viernes, 26 de octubre de 2018

Los capitales (6)

Don Amalio, interpretado por José Calvo, en un fotograma de Viridiana (1961),
el prodigioso caserón donde Buñuel retrató tantos rigores, miserias, recovecos y humedades del alma hispana.
Tipos lívidos
La envidia es amarilla. La envidia es amarilla. La envidia es amarilla. Y muy frecuentemente, según mandan los cánones del tópico, rojigualda.
...

jueves, 25 de octubre de 2018

Los capitales (5)

Charles Foster Kane (O. Wells) y Jedediah Leland (J. Cotten) en Citizen Kane (1941),
de Orson Welles, la película históricamente más valorada por la crítica.
Tipos sobrados
Debe de ser, me parece, no sé cómo lo ves tú, ni si has pensado en ello, el peor de los infiernos. Su calor sin color. Su soledad atroz, tan inflamable. Sus ojos saltimbanquis. Su enorme papo inflado. Su soberbia. Los tipos sobrados siempre parecen estar encima de sí mismos, como también indica, curiosamente, su nombre. Y allí ni se alcanzan.
...

miércoles, 24 de octubre de 2018

Los capitales (4)

Comilonas de cine: del Satyricon (1969), de Fellini a...
Tipos anchos
La gula, si bien lo miras, amigo Pancho, no es otra cosa que una lucha desaforada contra la dama escuálida que nos propone un ideal físico insufrible y, lo peor de todo, sin escapatoria. En el fondo, una forma algo redundante de erotismo.
...
... Mastroianni, Piccoli, Noiret y Tognazzi, un póker de ases
en La grande bouffe (1973), de Marco Ferreri.

martes, 23 de octubre de 2018

Los capitales (3)

Robert Mitchum, en La noche del cazador (1955), de Charles Laughton.
Tipos raudos
No sé si has caído en la cuenta de que el airado lo suele ser, curiosamente, por falta de aire. La ira es ante todo un problema respiratorio.
...

lunes, 22 de octubre de 2018

Punto de fuga

Calle Nieremberg, uno de los mejores puntos de fuga de La Prospe. Madrid.

Hacia la noche

Luces y espejo. Foto©️SPM, 2018.
No está en mi mano, aunque mi mano sea
la que traduce lo que mi alma busca:
es el dibujo de la luz, el ritmo 
de la respiración, la sed que el sueño,
con su puerta cerrada, no consigue
que se aplaque: el viento que no cesa
ni se rompe en los viejos farallones
de la imaginación. Sólo el desierto,
su extensión más real que su materia,
su palabra que cubre lo impensable,
puede seguir el rastro de esta fuga.
El ser-para-la-muerte está tan vivo
y tiene tanta sal en sus heridas
que ha de brillar hasta el fin de los tiempos.

Los capitales (2)

Fotograma de Arroz amargo (Riso amaro) (1949), filme de Giuseppe De Santis.
Tipos duros
Ya sabes tú que el lujurioso, no necesariamente rijoso, es una víctima fácil del deseo. Sobre todo, del deseo que no tenga más que un objeto posible. De hecho, un solo objeto. De cualquier forma, como ya señaló Rimbaud, puede que sea el suyo el más excelso de los pecados capitanes.
...