilaba, tal como había dicho que, llegado el caso, preferiría hacerlo. Pensándolo bien, puede que allí sólo se sintiera de verdad contenta Letizia Ortiz, la antigua periodista y reconocida amante de la literatura cuyo entusiasmo de niña lectora pudimos ver asomarse, en algún escorzo casi selfídeo y en un par de primeros planos, a los ojos de la reina consorte. Quien, por cierto, en su estricto papel de reina, también me parece que estuvo más envarada que de costumbre.

miércoles, 22 de abril de 2015

Mamá cumple cien años


Para Antonio, Manolo y Paco, mis hermanos 

Cuando, en los últimos años de su vida, le decíamos a mamá que estaba hecha una moza y que tenía toda la pinta de ir a vivir cien años, aún se le iluminaban los ojos y en su cara se veía aquella sonrisa pícara, de complicidad, que en ocasiones, según fuera el humor del día, podía ir acompañada de una de sus frases rotundas, siempre pronunciadas con el entusiasmo que conservó hasta pocos días antes del final: Sei que mo dis pra verme contenta, pero ao millor fágoche caso.

A mamá le gustaba fantasear con la idea de llegar a ser centenaria y, cuando le recordabas que ya era la persona de su familia que más años había vivido, te escuchaba con mucho interés y con claras muestras de sentirse encantada por ello. Aunque no era tampoco infrecuente que esas conversaciones terminaran en un minucioso recuento de seres queridos ya ausentes, con su marido Antonio y su hermana Camila encabezando una larga comitiva de familiares, amigos y conocidos, en la que a menudo le sorprendía que figuraran algunos nombres. ¿E dis que tamén morreu a Julia, a miña comadre? ¡Virxen santa!

En esas pláticas, para alejarla de la morriña y darle palique, buscaba yo una excusa para bromear y, como en otras muchas ocasiones, jugaba a asustarla un poco narrándole, con la teatralidad que ella misma me contagió desde niño, las viejas leyendas de la santa compaña mezcladas con cuentos, romances, canciones y algunas otras historias de nuestra querida tradición gallega.

Esa era una deriva a la que en principio Generosa se sumaba con un vivo interés casi infantil, añadiendo, a poco que se lo pidieras, sus peripecias de niña pastora que una vez tuvo que vérselas en la sierra con el lobo: Menos mal que eu o vin  antes e túvome respeto, que si fora il o que chegara a reguichar primeiro pra min, con aqueles ollos como lume, paparíame. 

Y sin rehuir, ya digo, los relatos de aparecidos, pues no en vano era una gran devota de las «benditas ánimas del purgatorio», y sentía por todo lo del más allá una curiosidad casi natural y llena del optimismo que le aportaba su inquebrantable fe religiosa, tan sencilla y firme como se la había enseñado su madre, de la que hablaba con veneración. Eran de destacar, de modo muy especial, en esa intensa religiosidad, sus tratos diarios con la divina providencia, que siempre tuvo como columna central de su vida.  ¿Non ves como a min todo mo prepara Dios?, fue quizás la frase que más veces le oí como calurosa bienvenida cada vez que volvía a verla.  Una frase que también se convertía a menudo en un verdadero talismán  frente a cualquier problema o dificultad que advirtiera en mi vida: Non teñas medo nin te acobardes, que xa Aquil cho a de dispor segundo millor conveña.

Pero si, en el calor de alguno de esos cuentos que yo le improvisaba, advertía que la cosa se iba poniendo fea (Entón sentín cómo me arrepenaban e un de aqueles  felos das chocas no cu turraba de min querendo levarme pro fondo…), no tardaba en hacerme callar (¡Cala, cala, tolo, máis que tolo!) y, dando un suspiro (¡Sempre fun moi medrosa!), volvía a centrar su atención en las magdalenas de la merienda o te decía que prefería dormir un rato.

Mai Generosa, que  falleció el 3 de marzo de 2011, a escasas semanas de cumplir 96 años, hubiera celebrado este 22 de abril de 2015 su primer centenario. Como hacemos a menudo desde su ausencia, pero hoy de forma especial, sus cuatro hijos y el resto de la extensa familia la recordaremos con todo el cariño que sembró entre nosotros. Un legado que, junto con el recuerdo de la bondad y honradez paternas y la memoria de otros seres entrañables, sigue siendo nuestro vínculo más firme: el puerto seguro al que siempre volvemos, cada vez más admirados y agradecidos por la lección de generosidad, valentía, confianza y ternura que Generosa nos dio a lo largo de toda su vida.  

