(Visiones y audiciones en voz alta). Al final, uno está preso de unas pocas melodías. Que van y vuelven, siempre las mismas, siempre distintas. Y a las que se suman otras, que dialogan con ellas. O imágenes (arte en movimiento) que les dan un nuevo significado acaso ya intuido. Así me ocurre con este tema imperecedero de Pink Floyd, ilustrado, conjugado, con unas imágenes que recorren referencias muy visibles: desde Kubrick a Mondrian, de Chirico a Motherwell, de Escher al arte fractal, sin olvidar las ingenuidades medievalizantes, ciertas "boludeces" (por lo redondeado) de Dalí, entre otras muchas (Dante visto por Doré), algunas tal vez demasiado obvias, otras crípticas, pero todas finalmente bien armonizadas en un fragmento (algo más de 13 minutejos de nada) que parece —es— un universo en sí mismo. Soberbia fusión de sonidos e imágenes. ¿Quién se acuerda de aquella cuestión, que fue muy polémica a mediados y finales de los setenta, de si el rock sinfónico era equiparable a la música clásica? Surgía el otro día el tema en un encuentro con Miguel Ríos, en elpaís+, y la respuesta era obvia: la música es música. Y punto.
Representación de la isla Utopía. Ilustración para una edición de la obra homónima de Tomás Moro (1516).
(Pecios de Farero, ii)
Casi cada noche subo al Faro con la ilusión del niño que desliza su dedo por un mapamundi giratorio. Bajo una bruma de color de humo antiguo, las luces de los barcos se mezclan con las voces de las criaturas que viven en los huecos del aire. Y así, rumbo al amanecer, sigo el rastro de la radio encendida.
Giuseppe Arcimboldo: El bibliotecario, 1566. Skoklosters Slott, Suecia.
Cuando miraba los estantes de la librería y comprendía que no tendría tiempo para todo, procuraba que en su mente volviera a iluminarse aquel ocurrente consuelo de estirpe clásica: no olvides que un día serás polvo y podrás vivir eternamente entre muchas de estas páginas.
Jesse Philips: póster alternativo para la película Tommy (1975), de Ken Russell, basada en la ópera de The Who.
(Antes llamada «Inferno I»)
Con el último impulso, cuando creía haber encontrado la salida del laberinto, salió TILT, la pantalla pasó a negro y sintió que se le desprendían las alas.