domingo, 8 de julio de 2018
Manetobras
(Lecturas en voz alta: Face to FB et Alii) No debemos perder de vista que, en todas estas tecnologías tan fantásticas como imparables e invasivas, hay maniobras (en la oscuridad de nuestra condición de analfabetos tecnológicos) cuyo último cometido es vigilarnos por dentro. Y en ese movimiento puede estarse fraguando un nuevo y terrible modo de esclavitud: limpio, perfecto, implacable: anula la conciencia, sustituyéndola por la satisfacción inmediata de las necesidades más groseras del "yo". Darle una vuelta (como en este artículo). Darle la vuelta.
Merluzos (1)
sábado, 7 de julio de 2018
Caótico... Médem (pero menos)
(Cinemagias, 🎞16). Caótica Ana (2007), pese a su manifiesta irregularidad, las redundancias narrativas y algunos despistes argumentales, es una de la películas del «último» Julio Médem que me han dejado mejor sabor de boca y mayor disfrute visual. Concebida como un homenaje a su hermana fallecida y, prolongado esa clave, como una exaltación del papel de la mujer a lo largo de la historia, es una obra llena de secuencias poderosas y coloristas, alguna realmente terrible y otras de gran belleza.
Uno de sus momentos más logrados, con un peso central en la historia, es este baile entre la protagonista, Ana (Manuela Vallés), una joven pintora extremadamente sensible y con un gran poder onírico, y su padre, Klaus (Matthias Habich), viejo hippie asentado en Ibiza al que le han diagnosticado una enfermedad mortal. Ana, que desde hace algunos meses vive en Madrid, en una comuna de artistas, vuelve a la isla para despedirse de él.
La escena queda enmarcada –y exaltada– por la voz de un Antonio Vega, aún con buen aspecto, que interpreta la canción a través de la cual Enrique Urquijo (de Los Secretos), inspirándose en una conocida balada, contó casi proféticamente su triste final. Se configuran así unas imágenes de las que, además de por su propia fuerza, emana un aura envolvente de belleza trágica. Y de verdad.
(Primera publicación en Facebook, 07.07.2017)
Días de Julio
viernes, 6 de julio de 2018
El arquero
Flechas y veleta bajo el mismo vuelo. ©️AJR, 2018. |
De casi todo lo que no se olvida
en el seguro día hacia el que vamos
puedo dar cuenta hoy. Mis hombros tienen
viejas costumbres ya consustanciales.
puedo dar cuenta hoy. Mis hombros tienen
viejas costumbres ya consustanciales.
Y si hay palabras que ya no se dicen
para avivar rescoldos donde ardían
y giros expresivos decadentes
hasta en su ritmo, no tengáis cuidado:
para avivar rescoldos donde ardían
y giros expresivos decadentes
hasta en su ritmo, no tengáis cuidado:
son sólo muescas en mi cartuchera,
pistas que acaso puedan sernos útiles.
Por lo demás, no se ha perdido nada
pistas que acaso puedan sernos útiles.
Por lo demás, no se ha perdido nada
con dejar de decir lo ya mil veces
dicho, la huella que ahora, quien la pise,
comprobará que sigue siendo exacta.
dicho, la huella que ahora, quien la pise,
comprobará que sigue siendo exacta.
Concluyo: nadie puede ir más lejos
que la tensión que su arco crea. Punto.
que la tensión que su arco crea. Punto.
La cita
Ramón Casas: Madelaine, también conocido como L’absenta y Au Moulin de la Galette, 1892. Museu de Montserrat. |
Entre las palabras y las imágenes se había ido creando una complicidad semejante a la que une a un grupo de amigos que frecuentan un lugar de encuentro y nunca saben con certeza a quiénes verán ni quién llegará primero ni sobre qué versará la posible conversación.
