miércoles, 27 de enero de 2021

El loco inolvidable

(En voz alta). Casi todo ha pasado por la voz de Jesús Quintero. Y por sus silencios. En el eje de este programa de memorias (un hermoso recuento y homenaje) aparece con Iñaki Gabilondo, que ahora está también de retirada. Dos maestros. Dos modelos. Inimitables. Irrepetibles.

En defensa de las lenguas clásicas


(En voz alta). Vuelven a recrudecerse las amenazas contra las lenguas clásicas y, en concreto, contra el griego. Se multiplican también las reivindicaciones para que no se perpetre un nuevo disparate. Oigo en la radio a una joven estudiante andaluza aportar una razón vital y poderosa: «Es que cuando vas aprendiendo griego te das cuenta de que las cosas encajan». Difícil explicarlo con mayor precisión. Y urgencia. Todos estamos concernidos.



lunes, 25 de enero de 2021

Variaciones civiles (sobre el tema de España)

 

(... sobre el tema de España,
en la estela de JGB y en esta hora)
¿Y a qué España llamarle madre nuestra
con todos los demonios que la pisan,
no tanto hoy la pobreza como el tedio
y sobre todo el tedio que es pobreza
de corazón, cansancio ya sin hambre,
pura histeria sin solución posible?
Que si hay alguna solución posible
es seguro que no será la nuestra,
perdidas como están la sed y el hambre
de saberse: que el suelo donde pisan
nuestras almas lo cubre la pobreza
de quien ha sucumbido frente al tedio.
Porque para librarnos de ese tedio
que agosta el corazón sólo es posible
robarle su vergüenza a la pobreza
de tanto palpitar mudo y que nuestra
soledad y el barullo con que pisan
los espectros insomnes mueran de hambre.
Es más que un juego: sólo quien del hambre
probó su garra y quien mamó del tedio
la leche seca sabe que nos pisan
sombras inmensas siempre y es posible
que no haya más naturaleza nuestra
que la muerte con toda su pobreza.
Traspasado el umbral de esa pobreza
entramos en la casa que es más nuestra,
aunque sea también casa del hambre
sembrada por las huestes del gran tedio
que nos asuela sin que sea posible
escapar de las bestias que nos pisan
con sus recias pezuñas. Y nos pisan
no sólo en el dolor de la pobreza:
mas allá del cansancio y la imPosible
manera de ponerle fin al hambre
de sentido y de pan, mientras el tedio
convierte en casa suya ya la aún nuestra.
Mirad alrededor: las sombras pisan
los rincones y el tedio y la pobreza
son heraldos del hambre: el mal posible.

domingo, 24 de enero de 2021

Rosalía en Euphoria

 

(En voz alta). Rosalía, tal como su madurez la muestra. Y Euphoria, una serie del máximo interés. No para cualquiera.

viernes, 22 de enero de 2021

La arroba


(Al hilo de los días).
El triunfo de la @ o arroba, su liderazgo entre los signos más usados de nuestro tiempo, ejemplifica el ascenso hacia el éxito rotundo de lo que parecía marginal. Como si se hiciera verdad aquella hermosa metáfora del salmista: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular». Un ejemplo fértil de lo que cabría entender por justicia poética.

Creo que ha contribuido también a ello, por un lado, la estética material del grafismo, impulsada por el poder hipnótico del giro en espiral como representación del movimiento (tal vez un esquema del mundo interior del átomo, pero también del “baile” de las constelaciones). Y por otro, el no menor poder simbólico de su concreción gráfica: no es difícil ver en la arroba una representación esquemática de esa “tela de araña” que es la Red (Net), y no sería raro que algún precedente de ella, a modo de balbuceo rupestre, se encontrara entre las pinturas parietales de nuestros ancestros.
Desde un punto de vista cabalístico, es también relevante que el trazado en espiral del signo funda en un solo carácter el “alfa y omega”, señalando su condición de resumen (principio y fin) del “relato” esencial. Mucho en tan poco.
Curiosamente, si se parte de su significado inicial como abreviatura de unidad de medida, hay que concluir que, en realidad, no ha variado su destino: ahora, en cierto modo, mide el peso de la comunicación en nuestro mundo.

Aquí se habla de todo ello.

El desorden que dejas

(En voz alta)El desorden que dejas (la serie), después de atraparnos en sus agradables localizaciones, en un par de giros hábiles de la trama, bien resumida en la sugerencia de un título que es a la vez cifra de un modo de contar, y en el gran mano a mano interpretativo de dos muy buenas actrices, Lennie vs Cuesta, finalmente acaba defraudando por lo disparatado del desenlace y, también, por la incomprensible tortura que supone ver el esfuerzo de algunos actores por hablar español (castellano) con deje gallego. Nubarrones, me temo, de esa mentalidad reductora que es el nacionalismo.