jueves, 30 de noviembre de 2017

Elegía

La imagen puede contener: una o varias personas y exterior
Lunch atop a skyscraper, fotografía anónima tomado en 1929 durante la construcción del
Empire State Building, en Nueva York.

Este noche he soñado con el club de los obreros muertos en los altos andamios de 

la City.
...



miércoles, 29 de noviembre de 2017

Jugando con Esther Ferrer (para variar)


(Visiones de Museo, 1). «Todas las variaciones son válidas, incluida esta» es el título de la exposición antológica de Esther Ferrer que se muestra en el Palacio de Velázquez, en el parque del Retiro de Madrid, hasta el 25 de febrero. Por la espaciosa sala se distribuyen un buen número de obras conceptuales, algunas de grandes dimensiones —no sólo espaciales— y que, además de servir como una palanca o muelle para que se dispare (o no) la conciencia del espectador, tienen la virtud de sumergirnos en un atmósfera de cierto encantamiento muy a propósito para estas mañanas dudosas del otoño en los que cada día parece que va a superar al anterior en incertidumbre y villanía.

Pasamos un rato muy agradable el pasado día 25 de octubre, en la inauguración, rodeados de artistas que parecían estar al cabo de la calle de lo que allí se mostraba, aunque es verdad que nadie miraba a nadie con esos gestos de suficiencia, tan lábiles como rácanos y odiosos, entre los que discurren a menudo actos semejantes.



Había allí muchas cosas que ver y con las que jugar, pues este, el factor lúdico, me parece que es fundamental en la propuesta. Y por allí, yendo de un corro a otro, se movía la artista, menuda, ágil, vigorosa y claramente vasca, tan cercana y natural que más bien parecía una compañera de juegos enseñando sus tesoros al grupo de amigos. Que la miraban, eso sí, con mucha admiración. Devoción incluso. Me quedé con ganas de acercarme para plantearle una pregunta bumerán. Pero no me atreví a romper lo que en todo momento me pareció una sucesión de complicidades. Tal vez otro día sea el propicio.

De lo visto y disfrutado, me llamó mucho la atención, en un rinconcito aislado de la sala grande y diáfana (¡qué a propósito para instalar en ella un itinerario de ida y vuelta!), esta «Caverna de Leonardo», título que me parece oportuno darle al juguete de la artista que reproduce una de las máquinas inventadas por el genio Da Vinci para tratar de entender, asimilar y reproducir el vuelo de los pájaros.



El vídeo naturalmente juega a hacer arte, o así, y se acoge por completo al título de la exposición. Una variación más, pues, y en consecuencia, válida. Ojalá lo disfruten. Luces y sombras.

Hasta el 25 de febrero de 2018.

Cabeza borradora

No hay texto alternativo automático disponible.
Jesús Navarro: Máquina de escribir con ventana. Tomado de aquí. 
Erase una vez y que no sea.
...

martes, 28 de noviembre de 2017

A la duda dúdala

PAUL CÉZANNE: “Grandes bañistas”, 1906
Paul Cézanne, Les Grandes Baigneuses, 1906. Philadelphia Museum of Art.
¿NADAN Y NARRAN O NARRAN Y NADAN?
(Un soleil du Sud lie l'os nu.)

(AJR, 7:25 - Palíndromos ilustrados LXXVII)

La hora azul

No hay texto alternativo automático disponible.
Oskar Kokoschka, Muchacha en la ventana (1907).
Se había acostumbrado a vivir en la sola espera y el estar a punto.
...