sábado, 25 de abril de 2020

Monóculo de abril



(Al filo de los días). Cuando llega el 25 de abril siempre me acuerdo de los monóculos que, al parecer, recibió en su domicilio el teniente general Gutiérrez Mellado (¿o era Díez Alegría?), con evidentes sugerencias de que fuera valiente e imitara al general Spínola. O al menos eso se dijo. Aunque sería un bulo. Caprichos de la memoria. En todo caso, está claro que el 25 de Abril por estos lares fue sobre todo la envidia de lo que no pudo ser. Además de la alegría por el bien cercano, vista desde detrás de una celosía. Visité Lisboa unos meses después de aquello y era como desembarcar en otro mundo. Ay, Lisboa, maravillosa ciudad blanca, multicolor y antigua, por qué te querremos tanto...

Las carteleras

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Arte callejero: grafitis y señuelos del pop art en torno al cartel de la película The Kid (1921),
de Charles Chaplin.
En aquel tiempo nuestras diversiones eran muy sencillas. Consistían, por ejemplo, en capturar murciélagos que se habían despistado y allí, en el cuenco de piedra de la fuente, frente a las acacias de la plazoleta, obligarles a fumarse un cigarro sin pausa, hasta que se hinchaban, se hinchaban... Y omito lo que los más crueles de la panda podían hacer después. Pero no saquen conclusiones precipitadas porque, en el fondo, éramos muy ingenuos. Fíjense que a menudo la mayor diversión de la tarde consistía en ir paseando pausadamente hasta la plaza a ver las carteleras de los cines del pueblo, justo al lado de la tienda del zapatero artesano, no por nada llamado Mazuecos. La algazara era doble si ese día ponían una de Charlot o del Gordo y el Flaco, nuestros héroes. Mirar las carteleras con suma atención y comentar entre risas los detalles era ya un poco como ir al cine. Además, si la película era de Drácula o de vampiros, nos servía también de expiación. Estamos ¿vivos? de milagro.
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Vitrinas para las carteleras de cine.
Plaza del Reloj, Talavera de la Reina.
Foto tomada del blog de Méndez-Cabeza

viernes, 24 de abril de 2020

Una curiosa alineación

Manolín Bueno, en un partido con el Madrid en 1961.
Manolín Bueno avanza con el balón. Foto EFE.

(Lecturas en voz alta). Alguna vez he hecho alusión acá o acullá a una curiosa alineación de futbolistas que aprendimos de mocitos, junto con la del Bilbao (así le decíamos entonces al Athletic) o la de la España que derrotó a Rusia, y que rezaba así: Tere, Ponte, Braga, Verde; Bueno (o Mira), Manolín; Murillo, Pinto, Losco, Jones, Del Sol. Ha sido grande mi sorpresa cuando hoy, repasando la prensa en papel de la semana, me he encontrado, en El País del lunes pasado, con uno de esos artículos eruditos y melancólicos que Alfredo Relaño dedica a la historia del fútbol centrado en este tema y con gran precisión de detalles. Curiosamente, al buscarlo en Google he visto que también se ha publicado en el diario As, que es desde donde lo enlazo (en el muro de FB). Al fin y al cabo, todo queda en casa. Y la memoria picarona en su sitio.

Et in Reclusio Ego

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Luz confinada del 26.03.2020, a las 08:04. Foto ©️AJR,2020
¿Me creeréis si os digo que ella se empeñaba en decir la última palabra? Me opuse tajantemente y al final creo que he conseguido darle esquinazo. Incluso me he inventado un truco verbal, algo dantesco pero legítimo, para dejar las cartas boca arriba y las cosas en positivo. Tal vez así pueda vencerla en su terreno. Mirada Última: Evito Rehusar Toda Esperanza.
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jueves, 23 de abril de 2020

El Jugador

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Una tirada de dados... Foto de autor desconocido.
Mientras los días de la peste seguían avanzando, implacables, confusos, desasidos, quizás como vagones de un tren privado de su locomotora o, más preciso aún, de un destino concreto para el viaje, a la altura de esta última metáfora —«y ya no hay más que metáforas», se dijo— sintió que se había incorporado al recorrido un nuevo pasajero de indefinido sexo, incluso de aspecto no del todo identificable, pero en el que de inmediato pudo reconocer, además de un olor persistente, el inconfundible espíritu trágico del Jugador, alguien —o tal vez algo— del que sabía que no iba a parar hasta agotar los caminos de la suerte y que no rehuiría la apuesta decisiva ni el último envite del destino. Y, desde el primer momento, comprendió que aquella compañía ya no lo abandonaría durante el resto del viaje.
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miércoles, 22 de abril de 2020

La Madre

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¿Qué hubiera pensado ella de los días de la peste? ¿Cómo los hubiera vivido? ¿Cuáles hubieran sido sus reacciones, sus dichos, sus rezos, sus énfasis? Al cumplirse un nuevo aniversario, con cifras de tres dígitos que ya van teniendo una dimensión no manejable y que, bajo circunstancias por completo inesperadas, parecen introducirlo en otro modo de existencia de la que cada mañana no es fácil hacerse cargo, en tales circunstancias ha recurrido a lo más cercano y evocador que aún conserva de ella: su propia imagen en los ojos de los otros. Y ha sonreído con su mejor sonrisa, que dicen que es la sonrisa de ella, y que ella a su vez decía que le recordaba tanto a la de su propia madre —la abuela Josefa, que él no conoció—, cuando alguien muy cercano, al verlo mandil en ristre y rodeado de sartenes, le ha dicho: «¡Hay que ver cómo te pareces a tu madre!».
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martes, 21 de abril de 2020

Bienvenidos


(En voz alta). Este mediometraje documental dirigido por Javier Fesser es de 2017 y supongo que ya ha tenido cierto recorrido. Pero yo lo desconocía hasta hoy. Y me han seducido y rendido su frescura, ternura y calidad. Un poco largo para los usos instantáneos y nerviosos de estas redes, merece la pena sin embargo que le dediquen su tiempo. No se arrepentirán. De nada.