(Al hilo de los días). Un viejo refrán sostiene que «el miedo guarda la viña». Nunca parece razonable ni justificable recurrir a esa emoción primaria para alcanzar ningún fin. Pero si alguna situación puede excusarlo, tal vez estemos ahora de lleno en una de ellas. Y al borde de un precipicio. Tómense esto bajo la especie de simulación realista que se muestra en el enlace: así veríamos el mundo de ahí fuera si lleváramos un gran microscopio de efecto túnel en cada ojo. Incluso, me dice alguien, es una visión “edulcorada”: habría que ver el paisaje interior de muchos cuerpos. Por no hablar de las mentes...
viernes, 8 de mayo de 2020
Virus a la vista
(Al hilo de los días). Un viejo refrán sostiene que «el miedo guarda la viña». Nunca parece razonable ni justificable recurrir a esa emoción primaria para alcanzar ningún fin. Pero si alguna situación puede excusarlo, tal vez estemos ahora de lleno en una de ellas. Y al borde de un precipicio. Tómense esto bajo la especie de simulación realista que se muestra en el enlace: así veríamos el mundo de ahí fuera si lleváramos un gran microscopio de efecto túnel en cada ojo. Incluso, me dice alguien, es una visión “edulcorada”: habría que ver el paisaje interior de muchos cuerpos. Por no hablar de las mentes...
Residuos nucleares
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| Creación de Sara Joncas para el David Lynch Tribute Art, organizado por Spoke NYC con motivo del estreno de la III temporada de Twin Peaks, en abril de 2017. |
Le gustaría saber a qué puede deberse el hecho de que esta mañana, sin nada en apariencia que lo explique —¿tal vez una ráfaga de música imprecisa?— y con la viscosidad de un plástico duro, al despertar le asaltó una pregunta: ¿quién mató a Laura Palmer?
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jueves, 7 de mayo de 2020
Gubia
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| Sitial del coro de la catedral de Plasencia, tallado por Rodrigo Alemán y otros maestros (siglos XV-XVI). |
En una especie de antecedente de lo que después se llamaría Plástica, el padre Orcasitas, un artista él mismo, nos enseñó algunas muy valiosas técnicas para realizar entretenidos trabajos manuales que, en algún caso, nos permitieron fantasear con los viejos talleres de arte renacentistas. De aquellas lecciones prácticas recuerdo con especial insistencia el día en que aprendimos a manejar la gubia, que fue tal vez la misma jornada en que aprendimos su nombre. Con aquella nueva herramienta pudimos crear, casi sin darnos cuenta, pequeñas obras con cuadros maestros que desde entonces no han dejado de ser parte de nuestra vidas. La mano del arte es muy larga y, lo que es más importante, nunca deja de acariciarnos.
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miércoles, 6 de mayo de 2020
El déjà vu del déjà vu
(Al hilo de los días). ¿Con qué expresión podríamos denominar un déjà vu de un déjà vu? Es algo parecido al parecido de un espejo reflejado en otro espejo que lo refleja, ya ustedes me entienden. Y todo ello sometido a la distorsión reflejante del túnel del tiempo. Algo así, mezclado con una punzada de vértigo de noria, he sentido en las últimas horas al ver mencionada, repicada, reproducida y jaleada la vieja portada de la revista «Hermano Lobo» con la muy manoseada pregunta sobre la alternativa entre los gobernantes y el caos. Sabíamos que la imaginación de nuestros políticos es más bien de vuelo gallináceo, casi sin excepción. Lo que a estas alturas se hace muy duro de soportar es que parezca casi imposible salir de una portada de una revista de humor que se publicó con el franquismo todavía vigente. Y seguro que no es la última vez que comparece. Al tiempo.
Alíen
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| Ferdinand Georg Waldmüller: Die Erwartete, 1860. Neue Pinakothek, Múnich. |
Llevábamos ya varias semanas instaladas (las almas) en la Extrañeza (un estado cuántico), cuando comenzó a abrirse paso la especie de que al fin íbamos a recibir el mensaje que estábamos esperando y que muy en breve sabríamos cuáles habrían de ser los pasos siguientes, qué debíamos hacer, qué cabía esperar. Fue poco después cuando en todas las pantallas se iluminó el mismo mensaje:
«~Alíen~~Alíen~~Alíen~»
Hubo muchos que pensaron en una señal inequívoca venida desde los confines exteriores. Pero el Maestro Gramático no tardó en sacarnos del error:—¡Ni marcianos ni leches! ¿No ven que ahí hay una clara tilde sobre la i? Esto es un reflejo emanado de nuestra conciencia y es evidente lo que nos está pidiendo.
De modo que ya estamos avisadas (las almas). A ver ahora.
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martes, 5 de mayo de 2020
La voz de Idir
El paseante: los orígenes
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| Ilustración ©️Javier Serrano, 2020 |
El segundo vislumbre, que está unido tanto temporal como espacialmente al anterior, lo sitúa frente a una boca de riego en unos jardines cercanos a una ermita: allí está mirando el charco de broza y hojas que se ha formado alrededor de una tapadera de metal removida y, de forma inexplicable, acaso por torpeza o por curiosidad, poco después está comprobando desolado que ha ido a meter en él un pie —izquierdo o derecho, qué más da— justo la mañana en que acaba de estrenar sus primeros zapatos Gorila, tan preciados en aquellos tiempos, además de por su graciosa forma redondeada, por la pelota de goma maciza que regalaban con su compra y que, botada con habilidad y fuerza, podía elevarse hasta alturas casi inverosímiles.
De lo que ya no queda huella alguna en su memoria es de lo que ocurrió después, al regresar al banco del que se había alejado y donde tal vez tuvo que inventar alguna excusa más o menos fantasiosa —«es que se me había caído la canica dorada»— para explicar aquel desastre y poder volver a casa sin otros contratiempos.
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