Felicidades, mamá, sigues viva en nuestro recuerdo y siempre estás presente en nuestro corazón.
  
En la foto superior (de SPM), Paco, Manolo, Alfredo y Antonio, alrededor de Generosa cuando celebramos sus 90 años.


Olivera centenaria Generosa, en Cortijo Blanco,
Valle del Guadalentín (Murcia).
Fue bautizada así en honor de
Generosa Campos Fernández (1915-2011)
Cortesía de Pepe Buendía.



martes, 21 de abril de 2015

Zulo o luz


Al volver sobre mis pasos, después de sacarla de las tinieblas con ayuda cercana, caí en la cuenta de que la frase bumerán (o sea, ese palíndromo que campea ahí arriba) se había cerrado sobre sí misma y se negaba a contarme su historia. No sé qué experiencia tienen ustedes en tratar con palíndromos. Los imagino personas sensatas y supongo que se mantienen lejos de estas loquerías, un pasatiempo estéril de gentes desocupadas que no parecen estar contentas con la historia oficial y siempre le andan buscando la vuelta a todo, empezando por las palabras. Sin ser ese mi caso, lo cierto es que por motivos inconfesables en las últimas semanas me he tenido que enfrentar varias veces a estas criaturas. Y casi siempre he sabido por dónde tirar y dar el siguiente paso que, como todos los infantes que aún gatean presienten, es el más difícil. Pero esta vez no. Bueno, hubo un primer atisbo de historia que tenía su gracia: consistía en relatar hábilmente una anécdota que pareciera que transcurría en un ambiente de secuestro etarra, aunque procurando disponer en el texto de forma estratégica unas cuantas parejas de palabras ambiguas, para que finalmente llegara a descubrirse que en realidad el cuento trataba de un grupo de espeleólogos atrapados en una sima, una de esas noticias que de cuando en cuando mantienen en vilo a los interesados en las hazañas del subsuelo. Pero cuando iba a desarrollar ese argumento de doble vía se me apareció el fantasma no invitado de la luz que está secuestrada en el zulo (comprendo que el grado de abstracción de esta imagen roza la inanidad, pero qué culpa tengo yo del ser indócil de estas entidades), hubo algo parecido a un corrimiento de tierras, todo se vino abajo y la salida quedó taponada. Así que me quedé sin argumentos, completamente a oscuras, enfrentado a un dilema ante el que solo se me ocurre decir que las cosas no son lo que parecen. O que, en realidad, no hay tal dilema. Porque la "o" del título no distingue ni desmembra sino que identifica. Y, por tanto, la luz es el zulo y la caverna está habitada, en su centro, por una claridad tan nítida que no deja ver ninguna otra cosa. Y eso es lo que hay. No me negarán que la imagen tiene su propia fuerza como metáfora de la verdadera naturaleza del universo, con ese su ser de estar balanceándose, hasta que el tiempo dure, entre el orden y el caos, y proyectando, de paso, este espejismo al que llamamos vida. Y aún nos parece poco.




Rescatado de los Arcones de la Posada
Primera publicación 21/09/2013 0:00

domingo, 19 de abril de 2015

La pregunta del billón


¿IRÁ RATO...? ¡TARARÍ!
(AJR: 3, 13; Palíndromos ilustrados, XLI)

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Sostiene Juan Filloy,  gran maestro del arte palindrómico y uno de los que más agudamente y con mayor énfasis ha reflexionado sobre sus cualidades, que la rara condición de las frases capicúas es de tal naturaleza que «en ninguna [otra] parte... se conjugan tan bien la existencia y la coexistencia». Y añade, en un tono que tal vez no hubiera desagradado a Borges, y que a nosotros acaso nos sirva para asimilar la dosis creciente de asombro e ira inmóvil que "sucesos" como el de Rato nos inyectan: «Tómese cualquier frase palindrómica. Literal, conceptualmente, posee una entidad lógica indiscutible. Mas, en esa posesión coexiste otra entidad idéntica oculta, que parece que no existe. Tal [es] el milagro privativo de la palindromía. ¡Único de absoluta unicidad! En la falacia del espejo "parece" convivir lo que existe y no existe. Parece: porque el reflejo no es más que imagen, elemento exterior, no vida: sólo en la taumaturgia de la palindromía es posible discernir, en la misma identidad literal, la singularidad ortográfica y conceptual. [...] La palindromía revela el misterio de la doble personalidad inserta en una». (Karcino, Tratado de palindromía, El cuenco de plata, Buenos Aires, 2005).

