viernes, 7 de agosto de 2015

Googleando que es geerundio



Googlear, o guglear, como tal vez debería escribirse, no es todavía un verbo que la RAE incluya en su diccionario. Y sin embargo puede que sea una de las acciones que muchos repetimos más veces a lo largo del día, sobre todo si nuestro trabajo tiene algo que ver con la búsqueda y difusión de información. O, simplemente, si somos algo curiosos y solemos hacernos preguntas sobre mil y una cosas, el vasto universo de nuestra ignorancia, una terra incognita que no cesa de crecer. El asunto es tan perentorio, que es fácil caer en la tentación, algo manida pero tal vez inevitable, de preguntarnos cómo podíamos vivir antes de Google. Claro que esa cuestión nos la podemos plantear sobre tantas otras cosas que, realmente y a poco que uno sea consciente del peso del tiempo a su paso, lo de verdad milagroso es estar vivo. La verdad es que hubo un tiempo, que para algunos es aún el   mayoritario de nuestras vidas, en el que cualquiera de las pesquisas que hoy le planteamos a los sagaces buscadores cibernáuticos hubiera exigido esfuerzos ímprobos, cuando no meramente inviables. Lo que ya resulta más dudoso es saber por qué, pese a la gran facilidad técnica que estas maravillosas herramientas nos procuran, sigue predominando en nuestro ánimo la sensación no sólo de que las cuestiones importantes continúan sin respuestas claras, sino de que cada vez es más difícil arrostrar la osadía de hacer las preguntas decisivas. Pero seguiremos gugleando. Qué remedio. Y qué gozo.

2 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Así es, Alfredo: un no parar.

Un abrazo.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Antonio. Procuraremos no marearnos.