martes, 21 de febrero de 2023

CORRESPONDENCIAS (comillas dentro de comillas)

Rembrandt: Paisaje bajo la tormenta, 1637-1638.
Herzog Anton Ulrich Museum, Brunswick (Alemania).
Leyendo Historia del silencio de Alain Corbin, alcanzó a descubrir que «en Paisaje bajo la tormenta Rembrandt captura el momento en el que, antes del estruendo y la fulguración, se anuncia la tempestad mediante un ‘espesamiento’ del silencio como el que todos hemos experimentado al final de una pieza de órgano», según dejó dicho, sobre poco más o menos, Paul Claudel en varios lugares de su ensayo L’œil écoute.
(LUN, 466 ~ «Terra sigillata»)

lunes, 20 de febrero de 2023

CON LA U DE URRACA


Mucho antes que a la reina de ese nombre, antes incluso que al pájaro, o puede que de forma casi simultánea, diría que los niños no estrictamente rurales de mi generación la primera Urraca que conocimos fue aquella Doña Urraca de tebeo que, si no recuerdo mal y Google no me engaña, leíamos en Pulgarcito: su porte de pajarraco, su gran nariz curva, su cara de muy mala leche, su inseparable paraguas… Parece ser que la intención fue la de crear un personaje de terror maligno, a mitad de camino entre bruja y vampiro, servidora del mal y en busca siempre de alguna fechoría. No sé si lograba sus propósitos. Miedo nunca me dio. Haciendo memoria, creo que siempre me pareció un mariquita disfrazado de vieja, con una máscara de cabreo permanente que tal vez ocultaba alguna desgracia inconfesable, o no asumida, con aquel rictus de asco insuperable y su empecinamiento más que en la estricta maldad per se en hacerle la vida imposible al otro, en sembrar amargura. O, como se decía en términos estrictamente pandilleros, “no perder ninguna oportunidad de dar por saco”. Al parecer tuvo en algunas historietas el contrapunto de un personaje bobalicón llamado Caramillo. De este sólo me suena el nombre, pero sospecho que es por otra urraca doña bien real que conocí y a la que ese apelativo le iba como anillo al dedo. Cosas de la memoria. Caprichos del magín. Hay que dar cuenta de ellos, mientras se pueda.
(LUN, 468 ~ Serie Z/A)

VÍSPERAS

Edgar Degas: (Los bebedores de) Absenta, 1875-1876.
Musée d’Orsay, París.

Ya casi a pie de fosa, el viejo vate advirtió, no sin perplejidad, que la mayor parte de sus cuitas eran cuotas.

(LUN, 467)

EL DERVICHE QUE VIVE EN MI INTERIOR

Ilustración de Javier Serrano.

Muchas veces, al recogerme por las noches, tiendo a repasar los sucesos del día, valoro los destellos, si es que alguno, logrados en las horas cruciales y pongo a buen recaudo los esbozos exangües, como el que extiende sobre la lasca de pizarra los pescados conseguidos al bajar la marea. Cuando ya todo está reducido a su orden, comienzo mi danza. Y si hay suerte no dejo de girar hasta que la primera luz me hace señas al otro lado del cristal.

(LUN, 464 ~ «Los figurantes de Javier Serrano»)

domingo, 19 de febrero de 2023

OTRA LÁMPARA

Dándole vueltas a la arcilla en el torno, como el que espera la llegada de la gracia, se me vino a los ojos un poema que era justamente, no lo que estaba buscando, que eso es incognoscible por su propia naturaleza, pero sí lo que necesitaba en ese preciso instante: lo consideré un regalo o dádiva o mensaje oportuno y cabal, y me pareció, con ese parecer que a menudo parece secuestrarnos la voluntad cuando en realidad la potencia, que era mi obligación compartirlo. Es lo que hago. Saber leer es también ser leído, desleídos en el río de los significantes de la corriente que importa. Dice así:

«Se me va la cabeza. No recuerdo
sobre qué iba a escribir este poema.
Una imagen. Quizá una frase hecha
deshecha y reacuñada, que es recurso
de grato recorrido. Había pensado
deslizar ya de paso una indirecta
(parece esto Instagram) y alguna cita
de Poe o de Virgilio. Qué negocios
tan tristes estos trucos del oficio,
regalos y regüeldos de los griegos
o tal vez de los cuervos.
Uno quisiera hacer algo distante,
un conjuro de moda en la Tesalia,
un soneto brumoso y simbolista
o (el colmo del trucaje) un prosaísmo
al modo aquel de Parra y su parranda.
Pero no. Nos quedamos en el atrio
del poema, cazando lagartijas,
engañando a la sed. La poesía
eres tú, pero tú ¿quién coño eres?
Y por qué huyen de ti los que te buscan,
oh materia sin madre, sol sin día,
oh maldita entre todas las mujeres».
Son palabras de mi viejo amigo y ya cuate Alejandro González Terriza, y como en el siglo no nos vemos ni platicamos lo que sería menester, es un placer y un lujo buscar la ocasión y traerlo acá. O sea.
(LUN, 469 ~ «Otras voces», 3)
Puede ser una imagen de una persona, al aire libre y texto

sábado, 18 de febrero de 2023

De Cádiz el Carnaval



(En voz alta).
Un año más los Carnavales de Cádiz —con alguna ojeada a los de Badajoz y a los de O Entroido gallego— me alegran los días que preceden a la primavera. Ha habido mucho y bueno por el Falla, y fuera y “entre sol y sombra”, como es el caso de esta chirigota que se me había despistado (y recupero gracias a mi amigo el carpetano Alfredo Ahijado). Ayer me dieron las del alba viendo la final, un poco demasiado dilatada como espectáculo televisivo. Muy distinto debe de ser vivirlo in situ. No pierdo la esperanza. Dicen que quieren que declaren patrimonio de la Humanidad (no sé si material, inmaterial o epiceno) a los Carnavales de Cádiz. Y digo yo si no sería mejor declarar a la Humanidad patrimonio del Carnaval de por vida. Y que no decaiga.

EL BOLO ESTEPARIO

Gunter Böhmer: ilustración para Der Steppenwolf
(El lobo estepario), 
de Herman Hesse. Hacia 1961.

En los años algo giróvagos pero en el fondo inmóviles del final tardío de la adolescencia se recordaba así: perdido en el tedio de Eburia (si eso fuera posible) y pasando de las lecturas de Poirot a las de Harry Haller, mientras el horizonte se iba llenando de fuegos de artificio y el Carnaval, aún vetado, empezaba a mostrar su verdadero rostro incomprensible.

(LUN, 470 ~ «Clásicos profanados»)