(Foto de Rodrigo Rato, de autor desconocido, tomada de El Huffington Post)

viernes, 10 de abril de 2015

El primer estriptís emitido en TVE



Entre los 50 anuncios televisivos que la Asociación Española de Anuciantes ha seleccionado para celebrar sus 50 años de vida figura el que puede verse sobre estas líneas. Corresponde al año 1959, sólo tres años después de que la televisión debutara en España. Así que, con toda probabilidad, se trata del primer, y durante décadas único, estriptís emitido en TVE, la televisión que durante todo el franquismo fue la única existente.

La pieza tiene el sello característico de los fundacionales Estudios Moro, la gran factoría española creadora de publicidad y de personajes como los de la familia Telerín o la calabaza Ruperta, entre otros varios que colonizaron nuestras miradas infantiles o ya adolescentes. Su principal impulsor, José Luis Moro, falleció el pasado mes de enero.

De este delicioso espot es fácil destacar algunos referentes cinematográficos bien visibles, como el agujero del principio, que tanto recuerda a la madriguera de Jerry, el ratón que siempre lograba burlarse del gato Tom. O, y sobre todo, el sensual desenguantamiento de Rita Hayworth en Gilda, la película que la censura convirtió en un imborrable mito erótico para toda una generación, poniendo de relieve que, en general, las prohibiciones ligadas al deseo solo sirven para avivarlo. Sobre esa célebre escena se llegó a afirmar que, tras quitarse el guante, la actriz se desprendía de todo lo demás...

¿Cómo se le pudo colar esta joya del erotismo y la insinuación a la férrea censura de la época? Resulta raro que, además de la evidente referencia sexual citada, los censores no se sintieran alarmados ante la metáfora carcelaria del gallinero, la cresta enhiesta y probablemente roja de los gallos, los aplausos anónimos ante el despelote... Por no hablar de las sibilinas referencias zoofílicas, un tipo de alusiones que rara vez escapaban a las aguas turbulentas de los habituales pantanos pecaminosos con que los censores torturaban su conciencia (y, de paso, avivaban nuestra imaginación). Puede que todo se diera por bien empleado, ante el castigo final de la cazuela que le espera a la gallina, no sólo por gallina sino por... fina.

Visto y disfrutado ahora,  además de por todos sus valores artísticos y arqueológicos, el anuncio bien puede considerarse como una lograda ilustración del caldo de cultivo en que se forjó nuestra sensibilidad.

domingo, 5 de abril de 2015

5 de abril



Brilla hoy más Clara***,
de Domingo Florido,
la Luz de Abril.

(¡Feliz primer cuarto de siglo!) 


*** Hmmmmmm

miércoles, 1 de abril de 2015

Profecías para hoy



En la Red, que cada vez más viene a ser la sigla de algo así como la Realidad Extensamente Dilatada, las cosas van tan deprisa, que las profecías parecen oráculos del pasado. En los últimos 25 años, una magnitud en la que en estos días tiendo a pensar a menudo por motivos personales, no existía casi ninguna de las tecnologías infocomunicativas que hoy nos rodean y lo invaden todo. O si existían, no estaban al alcance de casi nadie, ni ofrecían las posibilidades que los nuevos artilugios de todo tipo ponen ahora a nuestra disposición. Pensemos, simplemente, que en 1990 los teléfonos móviles (el adjetivo, impropio, aún no se habia sustantivado) eran auténticos ladrillos. Y palabras como internet, chat, blog, spam o no digamos la hiperexitosa selfie, tan absurdamente canonizada por la RAE, eran ignoradas por completo, al menos en sus usos actuales.

Pero no hace falta ir tan atrás para comprobar la velocidad a la que evolucionan los recambios tecnológicos. Basta obervar este vídeo, fechado en el año 2005, para ver hasta qué punto ciertas derivas de las TIC son bastante imprevisibles. Aunque también es verdad que cada vez resulta más difícil ser cabalmente conscientes (o simplemente conocedores) de lo que en realidad está ocurriendo desde el punto de vista tecnológico.

