Esta mañana, a las siete y media, ha fallecido en el Hospital de San Rafael, de Madrid, Agustina Peña García, una gran mujer, generosa, valiente y luchadora. Un ejemplo de la gente común que muere cada día –como nos ocurrirá a todos–, pero un ejemplo único, singular e irrepetible, pues tenía unas cualidades humanas nada comunes, como hemos podido apreciar todos cuantos la conocimos.
Agustina, de 64 años, ha sido derrotada por una grave enfermedad que la fue minando desde septiembre del año pasado, pese a los cuidados médicos y, sobre todo, al cariño y entrega absoluta con que hasta sus últimos momentos la rodearon los suyos, en especial su marido, Ginés, que la cuidó de forma admirable a lo largo de estos duros meses, durante la mayor parte del tiempo en su propio domicilio y sólo en las últimas semanas en el hospital. A él y a sus hijos, Silvia y Tato, junto al resto de una extensa familia, hacia la que Agustina vivió completamente volcada, quiero hacer llegar desde aquí mi sentimiento por su pérdida.
Hasta el momento en que la enfermedad se lo impidió y durante los anteriores 18 años, Agustina venía cada semana varios días a casa para ayudarnos en las tareas domésticas. Un trabajo que llevó a cabo, no solo con completa eficacia y una disponibilidad que iba más allá de lo exigible, sino con un afecto y una sensibilidad que se traducían en innumerables detalles de trato que la acabaron incorporando a nuestra vida como un miembro más de la familia. Y uno de los más importantes, por cuanto tenía el gran valor de hacernos la vida más amable.
Como homenaje a ella he colocado en la pared de la Posada la imagen de un vuelo de grullas en un paraje no muy lejano de los campos de Candeleda, el hermoso pueblo de la Sierra de Gredos en el que Agustina nació y al que seguía estrechamente vinculada. Allí pasó algunos de los momentos más agradables de una vida siempre entregada al trabajo y a demostrar con enorme dedicación el cariño que sentía por su familia y sus amigos, entre los que tuvimos la suerte de contarnos.
Gracias, Agustina. No te olvidaremos.
10 comentarios:
Alfredo te dejo un abrazo, ya me imagino lo triste que andarás. Qué lindo ese vuelo de grullas reunidas.
A pesar de ser la única realidad segura (me refiero a la muerte, naturalmente) nunca acabaremos de acostumbrarnos a ella, porque cada vez que llega nos deja huecos imposibles de volver a llenar. Me uno a vuestro dolor y, por supuesto, al de la familia de la fallecida.
Un abrazo.
Mis abrazos, las grullas estarán contentas de acompañar su vuelo.
También un beso cariñoso
Lo siento, Alfredo. Qué difícil alisar las oquedades que las ausencias, cada vez más frecuentes por lógica de la edad, van dejando en nuestra vida.
Al leer estas líneas,me siento mucho más orgullosa de formar parte de su vida y su familia.
Gracias por estas palabras.
Un abrazo
Su sobrina Bea
Todos los que hemos conocido a Agustina, nos sentimos triste por su ausencia. Las palabras que aquí escribes, sirven de consuelo a mi corazón.
GRACIAS!!
un abrazo
peli.
Sólo conocí a Agustina mediante palabras. Palabras del posadero y su familia. Siempre positivas, siempre agradecidas, siempre con el brillo de las palabras que brotan de la alegría y un sentimiento verdadero. Me sumo al pésame por esta pérdida y envío un abrazo a todos los que tuvieron la suete de concerla.
En nombre de tato, gines y toda la familia muchas gracias por estas palabras tan bonitas Alfredo, en estos momentos son muy reconfortantes, hacen k los sentimientos y recuerdos sean si cabe, más bellos y estén más vivos en cada uno de los que la conocimos y formamos parte de su vida.
Sólo recordar que agustína está presente en cada uno de todos los que la quisimos en vida, acompañadonos y dándonos toda su fuerza día a día.
Tía estoy orgulloso de poder decir k soy sobrino tuyo, gracias por regalarme momentos inolvidables a lo largo de tú vida, siempre serás el referente, el espejo en el que mirarnos.
Te quise, Te quiero y siempre te querre.
Tú sobrino, Cuco.
Moder, Antonio, Navajo, Fernando: gracias por vuestras palabras y vuestro gestos, tan reconfortantes.
Bea, Peli, Cuco: vosotros que la conocisteis mucho mejor que yo, bien sabéis que son palabras de justicia y que se quedan muy cortas. También para mí y para Sagrario y Clara ha sido una gran suerte y un privilegio conocer a Agustina. Sin olvidar a Pancho, nuestro perro, que tan alegre se ponía siempre que ella venía a casa...
Gracias por pasaros por aquí y dejar vuestras palabras.
Un abrazo.
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