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Bian Wenjin, conocido como “Jingzhao”: Tres amigos y cientos de pájaros, 1413. Museo Nacional del Palacio, Taipéi (China). |
El xaovín es un pájaro menudo que muchos domingos, sobre todo si hay sol y un poquito de fresco, viene a cantar junto a mi ventana. Ni que decir tiene que su nombre se debe a la frase que más repite en su canto: un «xa o vin, xa o vin, xa o vin», que es en realidad su forma de afirmar que está al corriente de todo o, como suele decirse, al cabo de la calle. Lo que también es literalmente cierto, pues suele cantar en el punto donde Nieremberg confluye con López de Hoyos, o sea, un lugar de encuentro nominal entre egregios humanistas de los que nadie se acordaría ya de no ser por alguna novela famosa y por el canto de estos pájaros tan aseados.
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