(Cinemagias, 🎞16). Caótica Ana (2007), pese a su manifiesta irregularidad, las redundancias narrativas y algunos despistes argumentales, es una de la películas del «último» Julio Médem que me han dejado mejor sabor de boca y mayor disfrute visual. Concebida como un homenaje a su hermana fallecida y, prolongado esa clave, como una exaltación del papel de la mujer a lo largo de la historia, es una obra llena de secuencias poderosas y coloristas, alguna realmente terrible y otras de gran belleza.
Uno de sus momentos más logrados, con un peso central en la historia, es este baile entre la protagonista, Ana (Manuela Vallés), una joven pintora extremadamente sensible y con un gran poder onírico, y su padre, Klaus (Matthias Habich), viejo hippie asentado en Ibiza al que le han diagnosticado una enfermedad mortal. Ana, que desde hace algunos meses vive en Madrid, en una comuna de artistas, vuelve a la isla para despedirse de él.
La escena queda enmarcada –y exaltada– por la voz de un Antonio Vega, aún con buen aspecto, que interpreta la canción a través de la cual Enrique Urquijo (de Los Secretos), inspirándose en una conocida balada, contó casi proféticamente su triste final. Se configuran así unas imágenes de las que, además de por su propia fuerza, emana un aura envolvente de belleza trágica. Y de verdad.
Ramón Casas: Madelaine, también conocido como L’absenta y Au Moulin de la Galette, 1892. Museu de Montserrat.
Entre las palabras y las imágenes se había ido creando una complicidad semejante a la que une a un grupo de amigos que frecuentan un lugar de encuentro y nunca saben con certeza a quiénes verán ni quién llegará primero ni sobre qué versará la posible conversación.
El físico italiano Carlo Rovelli. Foto tomada de aquí.
(Lecturas en voz alta). Por si cabía alguna duda de que la confluencia entre poesía y ciencia física (o viceversa) está en el meollo mismo de la comprensión y explicación del mundo, esta entrevista con el físico y ensayista italiano Carlo Rovelli contiene algunas precisiones del máximo interés y un buen puñado de sugerencias. Verbigracia: «Quizás una de las raíces profundas de la ciencia sea también la poesía: saber ver más allá de lo visible». Un texto que merece ser leído al menos un par de veces. Y que conduce a los libros de este gran divulgador. Lo recomiendo vivamente.
Pintura caligráfica china, de la técnica Xieyi, empleada, original e idealmente, «para escribir la idea o la intención».
Casi sin darnos cuenta, nos habíamos ido adentrando en el bosque y no tardamos en comenzar a sentirnos inquietos por el vuelo cada vez más cercano de los pájaros y a tener dudas de que el cuento realmente tuviera salida.