domingo, 22 de abril de 2012

Volvoreta


Folio 27r, Las Grandes Horas de Ana de Bretaña, 

gentileza de M. Moleiro.


Libros, rosas, astros: mariposa de abril

Aunque la historia
derribe en sus meandros
los puentes levadizos

o el hilo de la piel
se trame de manera
bien distinta
según la luz del sol y la deriva
de los continentes

y aunque Babel sembrara
de miles de cristales
la lengua de los hombres

es verdad tatuada
en lo más hondo
del ser y la conciencia
que solo hay una forma
de decir
madre.

(Tránsito del 22 al 23 de abril.)

6 comentarios:

Antonio del Camino dijo...

Luminoso, Alfredo. Simplemente, hermosísimo. Lo que no tengo tan claro es la estructura de los versos centrados, algo que no resta al meollo del poema.

Un abrazo.

Navajo dijo...

Qué belleza. Lo leí en voz alta fente a las grandes rocas, en el silencio de la reserva, y los búfalos se estremecían.

Alfredo J Ramos dijo...

Mil gracias, Antonio. No hay ningún motivo especial para la disposición: surgió así sobre la página, con ese ritmo y ese «dibujo», y no me disgustó. Incluso visualmente me parecía que encajaban bien con la imagen de las rosas. Un abrazo

Alfredo J Ramos dijo...

Supongo, sensible amigo Navajo, que el estremecimiento de los búfalos (¿o serían bisontes?) no se debería a ninguna real amenaza en el ambiente, que al fin y al cabo la Reserva no está muy lejos de La Zarzuela... Me han encantado tus generosas palabras. Un abrazo.

Olga Bernad dijo...

El título ha tirado de mí, pues me encanta la palabra "volvoreta" (una vez me atreví a usarla en un poema;-) y luego me ha alegrado, como si el vuelo de la mariposa me hubiese llevado a esa emoción tan limpia del final. También mis bisontes -azules- se han estremecido.
Enhorabuena.

Alfredo J Ramos dijo...

Gracias, Olga. Mi atrevimiento con "Volvoreta" (con el permiso de doña Emilia) tiene una pequeña coartada privada: así era como llamaba su padre (mi abuelo) a mi madre, ambos gallegos, cuando era pequeña, al parecer por lo rápido que se movía y lo espelida que parecía. El día 22 mi madre hubiera cumplido 97 años. Por otra parte, cuando vi el comentario de Navajo, lo primero que se me vino a la cabeza fueron tus "bisontes azules". Lejos o cerca, a menudo se tiene la impresión de nos movemos en una baldosa. Un abrazo.