lunes, 13 de marzo de 2023

La gala de los Oscar (2023)

(Al filo de los días… y las noches). Estuve siguiendo distraídamente anoche, hasta más allá de las 4 a.m., la gala de los Oscar y comprobando, no sin estupor pero con mayor inquieta y algo incómoda curiosidad, la deriva que acabaría confirmando, en la traducción de mi teatrillo personal, “el fin definitivo del cine tal como hasta ahora lo hemos conocido”, dicho sea de un tirón y sin ánimo de pecar de grandilocuencia. Uf. Tres veces tengo intentado ver en televisión (¿se ha estrenado en algún cine?) la película ganadora de nada menos que siete Oscar, incluidos los principales. No lo he logrado. Y me consta que no soy el único, aunque es verdad que todos y todas, no sé si también algún ‘tode’, ya de “cierta” edad. Por los comentarios que oía anoche y los que ahora leo parece que se ha consumado alguna revolución y que las cosas a partir de ahora entran en una nueva fase. Puede ser. De momento, vamos a ver si soy capaz de asimilar o entender un poco al menos el nuevo fenómeno —“una bestialidad”, como subraya esta crónica— y si hay ánimo o impulso para ello. En todo caso, habrá que prestar atención. Ese cada vez más difícil ejercicio de continuidad. A ver, a ver.


AL GALOPE

https://upload.wikimedia.org/.../Muybridge_race_horse...


Ah, el cine, el cine, el cine. Esa segunda vida que recorremos al galope gracias a una cualidad casi incomprensible de nuestros ojos y merced al poder infinito de nuestra aliada interior más poderosa: la imagen en acción; o sea, la imaginación. Ah, el cine, el cine, el cine.

(LUN, 446)

domingo, 12 de marzo de 2023

De los días del Johnny


 Rosa Montero, Juan Margallo, Petra Martínez y Jorge Pardo,
habituales de los actos del colegio mayor, posan en las ruinas del Johnny.
Foto: Ximena y Sergio /El País Semaal.   

(En voz alta). Por Juan Cuesta, colega y viejo compañero colegial, llega a mi móvil (aún no había abierto el papel) el amplio reportaje que El País Semanal dedica al Johnny, el Colegio Mayor San Juan Evangelista, convertido desde hace años en un referente mítico de la vida universitaria madrileña y hoy sumido en un penoso estado de abandono, pese a los esfuerzos que la asociación de antiguos alumnos viene haciendo por sacarlo de la desidia institucional en medio de la cual se van arruinando sus instalaciones. El reportaje recoge, muy resumidos, algunos hitos de una historia llena de ocasiones memorables y de una estela de activismo cultural, artístico, político y lúdico digno en verdad de un relato pormenorizado (algo que en parte ya se ha hecho) y que ha dejado una huella inolvidable en quienes tuvimos la suerte de vivir entre sus muros.
Como ya he recordado aquí mismo otras veces, entre octubre de 1974 y julio de 1976 residí en el Johnny durante los dos primeros cursos de mis estudios de periodismo en la Complutense y conocí “en vivo y en directo” algunos de los episodios que se narran en el artículo, incluida la brutal intervención policial del 4 de junio de 1975, tramada y ejecutada como un escarmiento contra las crecientes protestas universitarias y las diversas “jornadas de lucha” organizadas en el campus durante la larga agonía de Franco. De aquel día no se me va de la cabeza la escena de dos grises aporreando con saña a un colegial parapléjico que trataba de zafarse de los zurriagazos sobre un sofá de la planta baja, mientras los cientos de colegiales y visitantes éramos desalojados a golpe de porra a través de un cordón policial que iba desde la última planta del edificio hasta la salida. La desbandada duró días.
Añadiría a los hitos culturales y eventos recordados la presencia de grupos internacionales de teatro como el Living Theater, Roy Hart , Bread and Puppet..., que eran entonces referentes mundiales del teatro contracultural y que elegían el Johnny como escenario para sus estrenos en España.
También, en la letra pequeña de la historia del colegio, me atreveré a mencionar la circunstancia insólita de que dos de los premiados, en 1975, con el entonces muy prestigioso premio Adonáis de poesía fueran colegiales del Johnny: Ángel Sánchez Pascual, que obtuvo el premio con Ceremonia de la inocencia, un libro muy en la honda de Claudio Rodríguez, mientras que el primer accésit fue para Esquinas del destierro, mi primer libro de poemas. A raíz de la feliz coincidencia, creo que insólita en la historia del certamen, Ángel y yo organizamos en el colegio un Aula de Poesía que tuvo muy buena acogida. Se inició con una multitudinaria lectura de Gloria Fuertes coincidente con la presentación de su libro recopilatorio Obras incompletas, con el que la editorial Cátedra inició su prestigiosa colección Letras Hispánicas. Batallitas.
Del Johnny debe de haber todavía muchas historias que podrían pormenorizarse, aunque ya es muy extenso el rastro que ha dejado en películas, libros, documentales... Su espíritu innovador y universalista, en especial en lo que concierne a todo tipo de músicas, y con el almeriense Alejandro Reyes como verdadero alma mater, aún se mantiene vivo y su estela inspira e impregna no pocas iniciativas vigentes. Ese es un patrimonio que nunca se va a perder. Lo que urge ahora es salvar de la total ruina el espacio físico y darle la función que merece. Algo, por cierto, que podría extenderse a la cercana Casa de Vicente Aleixandre, en la antigua calle Velintonia, naufragada en un vergonzoso y ruinoso abandono ante la total indiferencia de los poderes públicos.

