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Split. Palacio de Diocleciano. © AJR, 2011. |
Este fin de 2014 esta siendo un tiempo de contradictorias coincidencias. Todo el mundo parece haberse puesto de acuerdo en que se acaba un período y comienza otro bien distinto. Nada inaudito, por otra parte, en el ritual del fin de año. Aunque las expectativas acerca de lo que pueda venir -¡y no digamos las esperanzas!- no sólo difieren mucho sino que apuntan, bajo el envoltorio plateado de las palabras incluso comunes, a realidades por completo diferentes. Digamos, para abreviar y por justificar la frase que encabeza estas líneas, que todo dios aspira a que 2015 marque la definitiva frontera respecto a una realidad que estamos deseando dejar atrás, llámese crisis, pobreza, corrupción, enfermedad, servidumbre o incluso aburrimiento, entre otros muchos nombres que coinciden en vestir, bajo un ropaje diferente, el cuerpo cierto de la infelicidad. Así que, junto a las habituales frases de bienvenida al año nuevo y al lado de los brindis pertinentes y pertinaces, con todas sus retrancas, permítanme hacer votos para que los próximos días estén llenos de ocasiones en las que, del modo que cada cual considere oportuno y siempre que esa opción no suponga el agravio al prójimo, ni la perpetuación de la injusticia en cualquiera de sus formas, podamos abandonar reclusiones forzadas, temores funestos y otras mil formas de esa plaga terrible que es la ausencia de ser, el hueco perforado y sostenido en las conciencias, tal vez el mayor peligro (verdadero agujero negro) que amenaza, simultáneamente y de forma insistente, nuestra carne real y el cuerpo de nuestros sueños. Que 2015 nos sea favorable.
7 comentarios:
Así sea, Alfredo.
Que el 2015 noa encuentre lejos de las estadísticas, estimado Alfredo, y disfrutando de extensos periodos de tranquila felicidad. Si puede ser.
Un abrazo.
Gracias, amigos. A ver si a fuerza de compartir deseos logramos doblegar las formas aviesas de la realidad. Y los fondos. Un abrazo fuerte.
Llego tarde (otra vez más), pero sabes que, más allá de comentarios, tus palabras son compartidas de corazón y miramos los mismos horizontes. Feliz 2015. Un fuerte abrazo.
Al salir del agujero, Mariano estaba allí.
Por cierto, ¡qué impresionante Split!
abrazos
Gracias, Antonio. Por hacer caso, con variante, al tópico: nunca es tarde si la sintonía es buena, como suele. Feliz... ya casi 2016, uf. Un abrazo.
Ay, Navajo, no había caído en la cuenta de que Rajoysaurio tal vez sea de naturaleza ubicua, qué cruz. Y, en efecto, Split, con ese peculiaridad de seguir viva dentro de un palacio, es impresionante, incluso a vista de agujero. Entre las emociones de principio de año me ha asaltado, no sé por qué, cierta nostalgia de los cortos pero intensos días dálmatas. Algún día tendríamos que volver sobre ellos. Y sobre otras cuantas cosas. Más abrazos.
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