Desde el primer momento —en concreto, desde la primera vez que un policía blanco aparece en escena— se advierte que el asunto del racismo va a ser el tema central de la película, pero está abordado de una forma que resulta, además de sorprendente, muy ilustrativa de los tiempos que se viven en la América de Trump (también en la de Obama). Asimismo, se evidencia hasta qué punto ciertas actitudes que la corrección política parece haber barrido del mapa de hecho están enquistadas en importantes estratos sociales dando cobijo, y en su manifestación más odiosa, al viejo problema del color de la piel y a las más virulentas reacciones que a él pueden asociarse. No me es posible ser más preciso sin peligro de destripar un argumento cuya eficacia descansa en varias sorpresas y, sobre todo, en un giro de la historia ideado y ejecutado con mano maestra.
Otro de los aspectos que hacen de Get out una película muy recomendable es el excelente manejo de las situaciones cómicas, es especial a través de un personaje, amigo del protagonista, que, además de resultar decisivo en el desenlace, es el que va ofreciendo, a lo largo del viaje al infierno en que se convierte lo que iba a ser un apacible fin de semana familiar, un eficaz contrapunto narrativo, algo así como un principio de realidad que aquilata y da más credibilidad al clima un tanto onírico en que transcurre la historia.
En resumen, Get out es un muy meritorio primer trabajo, concebido dentro de las pautas del cine de género, pero mezclando con enorme habilidad ciertas dosis de terror y una permanente intriga —su principal virtud— con eficaces toques de comedia. Todo ello al servicio de una historia convincente y en el fondo original, aunque deudora de algunas referencias cinematográficas, desde Adivina quién viene esta noche hasta La semilla del diablo, sin olvidar cierta atmósfera a lo Eyes Wide Shut —expresamente mencionada— o algún guiño que me pareció ver al clima humano tan opresivo de Deliverance. Si se suman los excelentes trabajos interpretativos de todo el elenco, ni que decir tiene que estamos ante una opción muy recomendable para quedarse dentro de una sala fresquita durante las casi dos horas que dura el largometraje.