martes, 12 de abril de 2011
Azar sonoro
domingo, 10 de abril de 2011
Castilla-La Mancha, lugares para acordarse
viernes, 8 de abril de 2011
Movimientos
Fue desandando el muro erizado de cristales de los antiguos ritos.
Desanudó la túnica trenzada por la nuda costumbre
al acceder a cada uno de los umbrales declarados sagrados de la vida.
Deshizo las renuncias lavadas por el miedo y el peso de la culpa
con su escabrosa promesa cargada de placer.
Devolvió la mejilla rosada.
Calló ante la pregunta del confesor obtuso.
Mordió en el cuerpo blanco con un leve crujido de huesos lanceados.
Se arrodilló desnudo a los pies de su amor.
Y al fin creyó entender la voz del agua.
Imagen: «Carpe diem et Cave canem». Reflejos en un pub de Toledo. © AJR, 2009.
jueves, 7 de abril de 2011
Noche (casi) en blanco
Lo cierto es que la iniciativa ha ido prendiendo en otras muchas ciudades (yo la he vivido en Madrid en un par de ediciones). Y el pasado fin de semana (del 2 al 3 de abril) se celebró por primera vez en Alcalá de Henares. Es la primera ciudad no capital de provincia que se une al evento. Y al parecer, según dicen las crónicas, con éxito: unas 40.000 personas participaron en las numerosas actividades.
El caso es que esa misma tarde del pasado sábado día 2 me había comprometido a presentar en la Biblioteca y Archivo de la ciudad complutense la novela corta de mi amigo Pedro J. Cañada, Yo fui Cervantes, ganadora del XLI premio «Ciudad de Alcalá» de narrativa. La sorpresa surgió al comprobar que el acto estaba integrado dentro de las actividades de la Noche en Blanco (de hecho figuraba en el programa oficial, incluidos los agradecimientos) y que, por tanto, teníamos que competir a la misma hora (las 19:30) con no menos de otra treintena de actos, entre las que figuraban una conferencia de Luis García Montero, una sesión de cuentacuentos capitaneada por Pep Bruno, un recital de Enrique Gracia y Andrea Navas (con poemas de Cervantes), varias representaciones teatrales, firmas de autores en la paralela feria del Libro, diversas visitas guiadas a monumentos del rico patrimonio alcalaíno (incluida la del Archivo y Biblioteca en una de cuyas salas tenía lugar nuestro acto), un pasacalles a través del casco histórico amenizado por superhéroes como Batman, Supermán o Flash Gordon... y hasta un tren turístico.
Cuando, en compañía del gestor cultural del Ayuntamiento que amablemente nos recibió y acompañó, acudimos a la hora y lugar señalados, el público congregado para la actividad era verdaderamente digno de asombro: una persona. Un intrépido lector interesado al que en seguida convertimos en nuestro héroe, y para el cual no dudamos en iniciar el acto programado, aunque variando ligeramente el tono previsto. Al poco de iniciarse la presentación, sin embargo, fueron acudiendo a la sala más personas, y finalmente se creó un clima no disonante en exceso con los estándares propios de este tipo de eventos, especialmente cuando no están asociados a interés mediático alguno. De modo que, pese a lo que en algún momento llegamos a pensar, nuestra inesperada participación en la Noche en Blanco no fue una metáfora autocumplida. La pregunta acerca de si es oportuno y razonable organizar “tanto en tan poco tiempo y para no tantos” queda en el aire. Y también sobre cómo, más allá de lo puramente cuantitaio y aparatoso, puede medirse el verdadero éxito de este tipo de iniciativas.
En cuanto a la novela presentada, Yo fui Cervantes, sólo diré que es una divertida biografía apócrifa del autor del Quijote. Su originalidad reside en que, en vez de inventar episodios imaginarios para la vida del escritor, lo que hace es crear a un personaje que, por motivos que no conviene desvelar para no destripar la trama, acaba siendo el que vive episodios fundamentales de la biografía cervantina, con especial atención a sus estancias en Sevilla, Roma y Valladolid o el cautiverio en Argel. La novela está llena de humor y escrita en un lenguaje muy cuidado que tiene la virtud de acercarnos, sin disonancias, a la época y al estilo que describe, y en concreto a la prodigiosa lengua de Cervantes. Y lo hace sin caer en mimetismo ni antiguallas y, como queda dicho, con un peculiar sentido del humor.
lunes, 4 de abril de 2011
Árbol caído
Los predadores que acudieron presurosos y voraces al pie del árbol caído para hocicar en sus ramas muertas no supieron advertir que sus babas y excrementos estaban fecundando el humus sobre el que no tardaría en brotar, como retoño insospechado de la última dinastía del bosque, el ejemplar que una vez más habría de condenarlos a largos años de impaciencia y sombra.