sábado, 29 de agosto de 2020

Tour con mascarillas



Kasper Asgreen, ciclista del Deceuninck Quick-Step,
en Niza, donde se inicia el Tour 2020, en un entrenamiento,
S. Nogier
 / EFE

(Al filo de los días). El amigo Montano, tal vez a estas alturas el mayor y más inspirado amante del deporte ciclista que conozco (sus poemas-pastiches del Tour deberían ser impresos), ha saludado la imagen que ilustra la información del inicio de la Grande Boucle con un «Qué belleza», escueto y contundente, realmente estremecedor. No he tenido más remedio que contestarle tirando de fondo de armario: «Ni Samotracia ni Niké otra alguna. ¿Quién habla de Victorias? Que vuelva el Tour es todo».

Sin disculpar la hipérbole ni el entusiasmo (¡eso nunca!), sí fuera tal vez conveniente recordar que las penas con pan son menos. Por otro Iado, el regreso del gran deporte sobre ruedas ofrece una buena oportunidad para seguir pedaleando en casa... en tiempo real y con frescas sensaciones visuales.
¡Viva el deporte más hermoso! (Incluso enmascarado).

¿Unicornios o carneros?


En estos versos que de nueve
en nueve van por el camino
no se me ocurre decir nada
que pueda —al bies— torcer el ritmo.
Porque, ay, amigo, tú bien sabes
—si no yo aquí ya te lo digo—
que pocas bestias hay más raras,
en lo tocante a metros fijos,
que los cabrones eneasílabos.




Imagen

Franz Marc: Ciervos en el bosque 2, 1914. 

Staatliche Kunsthalle, Karlsruhe (Alemania).

viernes, 28 de agosto de 2020

Navegación

 «YO, HOMERO, REMO HOY»

Palíndromos ilustrados.

(AJR: 4,15)

Trikiklos (41)


Ay, Marcelino:
que pesao’ con el pan
y con el vino.
Cine devoto
en un país sin votos:
sensiblerías.
Pero qué miedo
aquel desván a oscuras
y qué ternuras.
Pablito Calvo,
actor por puro instinto:
Mi tío Jacinto.
Gran peli esta:
puro "ñeorralismo",
grandes actores.
Y la secuencia
del timo del reloj
con Miguel Gila.
He vuelto a verla
y no hay ninguna duda:
obra maestra.

Pisando ceniza, de Manuel Arroyo Stephens


(En voz alta).
Inclasificable, en efecto. Memorias, sí. Pero probablemente, y sobre todo, el cumplimiento de un consejo que en realidad era una orden que en realidad era una herencia: de la amistad y la extrema confianza (ese difícil matrimonio): «Escribe». Sabemos bien que no es fácil llegar a esta llaneza, tan complicada, a esta naturalidad, tan envolvente. Trapiello (nota en la cuarta de cubierta) dice: «Un libro que no suena a nada de los que sus compañeros de generación han escrito. No parece ni siquiera español, no parece ni siquiera literatura». Aún no lo he terminado. Pero puedo decir que dentro están 96 páginas inolvidables, únicas, absorbentes, con la mejor aproximación a un autor del que en ningún momento se dice su nombre. Una revelación.

jueves, 27 de agosto de 2020

Agustín antes de santo

Mañana es San Agustín, hombre de gran corazón. Sabio en tantas cosas. Un verdadero “vividor” (como Pau Donés, si se me permite la ocurrencia), cuya inteligencia aún nos ilumina, aunque no compartamos su deriva espiritual ni –tanto tiempo después– cierta autoinculpación innecesaria y algo fanatizada tras la admirable aventura del corazón humano. El agua corre y, como sostiene el sentido común y recalca algún amigo sabio, “siempre encuentra su camino”.

martes, 25 de agosto de 2020

Trikiklos (40)

 


En videojuegos
aún sigo en las pantallas
del comecocos.
Los fantasmitas
me cercan por doquier:
siempre me comen.
La musiquilla
siempre dice lo mismo:
«Te-he-mos-ven-ci-do».
Y añade un eco
que suena ya a rechifla:
«¡¡Prin-gao, prin-ga-o!!»...