El vídeo, cuyo tono ligeramente apocalíptico puede resultar en algún momento incluso risible, pinta un panorama para 2015, a nueve años vista, que en alguno de sus vaticinios (ese Googlezon amenazador, o la desapariciòn de la prensa escrita) no se han cumplido en la fecha prevista, mientras que otros (y, singularmente, el impacto brutal de las redes sociales sobre los usos cotidianos y la penetración de los nuevos medios en la biografía de las personas) han ido mucho más lejos de lo previsto. Me parece, en todo caso, un documento interesante para meditar sobre estas herramientas que cada vez están más presentes en nuestras vidas. Y no de forma inocua.

sábado, 28 de marzo de 2015

La hora del planeta: algo hay que hacer



Este sábado 28 de marzo, entre las 20:30 y las 21:30, 
en la Posada apagaremos la luz para unirnos 
a la campaña anual La Hora del Planeta
que propone hacer una pausa significativa
en el consumo energético. 
No es que vaya a servir de mucho 
ni acaso sean estas las iniciativas más necesarias. 
Pero algo hay que hacer. 
Cada uno. 
En cada momento. 
Cosas tan simples y sabidas
como gastar menos energía, 
abrir menos los grifos, 
reciclar todo lo reciclable, 
consumir menos...  

miércoles, 25 de marzo de 2015

En el sexagésimo, primo, año de mi vida...


Esta figurilla de terracota, con toda su gracia y su antigüedad (certificada) de más de 3.800 años, es una pieza siro-hitita que probablemente (es una suposición) represente algo así como el rapto de Europa. O tal vez una fuga de amantes a lomos de una dócil y sagaz cabalgadura. Quién sabe si no se trata de una cabalgata festiva, y hasta un tanto carnavalesca, hacia alguna romería local al borde de las aguas. Una especie de Rocío marismeño del segundo milenio antes de Cristo. La pieza tiene todo el encanto de las artesanías salidas de manos acostumbradas a moldear la sencillez de la belleza. Y toda la ingenua creatividad de un espíritu infantil, que acaso sea el que ha mantenido en pie a la humanidad durante siglos. Y es el que todavía nos sigue iluminando, incluso a través de grandes artistas, porque acierta a retratar la realidad al trasluz de algunas de sus líneas esenciales. De un modo u otro, y en la misma onda de la diosa de las serpientes o el disco de Festos, es una imagen que acaba de llegar, primo, a mi vida ya sobrepasada la sexagésima puerta, junto con un juego clara y bellamente modernista (art déco, para ser exacto) de pluma, lapicero, abrecartas y tampón para lacre (esos viejos rituales), todo bien acomodado en un plumier que manos amigas han reconstruido con delicadeza; unas soleares redondas a ritmo de vals vienés; un vistoso cinto bien acompañado de dos pares de calcetines de hilo amable;  unas botellas de aceite de oliveras centenarias; una comida algo más que deliciosa en lo de Covadonga de la Rica -- que resulta ser hermana de una antigua compañera de trabajo y sobrina de un viejo querido sabio amigo-- y algún detalle más que, por más íntimo, me guardo. Así da gusto cumplir años. Aunque sean ya de un decenio inverosímil. Que sigan viniendo, primo, que seguirán siendo bienvenidos. Y gracias a todos. Y a la vida.

viernes, 20 de marzo de 2015

Bienvenida, primavera del eclipse


La primavera, estación tópica donde las haya y trópico del año que marca la deriva de la luz hacia las costas cálidas y los cuerpos desnudos, llega este año, el decimoquinto del tercer milenio (según algunos cómputos), envuelta en un eclipse de sol que nos ha dejado algunas imágenes en verdad espectaculares. La extrema realidad de estos fenómenos astronómicos y su presencia absoluta en nuestras vidas sin duda ponen en evidencia nuestra pequeñez en la inmensidad del universo y lo inexorable de las leyes que lo rigen. Pero también nos invitan a soñarnos astros errantes, pasajeros del infinito cósmico, como con tanta belleza y exactitud nos enseñó Carl Sagan.