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jueves, 5 de julio de 2018
Rovelli
El físico italiano Carlo Rovelli. Foto tomada de aquí. |
El cuento
Pintura caligráfica china, de la técnica Xieyi, empleada, original e idealmente, «para escribir la idea o la intención». |
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miércoles, 4 de julio de 2018
Extraños en un tren
(Cinemagias, 🎬15). Como se ha dicho tantas veces, Hitchcock es el maestro insuperable en el arte de descubrirnos miedos y terrores que acaso no sabíamos que teníamos: a los pájaros, a la ducha, a las alturas, a las avionetas, al vecino de enfrente... Experiencias que, una vez descubiertas y reveladas por el extraordinaria manejo rítmico de las imágenes y de nuestras mentes, ya no nos abandonarán nunca y nos saldrán al paso en todos los momentos «sospechosos» de nuestras vidas, que a partir de entonces los serán casi todos.
Y no sólo hacia el futuro. Cada vez que vemos la insuperablemente terrorífica escena del carrusel sangriento de Extraños en un tren, se nos vienen a la cabeza todos y cada uno de los viajes que hicimos en la infancia en esas atracciones, sin excluir tal vez algunos gamberros juegos adolescentes. Y la angustia retrospectiva puede llegar a ser tan intensa, que por un momento logra aterrorizarnos de verdad.
Hasta que descubrimos que en realidad es un placer sentirla. Y que, de algún modo, con esa exaltación sensual y psíquica, le estamos haciendo un gran corte de mangas a todos los monstruos y criaturas abismales que viven agazapados en las esquinas cruciales de nuestras almas. Y que, por fortuna, aún (¡aún!) se desvanecen cuando les roza un poco de luz.
Testigo (v)
martes, 3 de julio de 2018
Hablarle a Borges (3)
Jorge Luis Borges, en agosto de 1983. Foto: EFE |
(Hablarle a Borges, 🗣✍️, 11). Al parecer, Jorge Luis Borges escribió una vez: «Wilde afirmó que un hombre, en cada instante de su vida, es todo lo que fue y todo lo que será, todo su pasado y su porvenir».
Dándole vueltas y estirando mi asentimiento, se me ocurre apostillar: «Bien por don Óscar, maestro. No parece muy distinto a lo que Machado —ya sabés, el hermano de Manuel— enunció con su “hoy es siempre todavía”, esa proyección del instante hacia su máxima tensión».
Y luego imagino que los dos grandes escritores angloheridos se alejan caminando pausadamente por el oscuro corredor, mientras que, en su banco, el Otro sigue bebiendo su vaso de pura sombra («¡oh, pura sombra!») lleno.
(Hablarle a Borges, ☄️💫💥12). Dicen que Borges escribió: «El idealismo afirma que el universo es una apariencia; Carlyle insiste en que es una farsa».
Y, nada más leerlo, al que suscribe se le ocurrió escribir: «No costaría mucho, maestro, atar cabos para concluir que probablemente el universo sea la apariencia de una farsa».
(Hablarle a Borges 🌒13). Dicen que Borges alguna vez se preguntó: «¿Quién, al andar por el crepúsculo o al trazar una fecha de su pasado, no sintió alguna vez que se había perdido una cosa infinita?».
Y, tras darle una vuelta y fijarme en las “palabras fuertes” de la frase, se me ocurre responder: «Tal vez ese “quién” buen pudiera ser JRJ, que llevaba el crepúsculo en el bolsillo del chaleco, enredado con la cadenilla del reloj y a veces junto con la calderilla».
(Hablarle a Borges, 14). Dicen que Borges escribió: «La eternidad no es la suma del ayer, del hoy y del mañana, sino un instante, un instante infinito, en el cual se congregan todos nuestros ayeres».
El comentario, más bien quejío, brota solo: «¡Ay, ay, ay, qué razón tenés, maestro!»
(Hablarle a Borges, 15). Al parecer, aunque hay dudas sobre el último término, Borges escribió: «Ser inmortal es baladí; menos el hombre, todas las criaturas lo son, pues ignoran la muerte; lo divino, lo terrible es saberse mortal».
Y la reflexión surge inmediata: «Bajo su apariencia de silogismo impecable, ¿no es este, maestro, un ejemplo claro de esa actitud, menos cínica que humorística, que consiste en hacerse trampas en el solitario? O intentarlo al menos. Aunque la muerte, ya se ve, no se deja».
(Parece ser que la última palabra del texto de Borges sería “inmortal”, en cuyo caso más que de «trampas en el solitario», habría que hablar de... «un ingenioso juego de manos a la vista del público».
Tal vez merezca la pena darle una vuelta).
