BALAS AL ALBA (HABLA LA SALA B)
Fotograma de Cawboys & aliens, de Jon Favreau (2011).
Aquella noche acudí a la sesión golfa de los Cines Ideal para ver El sexto sentido, que se me había despistado en su estreno y ya sólo se proyectaba a deshora. Cuando entré, la sala estaba completamente vacía y al empezar la película únicamente pude ver a otro espectador sentado unas filas más atrás. Disfruté de la historia en unas condiciones inmejorables para sentir el placer del miedo controlado y hasta un leve erizamiento de la espina dorsal en algunas de las escenas más logradas: el descenso al sótano de la casa, la espalda cruel del paseante del baño, la luz agonizante en la tienda de campaña, el filo de luz blanca en la cocina, el susto mortal junto a la ventanilla del coche, la perplejidad creciente de Bruce Willis, tan parecida al ensimismamiento... Y saboreé el presentido pero inesperado final con la alegría del que, tras haber deambulado por callejones siniestros de la imaginación, se sabe al otro lado de la pantalla. Cuando salí de la hipnosis para volver a casa, me di cuenta de que estaba solo en la sala. Los títulos de crédito ya habían terminado (siempre agoto la visión de las cintas) y sin embargo el proyector seguía encendido, iluminando la pantalla con un marco vacío de luz sucia. Fue entonces cuando, provenientes de no sé dónde pero reales como las palabras que las nombran, vi dos balas atravesar la sala, apenas unos centímetros por encima de mi cabeza, y caer sobre aquella mancha lechosa que aún refulgía en medio de la pantalla. Por los dos agujeros que los proyectiles dejaron en la pared se colaban, con una limpieza de navaja recién afilada, lo que pensé que serían los primeros rayos del amanecer. Sin embargo, como comprobé al salir a la humedad de la calle, todavía era de noche. Y en la sala de al lado aún no había concluido la última sesión. Supongo que no será necesario añadir que en ella se estaba proyectando un western. Pero no logro recordar su título.
Fotograma de Cawboys & aliens, de Jon Favreau (2011).
(AJR: 7,23; Palíndromos ilustrados, XXXIX)
4 comentarios:
Chapó, Alfredo, un micro cargado de tensión y suspense, con un final, cómo decirlo, "zuperió". El palíndromo, muiy logrado.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Antonio. Si te ha hecho disfrutar un poco, la jugada ya merece la pena. Como se puede suponer, el móvil es más que nada un esfuerzo por encontrarle sentido al extraño pero seguro palíndromo, uno de esos aerolitos que vienen de quién sabe dónde y se posan sobre el papel cuando menos te lo esperas (a condición, eso sí, de no dejar nunca de esperarlo). Aunque la anécdota de fondo es casitoda cierta, literal. Otro abrazo fuerte.
Impresionante.
Me parece muy, muy bueno.
Mantienes el nivel de principio a fin.
Pero lo que más me alucina son tus recursos infinitos con las palabras.
¡Chapó!
Qué generosa, Virgi. Muchas, muchas gracias. Y besos.
Publicar un comentario