Algunas de estas imágenes revelan, de forma sorprendente, una condición o naturaleza oculta del sol, que nos lo muestra como un cuerpo oscuro, fantasmagórico, del que nos llega toda la luz. En otras, la danza de los astros parece haberse confabulado para trazar símbolos poderosos de nuestro tiempo, en el que aún no han cesado, por ejemplo, las guerras de religiones, ni están claros los rumbos que van a seguir los pueblos. De cualquier forma, la primavera ya está llamando a la puerta. Y es una cortesía, además de un placer y una necesidad, decirle que pase,


Imágenes del eclipse de sol  tomadas de el_país


lunes, 16 de marzo de 2015

La Rioja, revisitada

Desde hace algunas semanas está disponible en librerías una nueva edición (ya la sexta) de la Guía Total de La Rioja, publicada por Anaya Touring. En esta ocasión, además de actualizar por completo las informaciones prácticas, he ampliado considerablemente la excursión de la Ruta de los Dinosaurios y las entradas referidas a la comarca de Los Cameros, el Nuevo y el Viejo, que en los últimos años ha conocido cierto desarrollo turístico, además de incrementar las posibildades de conocimiento y disfrute de su impresionante naturaleza. Las informaciones referidas a Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Calahorra, Alfaro (excelente la restauración del interior de la colegiata de San Miguel), Briones o los monasterios de San Millán, entre otras, han sido reelaboradas, así como la amplia ruta por La Rioja alavesa, ya incluida anteriormente. También la semidesconocida comarca de Las Viniegras, fronteriza con las altas tierras sorianas y con los mencionados Cameros, es objeto de atención.

Durante unos intensos días del pasado mes de agosto volví a recorrer la región, de este a oeste y de norte a sur, y pude comprobar que, bajo el dédalo de autopistas y autovías notablemente ampliado o mejorado, mantiene sin grandes cambios sus principales alicientes. Los signos de modernidad son perceptibles, además de en algunas localidades, en el tradicional ambiente de las bodegas, una de las grandes novedades de los últimos años, y que ha dado pie al desarrollo del llamado enoturismo, con el vino y la gastronomía como principal argumento viajero. Aunque es cierto que, como en el resto del país, la crisis de los últimos años ha dejado huellas visibles en la comunidad riojana, no lo es menos que sus principales atractivos, tanto paisajísticos como monumentales y, sin ningún género de dudas, gastronómicos, siguen siendo muy poderosos. La aspiración de esta guía, todavía impresa pero ya muy atenta a las nuevas formas y tecnologías  viajeras, es la de convertirse en una herramienta útil para comprobarlo. Transcribo a continuación el prólogo que he escrito para la nueva edición. 


Siete viajes al país de los siete ríos

La Rioja es la comunidad autónoma más pequeña de la España peninsular: solo ocupa el uno por ciento del territorio. Sin embargo, su espacio geográfico es muy rico y variado, en gran parte debido a los siete ríos que configuran otros tantos valles. Ya solo los nombres de estos cursos fluviales (Oja, Tirón, Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos y Alhama) cifran sugerencias que bien pudieran convertirse en poderosos argumentos viajeros. Todos ellos, además, son afluentes del gran padre Ebro, cuyos profundos meandros dibujan los perfiles fronterizos de la comunidad respecto a las tierras castellanas, vascas, navarras y aragonesas.

Seguir el curso de un río tal vez sea la metáfora más perfecta del viaje. En el caso de La Rioja, no sería difícil organizar un recorrido completo y ordenado por la comunidad guiándonos por esos siete ríos. Aunque naturalmente implicaría idas y venidas por itinerarios poco prácticos para los usos viajeros actuales. Pero, si no pegados de forma estricta a esos siete trayectos fluviales, sí podemos resumir los principales atractivos que la comunidad riojana ofrece al viajero de hoy identificando siete viajes posibles, cada uno guiado por un argumento bien preciso.

Es inevitable comenzar por el viaje al reino del vino, sin duda lo primero que se nos viene a la cabeza con solo oír el nombre de una región que ha convertido el fruto de sus viñedos en su mayor signo de identidad y de reconocimiento en todo el mundo. El Ebro bien puede ser el guía de un recorrido que, desde Haro y Briones hasta Calahorra y Alfaro pasando por Logroño, nos permitirá visitar un sinfín de bodegas. Muchas de ellas han sido renovadas con una apuesta tan firme por la modernidad, que incluso parecen naves espaciales recién aterrizadas sobre los viejos campos de labor.

El propio Ebro y el Najerilla dan pie para el viaje al corazón del Camino. Hablamos, claro está, de la ruta jacobea. Y es que la principal vía de peregrinación a Compostela tiene en la Rioja estaciones tan principales como Navarrete, la propia capital, Nájera y, sobre todo, Santo Domingo de la Calzada, patria del gran constructor de puentes, caminos y hospitales. Un desvío de esta ruta, imprescindible por su valor simbólico y por su encanto paisajístico, es el que nos acerca al Monasterio de Valvanera, en pleno corazón de la serranía.

