jueves, 28 de noviembre de 2019

Por amor de lo que gira

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Juan Manuel Díaz Caneja: Barquillero, hacia 1949. Colección privada.
«Mi destino de ludópata —me confesó cuando, ya avanzada la madrugada, abandonábamos el casino— quedó marcado la primera vez que hice girar la ruleta del bombo del barquillero». Y mientras le ayudaba a sujetarse el proverbial tonel de "escaluchado" de los tebeos de nuestra infancia, añadió: «Aquel brillo volador me jodió la vida».
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miércoles, 27 de noviembre de 2019

Deriva

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Remedios Varo: La ruptura, 1957.
El dios oscuro, que conocía los secretos del metal líquido y era capaz de hacer crecer alas raudas y pedestres en casi cualquier cuerpo, yacía ahora camuflado en mitad del calendario y no cesaba de hacerse la misma pregunta: ¿para qué carajo sirve un miércoles?
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martes, 26 de noviembre de 2019

Caminando con Paco Caro

El poeta Paco Caro.
He aquí un poema de Francisco Caro para echarse a caminar en la mejor compañía. Y que a uno —puede ser cualquiera, pero cómo alegran las coincidencias— le emociona de manera muy especial. Gracias, amigo, te debo una caminata. Por lo menos.


Un poema: Con(versaciones)


Hay caminos que existen
para no ser andados,
sino dichos

yo acomodé mis días
a transitar por ellos porque todos 
guardan en sí
una noble belleza: lo inasible

espirales y dúctiles,
nunca, como el poema, se terminan
si no es por abandono, caminarlos
no supone llegar, sino hallar el regreso

lo sé porque con muchos
amigos los he hablado
en las calles y noches de Madrid

también porque yo mismo
con mi tiempo, el de ahora,
–tenga o no la razón– 
converso hasta el desnudo

o porque me sorprendo
andando cuando escribo
con el otro que fui, el que me acecha,
el que inquiere con saña, el que me incita
a justificaciones

una vez los anduve
con el hombre futuro
carente de extrañezas,
ese ágrafo callado que a voces me reclama

el que aún 
no quiero ser.

(Para Alfredo J. Ramos)

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Pandemonio

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Pieter Huys: El infierno, 1570. Museo del Prado, Madrid.
Aprovechando la confusión creada por las espitas de ácidos mórbidos —esa secuela íncuba del cambio climático—, demonios, dimonis, belcebúes y satanases, en estrecha y caótica mixtura con entes malignos de toda laya y perversión, comenzaron a aflorar por partes miles hasta convertir el ecosistema en un pandemonio de libro. Del Libro. La situación se volvió en verdad desesperada —y ya se sabe lo que reza el letrero a la puerta del Averno— cuando la caterva inmunda comenzó a brotar del interior de las propios criaturas humanas que, acaso por mera mimesis, tal vez por simple desidia beocia, se habían ido metamorfoseando, en sus adentros, en lo peor de sí mismas, y ahora no cesaban de proferirse en vómitos y ruindades. La circunstancia era en verdad oscura. Las peores profecías y jeremiadas, de las que tan a menudo habíamos hecho burla, parecían a punto no ya de cumplirse sino de instaurar el error como única y terrible realidad.
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lunes, 25 de noviembre de 2019

Tránsitos

La imagen puede contener: una persona, cielo, nubes y exterior
Por la Gran Vía de Hortaleza, Madrid. Foto © AJR, 2019.
Entre las horas muertas crece a veces
un musgo redentor. Él nos avisa
de que lo que queremos no es precisa-
mente ni fácil ni oportuno. Empieces
por donde empieces, siempre te mereces
algo menos gravoso: la sonrisa
de un semejante o un adiós sin prisa
son a menudo —y lo son con creces—
el mayor bien para el que aún no sabe,
ni de oídas, que en un abismo cabe
otro abismo, y en un silencio, un mundo.
Tránsitos de la vida, dulce o áspera:
saber vivirlos entre tanta máscara
es alta ciencia y un saber profundo.

Un intruso

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Salvador Dalí: Down The Rabbit Hole.
Ilustración para una edición de Alice in Wonderland,
Maecenas Press-Random House, New York, 1969.
Cortesía de William Bennett Gallery.
«¡Que llegas tarde, que llegas tarde!». ¡Vaya! El conejo del cuento de Alicia no sólo se había equivocado de sueño y de persona, sino que además parecía completamente desencajado y fuera de lugar. De hecho, aún no había llegado a verle del todo la cara cuando ha sonado el despertador.
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domingo, 24 de noviembre de 2019

En el zoo

Peter Paul Rubens: Daniel en el foso de los leones, 1614-1616.
National Gallery of Art, Washington DC
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(Osó rugir riguroso)

—Oiga, ¿usted sabe si los leones rugen hacia fuera o hacia dentro?
—¡Vaya pregunta! Todo el mundo sabe que los leones de toda la vida rugen para adentro.
—Tengo entendido que no es así.
—Pues vayamos al zoo y así podremos comprobarlo. In situ.
(...)
—A ver, haga usted algo que enfade al animal.
—No hace falta, con esta trompetilla será suficiente. Observe: ¡grutururuuuuuuú!
—¡A ver, a ver!
—¡Gruuu, gruñññ!
—¡Ve, hacia afuera, rugen hacia fuera!
—¡Bah! ¡Así no se ruge!
Y siguen disputando.
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