Original de uno de los poema ingleses de Pessoa. |
Lecturas en voz alta, 👨💻56). Aquí enlazo la espléndida reseña del felizmente imparable y hasta ubicuo Antonio Rivero Taravillo (ART, en sigla bien acordada) sobre un libro, al parecer, espléndido. Y es Pessoa, ese heterónimo de sí mismo en el juego infinito de los espejos interiores, el que vuelve a dar una vez más muestra de un vigor inacabable, tal vez inabarcable. No un autor, una literatura. Más aún: un mundo en el que quedarse a vivir, si vivir en el sinvivir fuera posible. Parece mentira lo que dieron de sí las horas vivas de un oscuro oficinista. Y lo que seguramente aún nos queda por ver. Pessoa: un poeta cuántico.
Sus sonetos ingleses, que es lo que la reseña comenta, le hablan de tú a tú a la lengua de Shakespeare. Y quién sabe si al propio enmascarado de Stratford-upon-Avon. Del que, en esos misteriosos vericuetos biográficos que de cuando en cuando resucitan y vuelven a plantear dudas fantasmales, ¿quién puede asegurarnos que no fuera una fulguración anticipada de la misma “persona” universal? Para el lector atento —también para el que hace lo que pueda en medio del océano: y somos muchos—, nada es descartable. Y todo tiene concomitancias a menudo increíbles por la perfección con que encajan sus bordes.
Al fin y al cabo, todo está en los libros, esa constelación que algunos llaman universo. Y en nuestra mente. Amén.