Desde Valvanera es fácil derivar hacia otro recorrido que la Rioja nos propone: el viaje a la cuna de la lengua. Tiene su epicentro en los monasterios de San Millán de la Cogolla, declarados Patrimonio de la Humanidad. Tanto en el fundacional de Suso, donde el monje Berceo comenzó a utilizar con soltura y gracia el «román paladino en el qual suele el pueblo fablar a su vecino», como en el Monasterio de Yuso, en el que se rinde tributo a los orígenes de la lengua castellana y se impulsa su estudio, son numerosos los placeres viajeros que ofrece una singular unión de cultura, arte y filología. Y todo ello en el sensitivo entorno del valle del río Cárdenas (afluente, por cierto, del Najerilla), frente a paisajes sobre los que parece estar flotando el mismo aire que inspiró una nueva forma de nombrar el mundo.

Una cuarta propuesta, de la que pueden ser guía adecuada los cursos del Iregua y el Leza, es el viaje a la tradición. Admite rumbos muy diversos, pero no nos equivocaremos si lo centramos en el recorrido de los dos Cameros, viejas tierras de trashumancia y de oficios ya extinguidos que ahora buscan, y con cierto éxito, nuevos impulsos de la mano del turismo rural y el disfrute de sus paisajes privilegiados. Es una senda que ya han recorrido poblaciones como Ezcaray, uniendo naturaleza, deporte, tradición y gastronomía.

Y ya que surge esta última palabra, no podemos olvidar que todo recorrido por La Rioja acaba siendo, tarde o temprano, una ruta del buen yantar. Las posibilidades en este apartado son muchas, pero las más peculiares y suculentas son las que dan pie para realizar un viaje a la verdura. Lo podemos situar en las bajas tierras que riega el Cidacos, en torno a Calahorra, donde no en vano se ha inaugurado un museo que tiene este mismo cometido.

Con su evidente herencia romana, Calahorra es un buen punto de partida para llevar a cabo un intenso, imprescindible, viaje a la historia. Numerosas son las posibles etapas del mismo a través de una zona llena de nombres como Clavijo, Sajazarra o Viguera, pero no hay duda de que ha de tener uno de sus principales hitos en Nájera, antigua corte y panteón de los reyes de Pamplona.

Y, por último, más allá de la historia, el viaje a la prehistoria. El Cidacos, junto con el Alhama,  su afluente el Linares y el tramo medio del Leza, reúnen en su entorno el conjunto de yacimientos de huellas fósiles y otros rastros de dinosaurios más importante de Europa. Cornago, Enciso e Igea son las poblaciones de referencia de este séptimo y definitivo viaje al Cretácico, que se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la zona. Es, además, un adecuado colofón para comprender que todo viaje (ese río que nos lleva) es siempre una suma de sensaciones, de emociones, de imágenes y de imaginación.

Alfredo J Ramos © Grupo Anaya, 2015.

Alfredo J. Ramos © Grupo Anaya, 2015

viernes, 13 de marzo de 2015

El coleccionista de enciclopedias

Bin Laden en su refugio de Tora Bora.
Imagen cedida por la oficina del Fiscal de Nueva York y tomada de el_país.

El hombre del turbante blanco, el rostro aceitunado y la negra barba piramidal, posa ante las cámaras sentado en postura yóguica, ataviado con vestimentas disímiles, como si hubieran sido recolectadas en un baratillo para hacer un teatro de aficionados o, simplemente, para andar por casa en pie de guerra. Y de esa guisa, lanza una mirada levemente perdida, o ensimismada, mientras pronuncia, acaso de memoria, una sentencia que quiere que suene como amenaza creíble para unos y como canto hipnótico para los próximos. Sin embargo, por detrás de toda esa representación, mitad desmintiéndola y mitad corroborándola, lo que se pone de manifiesto es una oculta o desconocida condición del personaje: parece alguien que ha dedicado la mayor parte de su vida a coleccionar, fascículo a fascículo y tapa a tapa, todas esas enciclopedias que se alinean a su espalda, sobre el diván y el lecho (aquí duerme el arma), y cuya temática no costaría mucho adivinar, si fuera necesario. Es probable que todas ellas sean solo encuadernaciones de una misma y reiterada idea. Y es posible, también, que algunas contengan técnicas útiles para algún tipo de bricolaje, el manual del muyahidín autosuficiente, tal vez unos cursos de aeromodelismo. Y no ha de faltar, en un lugar destacado de la pulcra y escuálida biblioteca, un breve tratado del juego de ajedrez que incluya, entre sus infinitas variaciones, esa estrategia básica que pasa por el derribo de las torres del rival.