Solar
Era uno de esos días en que el día y la noche pesan lo mismo, y lo mismo que te hiere te da vida y no tienes nada claro dónde vas a pasar las próximas horas.
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lunes, 2 de julio de 2018
Sobre entendidos
domingo, 1 de julio de 2018
sábado, 30 de junio de 2018
El efecto ruina
Giacinto Gigante: Las excavaciones de Pompeya con un artista, 1959. Museo Correale di Terranova, Sorrento. |
«En nuestra Red —dijo Zuckerberg cuando empezó a tomarse la broma en serio—, todo cautivo debe sentir que la vida le concede a cada poco una nueva oportunidad. Eso, el masaje y la lagarta falta de memoria harán que este espejo se vuelva tan imprescindible como narcótico. Es lo que llamaremos el “efecto ruina”».
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viernes, 29 de junio de 2018
Con faldas y a lo... Wilder
(Cinemagias, 14🎬). «Fui al cine —escribe Piglia en sus diarios—: Una Eva y dos adanes de Billy Wilder». Y por un momento me asalta la ilusión de que hay una película de Wilder que aún no he visto. Aunque el encanto dura poco, sólo un par de líneas más: «El cuerpo de Marilyn Monroe cantando con un banjo diminuto, en el pasillo de un tren. Dos hombres vestidos de mujer en una orquesta de señoritas».
Naturalmente, se trata de la peli que por acá conocemos como Con faldas y a loco, libre traducción también del título original Some like it hot, cuyo sentido literal vendría a ser algo así como «A algunos les gusta caliente». Nos sumamos gustosos. Porque es, sin duda, una de las grandes comedias de todos los tiempos, con el trío más divertido y con la que tal vez sea la Marilyn más sensual, sin duda la más rotunda: nunca una sombra acarició tan bien e insinuó tanto (véase la prueba en el vídeo de abajo).
Con la habitual agilidad de los guiones de Wilder y un "toque" de comedia marca de la casa, es una opción muy recomendable para este loco verano. ¿Alguna pega? Pues que la hemos visto mil veces. Pero es que... «nadie es perfecto».
(Primera publicación en Facebook, 29.06.2017)
El origen
Mármol antequerano del siglo I: Príapo. MAN. ©️AJR, 2018. |
(Black is black)
Negro y más negro aún que el negro en negro
género negro y grande negro a negro
y al negro que tan negro órgano negro
pone negro en su grano o germen negro.
género negro y grande negro a negro
y al negro que tan negro órgano negro
pone negro en su grano o germen negro.
Negro de negro para que en el negro
con que su negro al negro agrieta el negro
sobre lo negro el largo negro es negro
hasta que el negro grazna grato y negro.
con que su negro al negro agrieta el negro
sobre lo negro el largo negro es negro
hasta que el negro grazna grato y negro.
Negro también tan nigromante el negro
de negro en tanto negro grita negro
con negro a negro para un trago negro.
de negro en tanto negro grita negro
con negro a negro para un trago negro.
Negro, ya ves, si cuanto es griego y negro
por negro onagro negro engendra negro:
negro en la gruta del origen negro.
por negro onagro negro engendra negro:
negro en la gruta del origen negro.
No faiado (c)
jueves, 28 de junio de 2018
La broma infinita
Queda tanto por leer que la única forma de no aquijotarse será hacerse de letra menuda y perderse en un libro.
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miércoles, 27 de junio de 2018
martes, 26 de junio de 2018
Hablarle a Borges (2)
Borges & White Little Tiger. Tomada de acá. |
(Hablarle a Borges, 6). Dicen que dijo Borges: «Lo divino, lo terrible, lo incomprensible es saberse mortal».
Tras el asentimiento, se me ocurre añadir: «Y, muy probablemente, saberlo en ese orden».
(Hablarle a Borges,🐅7). Dicen que Borges dijo: «Nos hemos acostumbrado a los espejos, pero hay algo de temible en esa duplicación visual de la realidad».
Y, tras pensarlo, se me ocurre decirle al compatriota de don Juan Filloy: «¿Y qué pensar de los palíndromos, esos espejos de la escritura cuya prodigiosa naturaleza retornable parece que nos esté señalando el camino de vuelta a casa?».
