Leo en el suplemento literario de El País (18.06.16) estas declaraciones del escritor argentino César Aira, entrevistado por Javier Rodríguez Marcos.
–¿Escribe a mano?
–No solo a mano sino dibujando. He llegado a cierto fanatismo en eso. Cuando veo en la pantalla [a la hora de pasar al ordenador (la computadora) lo escrito] una palabra que quiero cambiar, la sustituyo también en el cuadernito. [...]
–Parece tenerle un gran respeto a la literatura, pero su obra parece una broma enorme.
–No lo veo contradictorio. Siempre pensé que a cierta edad lo mío sería la elegante melancolía. Hago todo lo posible, pero lo que escribo no me sale ni elegante ni melancólico. Me sale el juego. Tengo una veta infantil fuerte. Si tuviera que definirme diría que escribo libros infantiles para adultos, juguetes literarios para adultos que hayan leído a Lautréamont...
La entrevista sigue con declaraciones no menos interesantes. Mucho antes de llegar al final me hago el propósito firme de remediar una carencia que, además de perniciosa, me parece casi inverosímil: ¿cómo he podido zafarme hasta el presente de la necesidad de leer a César Aira?
(Tiempo contado, 19.06,16)
Fotografía de César Aira tomada de Zona de obras.
2 comentarios:
Por lo que cuenta el poeta argentino, no hay duda de que te has visto en el espejo.
Un abrazo.
Suscribiría sin ninguna duda esas frases. Ahora tengo que tratar de saber por qué. Otro abrazo.
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