lunes, 9 de marzo de 2015

La belleza que cura

Aquí debería verse una noticia de RTVE1 en la que se cuenta, con imágenes, como un enfermo terminal pidió ver de nuevo los cuadros de Rembrandt como último deseo antes de morir. Este lienzo blanco en que se ha convertido el presunto enlace ofrecido por la pestaña «ponlo en tu web» tal vez esté mostrando un signo de la gran contradicción de estos tiempos en los que el exceso de información y de imágenes, buena parte de ellas secreciones purulentas y hasta cancerígenas del yo, empieza a ser un verdadero problema: el problema del vertedero. Los últimos autorretratos de Rembradt muestran el que si duda es uno de los estados de mayor transparencia alcanzado por la expresividad humana. Son la vida con toda su luz. Y el mayor consuelo. 

martes, 24 de febrero de 2015

Rosalía, aniversario



Se cumplen hoy años (178, si no hago mal las cuentas) del nacimiento de Rosalía de Castro. Como es sabido, a ella le debe la lengua gallega el inicio de su renacer como lengua de cultura. Un resurgimiento enraizado en la cultura popular y que, a lo largo del último siglo y medio, ha logrado traducirse en una gran riqueza de obras, movimientos y nombres, hasta culminar en un presente brillante en lo literario, pese a que todavía haya que batallar para lograr la plena normalización del uso del gallego y frenar el relativo descenso de hablantes que se ha producido en los últimos años. Hace sólo unos días, las calles de Santiago acogían un clamor popular para reclamar de las autoridades de la Xunta el cumplimiento de sus obligaciones al respecto. Las tantas veces vidriosas cuestiones nacionalistas, siempre en trance de convertirse en una pelea de gallos, en lo relativo a la defensa de la lengua tocan aspectos muy sensibles, cruciales en su razón de ser, y nada parece más justo y razonable que garantizar a los ciudadanos el derecho a conocer y utilizar la forma de nombrar el mundo más cercana a su propia tradición y a sus querencias. Pero, además, no vendría mal que el Gobierno central se preocupara un poco de potenciar la presencia de las lenguas peninsulares en el resto de España, pues son el vehículo del conocimiento y disfrute de una riqueza cultural cuya valoración y difusión adecuadas parece la mejor manera, junto con la justicia económica, de asegurar la cohesión del Estado. Es una lección que, entre otros, ya nos enseñó García Lorca con su especial aprecio de la figura de la escritora y del idioma gallego. Esta Salutación elegíaca a Rosalía, que Amancio Prada interpreta con su habitual cuidado y devoción, es una buena prueba.

lunes, 16 de febrero de 2015

Trabes


Hay frases que prefieren seguir vivas
Y lápidas carentes de sentido
Los huesos del poema son elásticos
Pueden sobrevivir a la catástrofe
El poeta se mueve entre dos mundos
Entre dos muros  En medio de las aguas
Como Ulysses atado en la cubierta
Sabe que son sirenas engañosas
las que roban su espíritu  Descifra
sus infinitos nombres sombreados
Las ama con pasión  Clama por ellas
Siente cómo se alejan con su carga
De veneno inmortal y nudos corredizos
Pasa la tempestad  La calma extiende
su sombrilla de tópicos amables
Las lápidas arropan a sus muertos
Y hay frases que prefieren seguir vivas



Imagen 
Ruinas de la ermita de San Xoán do Cachón, posible primitivo enclave del Mosteiro de Santo Estevo, en Nogueira de Ramuín, Ourense. 
En el dintel puede leerse esta inscripción: 
«+ CUM DEI ADMINICLO / FRANKILA ABBA CONDIDIT OPUS / ERA DCCCCLVI»
Foto © AJR, 2007.



