Claustro renacentista del antiguo monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín (Ourense). Acoge un muy bien acondicionado parador de turismo. Foto AJR, 2019. |
Al llegar a Santo Estevo, todo está casi como siempre: el inverosímil emplazamiento, la fraga envolvente, la serpiente de plata del Sil (que, según dice Cunqueiro que sostiene el padre Sarmiento, significa «tierra roja»), el escudo de las nueve mitras, los tres claustros... La gran novedad son los dos monjes barbados, tal vez abades, a la entrada del claustro principal. Aún no conozco sus nombres, pero me resulta muy familiar su gesto de bienvenida. Se diría que se les han ido desvaneciendo las manos de tanto saludo. Seguro que hay tras ellos una historia apasionante.
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