lunes, 18 de octubre de 2021

COMO ROCÍO NACIDO DE LA NOCHE

Edward Hopper: Compartimento C, coche 193, 1938.
Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.

Aquellos cuerpos que se habían conocido en un viaje en tren nocturno entraron en íntimo contacto por una prodigiosa cadena de casualidades. Primero fue el equívoco en la asignación de las plazas de las literas, cuando ella dijo que no se hacía a dormir en la de arriba y él, alertado tal vez por la espontaneidad del comentario y por sus labios sensuales, le cedió la suya, justo debajo, y hubo ya entonces un intercambio cómplice de sonrisas que a ninguno de los dos debió de pasársele por alto. Fue luego una larga conversación en el pasillo, junto a la ventanilla del “es peligroso asomarse al exterior”, con intercambio de palabras muy cálidas y algunos roces de manos y antebrazos que supusieron un avance muy notable en la familiaridad y el mutuo agrado, además de una incipiente pero muy sensible erección por parte de él. Y, al amanecer, cuando el convoy estaba entrando en la estación de destino, el joven dijo algo sobre el color de la mañana y la calidad del rocío nacido de la noche, y ella respondió con una insinuante invitación a comprobar, de camino a la ciudad, si las cosas eran como parecían. La última coincidencia decisiva fue que ambos vivían muy cerca y la casa de la joven quedaba de camino a la de él, de modo que la idea de compartir taxi vino casi sola y el trayecto fue tan efusivo que al llegar al primer destino descendieran los dos y, con la excusa cómplice de ayudarle con la no muy pesada maleta, ambos subieran al apartamento de la joven y allí se amaron como si no hubiera nadie más sobre la tierra. Aún se produjeron otras y más contundentes casualidades: daba la impresión de que la realidad se empeñaba en encauzar su encuentro sin escapatoria. Pero era una falsa sospecha. Casi nada dura para siempre y a ciertos modos de conocimiento les da todo el sentido el don de la brevedad. Así, lo que había comenzado al calor de un vagón de tren no tardó en entrar en vía muerta.

(LUN, 954 ~ Las musas de Macías)

domingo, 17 de octubre de 2021

LA CRIATURA

Imagen nocturna de los ríos de lava de la erupción volcánica de La Palma, 15/10/2021. 
©️Reuters/Sergio Pérez

Llevaban varios días con sus noches —sobre todo sus noches— sin poder quitar los ojos de las pantallas: los ríos de lava del volcán eran un espectáculo inenarrable, hipnótico, superior. La fascinación no hacía olvidar ni curaba el pesar por el caos material y el dolor de las gentes, ni tampoco la frustración por la ceguera del mayor ojo cósmico del planeta (el observatorio del Roque de los Muchachos), empeñado ahora, entre otras tareas de fondo, en escrutar cualquier signo de vida exterior. Fue entonces cuando la imagen del gran DRON reveló la existencia de un dibujo de extraña apariencia humanoide, no muy distinto del Índalo almeriense, y con cierta semejanza a imaginaciones recientes de llegadas del espacio exterior. Un pensamiento tan fugaz como cometa pasó por su mente: ¿Alguien quizás está tratando de hacernos entender algo? No lo sabemos. Pero de lo que no cabe duda alguna es de que se avecinan eventos inesperados y puede que trascendentales.

(LUN, 955 ~ Fotos que dan pie)

sábado, 16 de octubre de 2021

Teoría de Cuerdas

(En voz alta). Una explicación de hace cuatro años, pero aún útil: mientras no se consiga ‘cerrar’ un modelo de explicación científica del mundo que reduzca todas las inconsistencias, habrá que seguir siendo imaginativos. Es algo más que curioso que la realidad tienda a manifestarse como un multiverso, frente al universo de los modelos clásicos, algo, por otro lado, que hace mucho que conocen —y practican— los poetas. Entre el paisaje y la ciénaga, y con los límites y horizontes de nuestra percepción como tema candente, la tarea sigue siendo apasionante.


DESDE EL ACANTILADO (V)

EL DESTINO DE LA LITERATURA VISTO DESDE EL ACANTILADO (V, 60-67)

Mercedes Gordo: Faros en la bruma, 2017. Galería Artmajeur.

