Dándole vueltas a la arcilla en el torno, como el que espera la llegada de la gracia, se me vino a los ojos un poema que era justamente, no lo que estaba buscando, que eso es incognoscible por su propia naturaleza, pero sí lo que necesitaba en ese preciso instante: lo consideré un regalo o dádiva o mensaje oportuno y cabal, y me pareció, con ese parecer que a menudo parece secuestrarnos la voluntad cuando en realidad la potencia, que era mi obligación compartirlo. Es lo que hago. Saber leer es también ser leído, desleídos en el río de los significantes de la corriente que importa. Dice así:
domingo, 19 de febrero de 2023
OTRA LÁMPARA
sábado, 18 de febrero de 2023
De Cádiz el Carnaval
(En voz alta). Un año más los Carnavales de Cádiz —con alguna ojeada a los de Badajoz y a los de O Entroido gallego— me alegran los días que preceden a la primavera. Ha habido mucho y bueno por el Falla, y fuera y “entre sol y sombra”, como es el caso de esta chirigota que se me había despistado (y recupero gracias a mi amigo el carpetano Alfredo Ahijado). Ayer me dieron las del alba viendo la final, un poco demasiado dilatada como espectáculo televisivo. Muy distinto debe de ser vivirlo in situ. No pierdo la esperanza. Dicen que quieren que declaren patrimonio de la Humanidad (no sé si material, inmaterial o epiceno) a los Carnavales de Cádiz. Y digo yo si no sería mejor declarar a la Humanidad patrimonio del Carnaval de por vida. Y que no decaiga.
EL BOLO ESTEPARIO
Gunter Böhmer: ilustración para Der Steppenwolf (El lobo estepario), de Herman Hesse. Hacia 1961. |
En los años algo giróvagos pero en el fondo inmóviles del final tardío de la adolescencia se recordaba así: perdido en el tedio de Eburia (si eso fuera posible) y pasando de las lecturas de Poirot a las de Harry Haller, mientras el horizonte se iba llenando de fuegos de artificio y el Carnaval, aún vetado, empezaba a mostrar su verdadero rostro incomprensible.
viernes, 17 de febrero de 2023
De la prensa de provincias
(En voz alta). De cuando en cuando, suelo darme una vuelta por la “prensa de provincias”, forma muy útil de evitar miradas aún más miopes y frecuente fuente de comprobación de que, dentro de su cacareada globalidad, el mundo es siempre una excepción. O está en la posibilidad de serlo. Hoy, con todo, lo que me ha llenado más la atención es el eco preciso y muy pertinente de lo que podríamos llamar “un suceso nacional” (la muerte de Carlos Saura) y servido además por la pluma tan sabrosa de Méndez Ferrín en el Faro de Vigo. Quiere el azar que a su lado aparezca un también interesante artículo de Julio Llamazares sobre Barea, texto que curiosamente acababa de leer en El Periódico de Catalunya. Tampoco está nada mal el artículo de Matías Vallés sobre Raquel Welch, de modo que puede decirse que el pliego va bien aprovechando. Digo.
CUENTO TRISTE
Montaje con la figura de «El médico de la peste», una de las máscaras clave del Carnaval veneciano. |
Pensaba que se acababa la tinta, el amanuense.
miércoles, 15 de febrero de 2023
En recuerdo del profesor Martínez Montávez
(En voz alta). Por la precisa y sentida necrológica que en El paí’ le dedica Carmen Ruiz Bravo-Villasante, me entero de la muerte del profesor Pedro Martínez Montávez, reconocido arabista, catedrático y rector universitario, gran estudioso y divulgador del mundo árabe, así como uno de los más eficaces valedores de una perspectiva ecuánime y bien informada hacia el fenómeno del Islam, en sus distintas implicaciones políticas, culturales, sociales. El profesor Martínez Montávez fue también, a principios de los años 80, uno de los miembros más activos del Consejo Editorial de Aula Abierta Salvat y autor él mismo del número 49 de la Colección Temas Clave, dedicado al Islam. El trabajo de edición de este libro lo realizó, y con gran solvencia, Manuela Díez de Grado. La implicación del profesor con todo el proyecto fue tanta que no tardó en convertirse en un asesor imprescindible y generoso para cuanto tuviera que ver con el mundo islámico, comenzando por la a menudo dificultosa y polémica cuestión de las transcripciones de los nombres y términos árabes, un verdadero quebradero de cabeza en una época en que se estaban poniendo a punto, no sin grandes discusiones, los libros de estilo de los grandes medios de comunicación. Recuerdo bien el pragmatismo con que el profesor encaraba el asunto: «No te quiebres mucho la cabeza, Alfredo: cualquier alternativa que emplees tendrá pros y contras; elige una opción de las posibles y, eso sí, aplícala con uniformidad en todo el texto». Algo parecido recuerdo que nos volvió a decir, años después (hacia 1996), cuando coincidí de nuevo con él trabajando para la Gran Referencia Anaya, una obra en 23 volúmenes que fue una de las últimas grandes enciclopedias en español todavía concebidas para ser impresas en papel, antes de que Wikipedia ‘matara’ a estas queridas hijas de Gutenberg. Para esta obra escribió el profesor algunos de los extensos artículos de fondo sobre temas de su especialidad. Gran observador también de los asuntos relacionados con el impacto de las nuevas tecnologías, recuerdo haber tenido con él algunas amenas conversaciones al respecto, y muy especialmente el interés compartido por las culturas del Magreb, bien contextualizado por su gran conocimiento de las literaturas árabes modernas, y su especial sensibilidad hacia la poesía. Buen amigo de mi paisano el poeta Joaquín Benito de Lucas (qepd), más de una vez compartí con ellos encuentros y tertulias, incluida alguna visita a su casa de la calle Cañizares, ocasión también para visitar el patio de la cercana Casa Patas donde por entonces se escuchaba (y veía) el mejor flamenco de Madrid, otro de los intereses sobre los que también le oí pronunciarse al profesor. (Aunque de esto me consta que tiene información más precisa y sabrosa el amigo Nostra. A ver si algún día se decide a contarla). Descanse en paz el hombre culto y sensible, lúcido y generoso, al que le debemos la apertura de nuevos horizontes.El profesor Martinez Montávez.