Rescatado de los Arcones de La Posada.
Primera publicación: 30/07/10 16:50.

domingo, 15 de febrero de 2015

Hoy mismo, acaso ayer, cada mañana

Raoul Dufy: L'Atelier.
Para creer en ti
sólo hace falta
abrir los ojos.
La fe no es eso.
Lo sé. Pero no creo
que me haga falta
ni siquiera la fe
para creer 
                     en ti
como ahora creo.



viernes, 13 de febrero de 2015

¿Qué sería de nosotros sin la radio?


Lo de los «Días Mundiales de...» es una milonga que ya parece excesiva, incluso como broma. Pero cuando tienen apellidos como el de hoy (ya casi ayer), Día Mundial de la Radio, a uno le cuesta poco sumarse a la fiesta y aprovechar la efemérides para escribir un post: este. Un post en el que lo único que me gustaría escribir es la misma frase que una vez le mandé a Mara Torres, a la Cadena Ser, cuando ella era la conductora de Hablar por hablar y yo el oyente que muchas noches le enviaba un correo electrónico firmado por Farero, y que ella leía en antena. Un invento que tuvo cierto éxito, y que incluso llegó a contar con una sintonía propia (aún sobrevive en los archivos de la Cadena) y hasta una hora fija, al filo de las 3,33 a.m. Fueron, aquéllas, noches de duro bregar: estábamos actualizando la enciclopedia Espasa en turnos estajanovistas y en lucha contra el reloj, y la compañía cálida de las ondas era una barca segura para surcar la noche y alcanzar las horas altas de la madrugada, muchas veces bastante más allá del amanecer.

La radio es, sin ninguna duda, el medio que más cerca he tenido siempre. Y la verdad es que a estas alturas no soy capaz de pensar en mi vida sin ella. Ahora mismo, está sonando a mi espalda. Así que puedo repetir, con plena consciencia y vigencia total, la frase que una noche le envié a Mara, y que no era otra que la que encabeza estas líneas. Aunque no lo parezca, les aseguro que es mucho más que una pregunta retórica. De Farero, que de cuando en cuando aún sigue acudiendo a su Faro, tal vez hable otro día. En estos vídeos, Mara Torres lo recordaba, al volver a ponerse frente a los micrófonos del Hablar por hablar con motivo del 20º aniversario del programa.





Imagen superior: (c) Paco Farero, 2014, tomada de aquí. 

lunes, 9 de febrero de 2015

La danza del torno

Grabado de La fuga de Atalanta, de Michael Maier (1617).

No recuerdo la primera vez que vi un torno de alfarero. Pero debió de ser muy pronto, que no en vano uno nació en la llamada «Ciudad de la Cerámica». Y muy próximo al colegio Cervantes, del que fui alumno de primaria hasta junio de 1964, estaba el alfar de Ruiz de Luna, el gran renovador del arte del barro noble en Talavera. Lo que no se me olvida es la fascinación inmediata al contemplar su movimiento, tan hipnótico. Y la sorpresa añadida de comprobar que las manos del artesano en verdad estaban llenas de magia y podían modelar y dar vida a cualquier cosa. 

Las subidas y bajadas de la pella de barro, su estilización o engrosamiento, con tan sólo presionar el alfarero en uno de sus puntos o disponer los dedos de una u otra forma, el modo milagroso en que iba apareciendo la pieza deseada..., todo era un espectáculo visual de enorme atractivo, una suerte de juego maravilloso. 

Pensando en ello, caigo en la cuenta de que el movimiento del torno y el baile de los cables de la electricidad o del telégrafo, observados desde un tren en marcha, son dos experiencias que, a muy temprana edad, probablemente me revelaran la importancia del ritmo. Y la forma especial de belleza que hay en las cosas que se ordenan según su propia música. 

En esa deriva, he llegado a pensar que mi temprana afición a las canciones y el gusto posterior por las palabras gobernadas por el ritmo --en suma, mi interés por la literatura y, en concreto, por la poesía--, es probable que tuvieran que ver con esa primera intuición del movimiento pautado y su capacidad de encantamiento. 

De no muy distinta naturaleza fueron las revelaciones sorprendentes contenidas en las simetrías de algunos romances --el de las tres cautivas o el de la penitencia del rey don Rodrigo-- o en los recurrentes finales de muchos cuentos, y en especial en las truculentas historias que me contaba la señora Anselma, una anciana amiga de mi madre que pasó muchas horas a mi lado durante mi infancia. 

Todo ello componía una danza circular que, gozosamente, estos vídeos me han traído a la memoria, al tiempo que volvía a quedar atrapado en la mágica red de los ritmos geométricos.