Vi el viernes pasado Celda 211, la cuarta película de Daniel Monzón, basada en una novela de Francisco Pérez Gandul. Es un thriller realista que cuenta una historia carcelaria con excelente pulso, ritmo trepidante, fuerza visual y diálogos intensos y creíbles. Una obra recomendable.
Se ha destacado, con toda justicia, la redonda interpretación de Luis Tosar, que da vida a un duro irreductible, de nombre Malamadre, digno de ocupar un puesto de relieve en el escalafón de grandes villanos del cine español (no muy pródigo en ellos, al menos en este registro). También se alaban los trabajos secundarios de Luis Zahera, Resines, Carlos Bardem...
A mi juicio la gran sorpresa de esta película, insuficientemente subrayada en las críticas que he podido leer, es la aparición del actor Alberto Ammann, un completo desconocido que prácticamente debuta en esta obra (lo volveremos a ver en breve en la pantalla dando vida a Lope de Vega).
Ammann es, de hecho, el verdadero protagonista de la historia. Tanto por el tiempo que permanece en escena como porque el centro de la acción dramática es el conflicto y la evolución que sufre su personaje, un funcionario de prisiones que en su primer día en la cárcel se ve sorprendido –y atrapado– por un violento motín. Su contraste, no sólo físico, con Tosar (rudeza frente a sutileza, pero la misma inteligencia práctica e iguales arrestos) da pie a un soberbio duelo de actores que se va desarrollando en un crescendo muy bien medido.
El contradictorio vínculo que acaba uniendo a ambos personajes hasta abocarlos a una misma y trágica actitud es el punto culminante de una historia que da pie a muchas reflexiones sobre el delgado filo que separa tantas cosas en la vida.
Se está hablando de Celda 211 como de una excepción en el cine español. Es verdad que no pertenece, ni por factura ni por temática, a la línea habitual. Puede incluso que inaugure el género carcelario abordado como asunto monográfico y desde una perspectiva realista (habrá que revisar la filmoteca). Pero creo que es una película que no carece de filiación en nuestra cinematografía. Por motivos diversos, a mí me ha traído a la memoria títulos como Días contados, Leo, La caja 507 o, como ejemplo más cercano, Solo quiero caminar, cuyo protagonista, el mexicano Diego Luna, quizás sea una referencia razonable para situar el estilo interpretativo de este nuevo gran actor llamado Alberto Ammann.
En una escena del filme Tosar-Malamadre le pregunta a Ammann-Calzones: «¿Y tú de dónde has salido?» Es la misma pregunta que me hacía al salir del cine, sorprendido por una interpretación sin fisuras, personal y absolutamente creíble. Habrá que anotar su nombre.
Fotografía: Luis Tosar (Malamadre) y Alberto Ammann (Calzones), en una escena de Celda 211. Imagen tomada de cineol.net.
4 comentarios:
No he visto aún la película, pero me han hablado muy bien de ella. Estoy de acuerdo contigo en que ha habido películas memorables dentro del género. Me alegra que hayas citado "Días contados", una de las películas españolas mejor realizadas, bajo mi punto de vista, y en la que Carmelo Gómez está espléndido, como la mayor parte de las veces.
Es bueno y deseable que empiecen a aparecer nuevas caras, nuevos talentos, pues uno de los fallos que le encuentro a nuestro cine, es el encasillamiento al que somete a menudo a sus actores.
un abrazo.
Cristal, comparto tu opinión sobre Días contados y sobre el trabajo de Carmelo Gómez, un actor cuya madurez está pidiendo papeles que le permitan mostrar facetas acaso aún no expresadas de su talento, algo parecido, por poner un ejemplo deseable, al Atticus Finch que Gregory Peck inmortalizó en Matar a un ruiseñor. Y respecto a lo del encasillamiento, también estoy de acuerdo: creo que es el principal problema al que se enfrentan muchos buenos actores (un ejemplo paradigmático sería Antonio Resines), bien porque se prodigan demasiado y con poca exigencia a la hora de elegir sus trabajos (aunque ya sabemos que no siempre es fácil elegir, y con la endeble estructura del cine español, aún menos), bien porque muchos directores prefieren trabajar sobre seguro y no asumen riesgos. Gracias por tu visita.
Leí tu comentario sobre la película antes de verla. Ahora que la he visto vuelvo a él. Tu crítica es acertada. La película me parece excelente, superó mis expectativas. Creo que va más allá de mostrar de una marera realista un motín en la cárcel. Da pie, como tu apuntas, para muchas reflexiones sobre el delgado filo que separa muchas cosas en la vida. Por momentos, el motín pasa a ser una anécdota para mostrar lo que es el ser humano enfrentado a situaciones límite. Tanto el caso del personaje de Tosar, como el de Alberto Amman. No hay maniqueísmos. Dentro y fuera se da la traición y la corrupción. Las vueltas de tuerca que da el director mantienen al espectador en una constante tensión. Muy buenos los secundarios, ese "Petróleo", Luis Zahera, que salió de una serie de la TVG, al igual que el admirado Tosar. Y el joven Alberto, sí, para tomar nota.
Un saludo
Gracias, Shandy. Celebro que te haya gustado. Parece una firme candidata a «arrasar» en los Goya. Comparto el juicio sobre Luis Zahera, uno más (aunque no uno cualquiera) de la larga nómina de excelentes actores gallegos. Bicos, rapaciña.
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