jueves, 31 de marzo de 2016

La música de las esferas

La asociación entre música y astronomía se comprende bien con sólo levantar los ojos hacia el cielo en una noche estrellada. O, también, considerando la figura de algunos personajes de la historia como William Herschel, compositor y astrónomo, al que se debe, entre otros hallazgos, el descubrimiento del planeta Urano y de algunos cuerpos celestes tan prodigiosos como la Nebulosa del Velo. A media tarde, un tuit de la revista Muy Interesante ha llenado de belleza mi espacio de trabajo y las pantallas de la Posada. Enseguida he pensado qué interesante podría ser, también, ver estas imágenes acompasadas con la música de Herschel. Como suele ocurrir desde que Internet conforma el mundo, no tardé en comprobar que ya alguien lo había pensado antes. Aquí queda constancia de ello. Con un infinito agradecimiento por tanta belleza.




miércoles, 30 de marzo de 2016

Levedad


No te diré mi nombre
para que no te asustes.
Para que no estés triste
cantaré para ti.
Mi canción es sencilla
como un barco chiquito
que ni siquiera sabe
que sólo es de papel.
No tengas miedo nunca.
Pero si tienes miedo,
toma mi mano, aprieta
tu mano junto a mí.
Yo soy la que podría
curarte de la vida.
Pero a mí ¿quién me cura?
También yo sé temblar.
Yo soy el que vigila
tus ojos cuando duermes
y estoy junto a tu cama
en cada amanecer.
No te diré mi nombre,
quizás tú ya lo sepas.
Los dos sabemos tanto…
¡Ahora toca vivir!

Procedencia de la imagen: © Paula G. Furió



Rescatado de los Arcones de la Posada.
Primera publicación: 8 de mayo de 2009; 22:51.  Hora de verano de Europa Central.

martes, 22 de marzo de 2016

Al azar del viento



Frutos
Recogí contigo los frutos del azar.
Contigo del azar recogí los frutos.
Los frutos contigo recogí del azar.
Frutos del azar los recogí contigo.
Del azar contigo recogí los frutos.
Azar del contigo los recogí frutos.


Hojas
Lo que la gente llama casualidad.
Que la gente lo llama causalidad.
La gente lo llama que casualidad.
Gente que lo llama la causalidad.
Llama lo que gente la casualidad.
Casualidad la gente que lo llama.

                                      


Imagen, de autor no identificado, tomada de aquí.

sábado, 19 de marzo de 2016

Una hora, todas las horas

Luz apagada
la Hora del Planeta
en la Posada.

Un años más, sin otra convicción que la de creer aún en el poder de los símbolos para avivar la consciencia, en la Posada nos unimos a esta iniciativa global que al menos debería servir para poner en primer plano nuestra responsabilidad, individual y colectiva, en la salud de la Tierra. 
Curiosa coincidencia que el Día del Padre sea en esta ocasión el elegido para acordarnos de nuestra Madre.

jueves, 17 de marzo de 2016

La tos


Mientras trato de leer un artículo que apela a una muy peculiar concepción de la belleza, sufro un golpe de tos que conmueve todo mi edificio corporal, desde los cimientos a la azotea, con especial repercusión en las cajas interiores, ascensores, conductos de suministro y desagües. Esta experiencia de la tos es conmocionante, incluso conmovedora. En su advenimiento, quizás porque la expectoración remueve a fondo limos arraigados, se produce un a modo de vaho que huele, claramente, a enfermedad. O, con más exactitud, a atmósfera oprimida. Gases aprisionados por sus moléculas más pesadas que, además de lastrarles la volatilidad, hacen que se fijen en zonas corporales rastreras, donde se mezclan con todo tipo de residuos. Todo lo que en el cuerpo es resultado de las imperfectas combustiones. O también, lo que la alteración del proceso industrial del buen funcionamiento del edificio produce como resto no asimilado ni asimilable, pura filfa con su hedor gratuito. Y, sin embargo, en esta experiencia mórbida de la tos convulsa hay también un atisbo de realidad superior, cierto camino al trance. Ecos, tal vez lejanos pero sin duda existentes, de un movimiento derviche que traen a la memoria, y al paladar del alma (nada menos), una pizca del sabor de la melopea mística y la textura olorosa de un vuelo de incienso, sin duda algo rancio, pero todavía penetrante. Un aroma que se apodera de las papilas y los poros y, antes de que haya podido darme cuenta, me recuerda que ya está a punto de comenzar, en un nuevo ciclo del carrusel cada vez más vertiginoso, la semana de pasión. 

(Tiempo contado, 17 marzo 2016, 10:04 h)


Imagen superior, de autor desconocido, tomada de aquí. 
El supuesto parecido con un retrato infantil de Íñigo Errejón es infundado.

lunes, 14 de marzo de 2016

Rumores infundados

Cercanías del mar (Menor). ©  AJR, 2014.

Podría decirse, por la luz, que ayer fue el primer día de la primavera. Aunque la noche fría, casi heladora, lo desmintió. Como se ve, también en la naturaleza hay rumores infundados. 
Estas observaciones nos reconcilian con el deseo de entender la vida en todos sus extremos. Y no sólo desde el punto de vista humano, demasiado humano. Porque todo ocurre de la misma manera y sólo las variaciones pueden dar cuenta de lo que podemos aspirar a comprender.

(Tiempo contado, 14 marzo 2016, 11:41)

jueves, 10 de marzo de 2016

Lætitia Jarry


Si yo digo que tenemos una reina que no nos la merecemos, ustedes pueden entender lo que les plazca. Aquí, donde cae la hojarasca. O en la corte monegasca. Como prefieran. Pero lo que sí es real del todo es que tenemos una reina a la que no acabamos de comprender bien. O que quizás no sabe explicarse, por más que sea, haya sido, una profesional, y acreditada, de la comunicación. Veamos, por ejemplo, esos eseemeeses que ha desvelado el diario.es y en los que doña Lætitia da pruebas de ser poseedora de un estilo entre naif y acanallado en las distancias cortas expresivas, también entre cursi y campechano, cuando se trata de mandarle su apoyo de colega a un al parecer buen amigo de juventud, además de, según cuentan algunas crónicas, cómplice necesario para que ciertas citas premonárquicas se lograran y se mantuvieran en la intimidad. Nada del otro mundo. Ahora bien, lo que más llama la atención en su texto son esa «mierda» castellana y, muy especialmente, el «merde» francés, que brillan como joyas léxicas en pleno centro de los mensajes. Sospechábamos que Lætitia no es ni podrá ser nunca una reina convencional. Pero pocos han caído en la cuenta de que lo que en verdad está haciendo aquí la soberana es citar nada menos que a Alfred Jarry, quien en su Ubu Roi, precisamente, rompió con todas las convenciones teatrales e hizo que un actor se adelantase hacia el público, y mirándole fijamente a los ojos, lanzase aquel «MERDRE!» que todavía resuena en la dramaturgia occidental. La reina, que es persona cultivada y, según cuentan, bienhumorada, sin duda estaba pensando en Jarry y se puso, expresivamente, en jarras. Lo suyo no era tanto un chatear a la patalallana como hacer un puro ejercicio de patafísica. Y eso es todo.

Caricatura tomada de aquí.