sábado, 11 de marzo de 2023

El barroco de los sábados (Cortesía de MMG)

 


(En voz alta). Del concierto barroco sabatino que desde hace ya algún tiempo nos comparte Manuel Martín Galán. Es algo largo para los usos fasciculares en boga, pero puede ponerse a buen recaudo y escucharlo a su debido tiempo y en la mejor forma (pasado a algún equipo de sonido, por ejemplo). La Primavera se anuncia en sus pentagramas de aire transparente.

LAS COSAS DE NOSTRA

 «LAS PAREDES HABLAN», SOSTIENE NOSTRA Y SE EXPLICA

Grafiti en la calle Pradillo de Madrid, uno de los escenarios
ambulatorioshabituales de Nostra, el Profeta de la Prospe.


No descartes que la gran novela de nuestro tiempo —me dice Nostra circunspecto ya de buena mañana en su banco favorito del parque de Berlín— no se esté escribiendo en los muros de las ciudades.

A ver —continúa—, yo no creo que esa vorágine ruidosa y fea que nos asalta por doquier sea otra cosa, en su mayor número, que la manifestación beocia y multitudinaria del viejo dicho que afirma, por fas o más bien por befas o nefas o cómo coños se diga, la ubicuidad del nombre de los tontos, y quien dice nombre, dice cualquier otro sintagma o mismamente gruñido, cagüendiés, que todo hay que explicitarlo.
Pero no me negarás —prosigue— que a menudo de ese clamor más bien urbano, aunque no sólo urbano ni urbano solo, que de rural, arriscado y hasta chotuno también tiene lo suyo, nos asalta a veces un como destello de captación profunda de la realidad, un resorte o muelle, fíjate, un impulso expresivo cuyo poder reconocemos bien porque percute directo y sin permiso, recto trámite, en esa parte de nuestro cerebro reptiliano que aún es capaz de conmoverse por palabras de tacto duro, aivalahostia, mismamente la escritura de la piedra y en piedra que tanto poder hipnótico ha ejercido siempre, desde al menos la estela del Hammurabi ese de los cojones y aún mucho más allá, incluso antes de que hubiera vascos, sin olvidar los petroglifos y peñascos rotulados con incisiones aún indescifradas donde ondea, a ver cómo lo ves, un atisbo de inteligencia en verdad conmovedor.
Pero, claro —aclara— , tanto en las cuevas como en los áticos, en los sótanos igual que en los palafitos, siempre ha habido quienes y quienas, con flauta o sin ella, se han empeñado en la guarrería y el amontonamiento de mugre, de modo que a estas alturas es difícil deslizar la mirada por la piel de las ciudades sin que los akais no se no queden enredados en tal cantidad de necedades y gurruños que necesario sería un nuevo diluvio limpiador, y a toda hostia, para volver al lustre que alguna vez si acaso hubo…, en fin, en fin.
En todo caso —concluye convirtiendo sus últimas palabras en unos casi suspirillos de anciano bonachón—, las paredes, de las que durante mucho tiempo se decía que oían, ahora hablan y hablan y hablan, ya te digo, ocioso y sin embargo curioso interlocutor: ábrete de orejas y verás lo que es bueno, perillán…
(LUN, 447 ~ «Las cosas de Nostra»)

viernes, 10 de marzo de 2023

ALTA POLÍTICA

Ilustración: Javier Serrano

El asunto es muy serio. De modo que no hay más remedio que plantarle cara. Y, luego, regarlo minuciosos. Esperar a pintarle unos grandes bigotes. Aprender la fisiología exacta de esas muecas, precisamente esas, que nunca habría esperado. Hacérselas. Hacerlo. No se vaya a creer que le tenemos miedo.

(LUN, 448 ~ «Los figurantes de Javier Serrano», IX)

jueves, 9 de marzo de 2023

AL FILO DE LOS DÍAS (enésima edicion)

El Caballero y la Muerte ante el tablero.
Fotograma de Det sjunde inseglet (1957), de I. Bergman.


I
Jaque mate.
Negras ganan.
No cabía esperar otro desenlace.
Pero tampoco podemos dejar de jugar.

II
Tres con las que saques.

III
Se te ha corrido el rímel, mascarita.

IV
Lo que hay que ver, man!

V
No matarás.
(LUN, 449)