lunes, 12 de noviembre de 2018

«El mal querer», cuánto bueno



(Visto y oído en voz alta). A todos los que estén subyugados, como es mi caso, no tanto por el fenómeno Rosalía como por el arte que lo hace posible, les recomiendo vivamente esta lección magistral de Jaime Altozano que desentraña con gran brillantez algunas de las claves del taller musical de El mal querer, la obra que está conmocionando, y en diversas direcciones, el paisaje mediático en que nos movemos. Es un análisis muy preciso, rico, convincente y sugerente, que no agota el tema, pero lo desmenuza en lo relativo a su técnica combinatoria musical, al tiempo que proporciona pistas que invitan a seguir indagando. 

Porque, junto a sus sugerencias melódicas y en indisoluble unión con ellas, está el poema narrativo (con sus once capítulos o estancias), las palabras de la historia, un texto de rara perfección, ejemplar en cuanto a su composición rítmica y pleno de hallazgos metafóricos, de imágenes poderosas muy bien ensambladas y de una mezcla de registros poéticos (líricos, dramáticos, trágicos, coloquiales...) de enorme riqueza y eficacia (a la vista está).

Además, la intervención de Altozano contiene, entre los minutos 25-29, una muy interesante y lúcida digresión sobre los efectos positivos de Internet en la actual perspectiva artística de toda una generación de creadores españoles y sus nuevas audiencias.

(Un saludo agradecido a mi amigo Alejandro GT, en cuyo muro de FaceBook pesqué el vídeo, al tiempo que le animo, si le apetece, a seguir profundizando en las claves literarias de una obra que cada vez se muestra más como “caudal y fuente” de numerosas influencias y confluencias).

Non serviam (punto cero)

Selfisombra con una rana de la infancia.
Museo Ruiz de Luna, aTempora. @AJR, 2018.

¡Menudo dios de mierda que estás hecho
si eres el que me ha dado este principio!
Más te valdría hallar un precipicio
por el que despeñarte. El contrahecho
y astado Don Bildur qué satisfecho,
diablo al fin, estará del estropicio:
la lucha desigual, en el oficio
de escribir, es la clave. No hay derecho
a esta burla y sevicia, a esta condena
que nos arrastra —y una vez tras otra—
hasta el lugar del crimen sin remedio.
He venido hasta aquí porque la pena
de vivir sin vivir es la derrota
que fraguas cada día, oh dios del tedio.

Laberinto (e)

Leonora Carrington: Laberinto, 1991.
En Gortyx, en el corazón de la isla, estuvieron buscando la entrada del laberinto. Pero no la encontraron. Ni la salida.

domingo, 11 de noviembre de 2018

La lluvia

Cuadro de Cristina Bergoglio.
«Creo que la única verdadera razón de ser de estos relatos —nos dijo mientras conducía bajo la lluvia— es encontrar algo que aún no sé si existe»... «Y sobre todo —continuó— aprender a estar preparado para el día en que todo comience a darme la espalda». Durante el resto del viaje, apenas hablamos.
...

sábado, 10 de noviembre de 2018

Luz azuL

Picasso: La sopa, 1902-1903. Galería de Arte de Ontario, Toronto.
—El mar es azul porque la luz siempre regresa.
—¿Y...?
—No, nada, esa coincidencia,
—Claro, la sopa quema porque ha estado al fuego.
—¿Otra coincidencia?
—No, pura causalidad.
—Qué casualidad, una coincidencia y una causalidad juntas.
—Sí, vaya coincidencia.
—Simple causalidad.

...

viernes, 9 de noviembre de 2018

El humo muhlé

David Teniers el Joven: Fumadores en un interior, hacia 1637.
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
Fumaban los compadres en la covachuela y el más joven se entretenía en formar con el humo mensajes que iban y venían bajo el techo curvo.
«OJÚ, DE SEMILLAS ALLÍ ME SEDUJO», pudo leerse en un momento.
«¡AIRE SERÍA!», pintó el otro.
Y fue pasando la noche.

...

jueves, 8 de noviembre de 2018

Etimonolatrías

Brueghel el Viejo: Dos monos encadenados, 1562. Gemäldegalerie, Museos Estatales, Berlín.
—No por mucho tempranear amanece más madruga —dijo uno.
—Quien con infantes pernocta excrementado alborea —alardeó el otro.
Y después ambos movieron las cadenas como para disimular.
...