La empresa de China, de la Armada Invencible al Galeón de Manila, precede a las celebraciones que pueden leerse en los Diarios (1874-1884), y ya seamos yo, (u) otro, los cronistas del cambio, no hay duda de que aquí comparecen los momentos estelares de la humanidad: catorce miniaturas históricas que, sin olvidar su confluencia con el Libro del desasosiego, conforman el tema del tema. Y en eso coinciden varias artes que cumplen su función como fábulas de lo visible: el cine como creador de realidades. (Continuará)
(LUN, 956 ~ Desde el Acantilado)

viernes, 15 de octubre de 2021

LAS COSAS DE NOSTRA (4)

CRECIDO Y CÓMODO, AMÉN DE AMPARADO EN LA AQUIESCENCIA PASIVA PERO INMUTABLE DE LAS MUSAS, EL PROFETA PERORA FRENTE AL AUDITORIO

Tras la falsa alarma eburiense, me llegaron señales inequívocas de que Nostra había vuelto a sus predios del Auditorio Nacional de Música. Es este un espacio que él, como viejo habitante de la colonia de la Cruz del Rayo, considera propio o muy cercano porque, como me dijo una vez y volví a oírle repetir ahora, encaramado sobre esa especie de alpendre de granito que bordea el jardín vecino al espacio dedicado a Rodolfo y Ernesto Halfter, «es difícil encontrar mejor palenque que esta plaza de hemisférica gradería, justo delante de una fachada tan bien historiada y donde las musas vigilantes, a saber, Calíope, Melpómene, Clío y Talía, son el público más excelso y atento que predicador u orate alguno pueda soñar, y por añadidura, componen una audiencia cautiva, pues no creo que vayan a salir de su hermoso pasmo en piedra, o lo que sea, para disentir en algún punto de mis filosofías o, ni mucho menos, osar llevarme la contraria». Y hecho el prolegómeno, tras un rotundo carraspeo, Nostra prosiguió con una plática sobre —subrayó él—, «la plétora de imágenes de nuestros días». La copié literal y otro día la transcribo.
(LUN, 957 ~ Las cosas de Nostra)
Puede ser una imagen en blanco y negro de una persona y barba

jueves, 14 de octubre de 2021

«Arrebato», otra vez

Iván Zulueta en uno de sus cortos.
(Al filo de los días). Que la película Arrebato, de Iván Zulueta, es un punto y aparte en el cine español es algo que tengo bien claro desde la primera vez que la vi, la primera de al menos otra media docena de veces: siempre que la han repuesto en televisión (¿en un par de ocasiones?) y, de forma completa o fragmentaria y casi estudiándola, en el DvD que adquirí cuando aquella parecía la tecnología definitiva para guardar nuestros sueños. Una película sobre el fenómeno arrebatador del cine, tal vez como continuidad del veneno de los tebeos de la infancia; sobre el poder vampirizador y euforizante de la imagen; sobre el ensimismamiento, el deseo de saber qué ocurre realmente ‘ahí fuera’ cuando cerramos los ojos; y el deseo sin más y sin límites: el abismo tal vez de los paraísos artificiales, del secreto de los paraísos… Es una película tan absolutamente moderna (‘rimbaldiana’), tan adelantada a su tiempo, que puede que aún no la hayamos alcanzado del todo. Aunque debe de faltar poco porque sus imágenes nos siguen arrebatando con la misma y creciente intensidad, tal vez porque sabemos que hay en ellas una especie de profecía moral, estética, corporal… tan precisa, e incluso tan científica, que no tiene más remedio que cumplirse. En el improbable caso de que aún no lo hayan hecho (tampoco hubieran llegado hasta aquí), ‘arrebátense’. Y si ya saben de qué va, reincidan. No es fácil encontrar planes mejores.

DOS CABALGAN JUNTOS

Cuadro de Shawn Cameron.

Llevábamos juntos unas cuantas leguas cuando se acercaron por detrás, discretos, dos desconocidos que iban, algo inquietos, bien encaramados sobre sendas yeguas. Hubo raudo un roce de pocas palabras y entre las colinas, ya cerca del Paso, justo nos cruzamos antes del ocaso con un gran rebaño de ovejas y cabras. ¿Serían pastores quienes las cuidaban o más bien serían feroces cuatreros en busca de reses para sus requisas? No llegué a saberlo: las nubes pasaban, la noche caía sobre los calveros, íbamos con prisas... Y así nos quedamos, presuntos difuntos, mi colega y yo cabalgando juntos.
(LUN, 958 ~ «Fotos que dan pie»)