Foto: «Nocturno en Buenos Aires». ©️ Juan Di Sandro. |
Y se me ocurre, desde una esquina más o menos rosada, añadir: «Y las sombras de los cuerpos que van por sus encrucijadas abriéndole caminos a la noche».
(Hablarle a Borges, 🌹🌝🌚🥀9).
Dicen que Borges escribió: «Yo tengo para mí que todo amor y toda amistad no son más que un justo vaivén de la aproximación y de la distancia. El querer tiene su hemisferio de sombra como la luna».
Y, tras prestarle asentimiento, al lector del lector (Héctor in pectore) se le ocurre apostillar, mitad en serio y completamente en son de farra, y de un tirón, lo que sigue: «Así es, maestro: cuestión de fases, plenitudes, eclipses. Y en cuanto al margen entre amor y amistad, tal vez sea el énfasis del vaivén lo que marque la diferencia. Aunque todo, o la parte más clara, cuantiosa y sobresaliente, suele ser según y cómo. Que no en vano uno de los más conocidos viajes de ida y vuelta (o primigenio vaivén pendulatorio) es el que resume las hazañas del sol de cada día en una fórmula simple y tajante: “Anula la Luna”. Y quien pueda, etecé, eceté...».
Y luego, un vasito.
Dicen que Borges escribió: «Yo tengo para mí que todo amor y toda amistad no son más que un justo vaivén de la aproximación y de la distancia. El querer tiene su hemisferio de sombra como la luna».
Y, tras prestarle asentimiento, al lector del lector (Héctor in pectore) se le ocurre apostillar, mitad en serio y completamente en son de farra, y de un tirón, lo que sigue: «Así es, maestro: cuestión de fases, plenitudes, eclipses. Y en cuanto al margen entre amor y amistad, tal vez sea el énfasis del vaivén lo que marque la diferencia. Aunque todo, o la parte más clara, cuantiosa y sobresaliente, suele ser según y cómo. Que no en vano uno de los más conocidos viajes de ida y vuelta (o primigenio vaivén pendulatorio) es el que resume las hazañas del sol de cada día en una fórmula simple y tajante: “Anula la Luna”. Y quien pueda, etecé, eceté...».
Y luego, un vasito.
(Hablarle a Borges, 10). Dicen que Borges escribió: «Vendrá alguna generación que se asombrará de que en nuestro siglo se tolerase la fabricación y el comercio de herramientas para el homicidio».
Al leerlo, suponiendo que la frase sea correcta, se me ocurre pensar que a veces al maestro, tal vez ingenuamente, le gustaba citar las apócrifas «Memorias de Caín».
Cosmos
lunes, 25 de junio de 2018
El olvido de sí mismo
domingo, 24 de junio de 2018
Agua
Picasso: Tres mujeres en la fuente [también conocido como Tres mujeres en Primavera], Fontainebleau, 1921. MoMA, Nueva York. |
En el eje del año, una fuente.
En la fuente, la luz de la mañana.
En la mañana, el animal del día.
Y en el día el cauce de la noche.
Esa es la historia.
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sábado, 23 de junio de 2018
Vísperas
Isabel Quintanilla: La higuera, 1995. Col. Particular. |
Se sabía caminando sin prisas y con ciencia hacia la sombra de la higuera del día en que las horas estarían completas.
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viernes, 22 de junio de 2018
27 horas
(Cinemagias, 13). Uno de los varios méritos de 27 horas (1986), la película en la que Montxo Armendáriz hizo una de las mejores y más emotivas crónicas de los estragos que la heroína causó en la juventud vasca, es la naturalidad, no exenta de un veraz lirismo, con que describe el paso del grupo de amigos que se reúne para echar el rato en «los billares» a la soledad mortal del pinchazo en vena. Un cambio de usos sociales juveniles de funestas consecuencias y que, en más de un caso, se produjo casi sin advertirlo, en medio de una gran ingenuidad y con graves errores de bulto, incluidos los políticos.
Otro hallazgo de la peli, de naturaleza bien distinta aunque también adictiva, es que nos descubrió, ya para siempre, a Maribel Verdú, casi nada.
(Primera publicaciòn en Facebook, 22.06.2017)
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