jueves, 14 de marzo de 2019

El castillete

La imagen puede contener: una o varias personas y personas sentadas
Giovanni Caracca (Jan Kraek) (atribuido)*: Triple retrato de los hijos mayores de
Catalina Micaela de Austria (Felipe Manuel, Manuel Filiberto y Vitorio Amedeo de Saboya),
1599. Col. Particular. 
De aquel lugar, cuyo aspecto estaba a mitad de camino entre una cárcel de madera y la jaula olorosa de los quesos, recuerdo sobre todo los espacios someros similares a grandes plumieres en los que podían juntarse todos los tesoros del mundo. El castillete era un rudimentario parque infantil o corralito doméstico y sé que en él pasé buena parte de los primeros meses de mi vida. No sólo porque me lo contaron muchas veces sino porque ahora, en mis sueños, suelo demorarme allí y permanezco en él largas temporadas sin tiempo preciso. En la faceta onírica de mi vida nocturna, se ha convertido en algo parecido a una acogedora cabaña de pensar. Y me gusta afincarme en ella.
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*Algunos estudiosos consideran que la autoría de esta obra podría corresponder a Sofonisba Anguissola (1535-1625), la pintora renacentista italiana establecida en la Corte de Felipe II.

miércoles, 13 de marzo de 2019

Cachivaches

La imagen puede contener: una persona, sentada
Charles Spencelayh: The Old Dealer (The Old Curiosity Shop), 1925.
«A usted, si le quitan la balanza del juego, el péndulo del reloj, la bacinilla del esputo, la perilla de las irrigaciones y el perol de la sopa boba, lo dejan en nada», vuelve el colega con su murga. «Es lo que hay», iba a responderle. Pero sólo lo pensé y me di la vuelta, sin complicaciones ni ruidos. Así no pudo decirme más nada.
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martes, 12 de marzo de 2019

Gila en tercetos

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
«El humor es la maldad de los hombres dicha con la ingenuidad del niño».
Dibujo de Idígoras y Pachi.

(Lecturas en voz alta). En el centenario de ese inmenso humorista de realismo extremo (más que surrealismo) que fue Miguel Gila es un placer repicar estos tercetos encadenados en los que mi amigo el poeta Antonio del Camino vertió varios de sus más conocidos monólogos. Un trabajo de fina orfebrería verbal que es, sin duda, uno de los más logrados homenajes tributados al gran maestro. Aquí dejo el enlace a uno de ellos, pero en el blog de Antonio hay varios más, fácilmente localizables con el buscador. Si no los conocen, aún tienen tiempo de aprovechar el día. Y el que avisa..., avisador.

Vuelve Zizou (un calambur*)

La imagen puede contener: 4 personas, interior
Andrea Mantegna: Los triunfos de César, IX (detalle), entre 1486 y 1505.
Hampton Court Palace, Londres.
A veces arde Roma... y ¡Ave, César de Roma!

(o viceversa).
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*u homofonía.

lunes, 11 de marzo de 2019

Música quebrada

La imagen puede contener: interior
Llamador de viejas sombras. En una antigua puerta de Eburia. © AJR, 2019.

No es fácil entender qué es lo que pasa.
Si retiras la mente, se vacía
el fulgor de los ojos. Sopla el viento.
El cuerpo es una concha a la deriva.

Y suena entre sus huecos una extraña
melodía sin fin: la vieja caña
del pensar, el dibujo que porfía
por ganarse el fervor del sentimiento.
Así, como si fueran las palabras
el esquema de un juego de caballos
sobre el atroz tablero de la vida,
la luz al declinar descubre aciagas
sospechas, quiebra músicas. Milagro
es que puedas contarlo todavía.

11-M, 15 años después



(Visto y oído en voz alta). 15 años ya y todavía del 11-M. Una ráfaga de tiempo y de dolor. Hemos visto cosas que no hubiéramos querido, tragedias que apenas nos parecían reales, hitos de desolación e infinita tristeza, revelaciones sin vuelta de hoja sobre un error de fondo en algunas estancias de la condición humana. O, simplemente, como decía Kurtz, el horror, el horror. El hecho bruto del terror. La música tiene, como pocas artes, la capacidad de hacer digeribles las emociones más ingobernables. A veces incluso a costa de darles una belleza algo pastosa, una sobredosis de sentimentalidad, un reclamo necesario de lágrimas que limpian. Aunque no haya modo de llorar el llanto. Ojalá nunca más.

«Visite el ambigú»

La imagen puede contener: exterior
Fachada del antiguo cine Coliseum, en Talavera de la Reina. Foto © AJR, 2019.
Como éramos jóvenes y algo descreídos, antes del fatal accidente que me costó la vida nos habíamos prometido que el primero en irse al otro barrio, si realmente había un más allá, volvería para avisar al otro. Yo decía que no y él que sí. Pues bien, no, no lo hay. No voy a darle la razón ahora. Además, no creo que soportara el susto. Y menos aquí, en el ambigú del cine Coliseum, flotando entre la ninfas del proscenio y en el intermedio de una sesión doble.
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