jueves, 12 de agosto de 2010

sábado, 7 de agosto de 2010

Resonancias (3): machadiana


Mucho antes que el inevitable Guernica (yo también) o que la frustrada posibilidad del no menos frecuente Ché (yo, tampoco), en las paredes de mi cuarto, frente a mi mesa de estudio, colgaba un póster de Antonio Machado con los hermosos y bien conocidos alejandrinos finales de su poema «Retrato» grabados sobre la ancha frente: «Y cuando llegue el día del último viaje, / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, / me encontraréis a bordo ligero de equipaje, / casi desnudo, como los hijos de la mar». Palabras que, como a tantos, me acompañan a menudo y que quizás resuman la mejor (y más consoladora) filosofía vital que haya tenido nunca. Qué sabio, en su aparente sencillez, don Antonio. Y cómo crece su obra a medida que pasa el tiempo (y nosotros con él).


(Aunque es mucho más conocida la versión del poema cantada por Serrat, dejo aquí la limpia y libre interpretación flamenca de Calixto Sánchez, quizás más cercana al modo de decir, e incluso de sentir, del poeta.)

Imagen: «Sol de medianoche con barca», tomada del blog Laberinto de lluvia.




miércoles, 4 de agosto de 2010

Chapuzón

Pasen y vean, merece la pena.
Primero vienen los alegres batracios, con sus juegos audaces junto al agua.
Después llegan los cisnes, dibujados con la gracia de un equilibrio en verdad prodigioso.
Los pasos finales llegan a poner en tela de juicio la ley de la gravedad.

Un chapuzón sin duda circense
pero quizás por eso mismo aún más refrescante.

(Es aconsejable cliquear sobre el vídeo y verlo en pantalla completa.)


martes, 3 de agosto de 2010

Cante


Hay ayeres que hieren,
ay, ay ay.
Ayer es hoy herido.
Y no hay ayer que hoy haya,
ja, ja, ja,
llegado a ser el mismo.
Ay, ayer que ayer era
y hoy ya es ido.


Una de las grandes citas musicales del verano, el festival de La Unión, celebra su 50º aniversario con un gran programa (del 3 al 15 de agosto): Paco de Lucía, Miguel Poveda, Enrique Morente, Manolo Sanlúcar, José Mercé, Mayte Martín, Israel Galván...

Hace un mes, en el acto de presentación del evento, Miguel Poveda reconoció de este modo (primer vídeo) su muy especial relación con el lugar donde se bautizó como artista (segundo vídeo que, pese a sus deficiencias sonoras, puede considerarse un documento histórico).


lunes, 2 de agosto de 2010

Resonancias (2): fantasmas


Una de las escenas clave de El fantasma y la señora Muir (1947), la bellísima película de Joseph Mankiewicz, es el monólogo con el que el capitán Daniel Cregg (o mejor dicho, su fantasma, interpretado por Rex Harrison), que habita en la casa que le perteneció en vida, se despide en sueños de la nueva dueña de la mansión, la viuda Lucy Muir (Gene Tierney), de la que, tras unos primeros encuentros irritantes, ha acabado enamorándose, al igual que ella de él. Las tan emotivas como lúcidas palabras del capitán ponen de relieve la imposibilidad de un amor tan descarnado, aunque ello no le impida imaginar con enfático sentimiento lo que podrían haber vivido juntos.

La escena, al igual que la película toda, ha sido analizada con gran acierto y minuciosidad por Javier Marías, el gran valedor en el ámbito hispánico de esta obra, a la que que considera «[la película] que ha llegado más lejos -junto con Los muertos de John Huston- en algo a lo que ni el cine ni la literatura se han atrevido a menudo: la abolición del tiempo, la visión del futuro como pasado y del pasado como futuro, la reconciliación con los muertos y el deseo sereno e íntimo de ser uno de ellos».

Así describe Marías la escena en un artículo memorable, publicado inicialmente en el libro Écrire le cinéma (1995) y recogido después también en los volúmenes recopilatorios Vida del fantasma (2001) y Donde todo ha sucedido. Al salir del cine (2005) (cito por este último):

« ... Lucy duerme y el capitán entra por el balcón como otras veces, le habla, le reprocha primero que no sea tan sabia y sensata como el creía, pero en seguida añade: "No te inquietes no es culpa tuya, has elegido la vida, lo único que podías elegir". Luego le da en su sueño instrucciones para que se olvide de él, para que "mañana y en los años siguientes" lo recuerde solo como un sueño, un estado de ánimo, una atmósfera que la invadió y llegó a hacerle escribir un libro, lo escribió ella sola. El capitán le entrega no sólo los derechos que ya le dio para su causa común de conservar la casa, sino también su propia historia, la historia de su vida que a partir de ahora ella tiene que haber inventado. El momento es de gran importancia, porque el fantasma se hace ahí doble fantasma, o mejor dicho, pasa de ser un fantasma "real" a convertirse en el objeto de un sueño y en un personaje de ficción, una mera creación de Lucy.»


Y un poco más adelante Marías escribe:
»Antes de desaparecer o de su segunda muerte el capitán se permite un momento de nostalgia que es el precedente más claro de la muerte de Batty (Rutger Hauer) en Blade Runner de Ridley Scott, cuando el replicante lamenta que con él se pierda cuanto ha visto y vivido [...] Aquí el capitán Gregg mira a Lucy dormida y exclama unas frases aliterativas que parecen salidas del Prufrock de T S Eliot: "Cómo te habría gustado el Cabo Norte, y los fiordos bajo el sol de medianoche, y navegar junto al arrecife en Barbados donde el agua azul se torna verde, y hacia las Falkland donde la galerna del sur desagarra el mar entero y lo vuelve blanco", hasta acabar diciendo: "Lo que nos hemos perdido, Lucía, lo que nos hemos perdidos ambos".»
Un "ambos" (both) que, en mi opinión, también resuena como un subrayado de la imposibilidad de fusión plena que acaso explique la melancolía implícita en todo amor, sea éste asunto entre criaturas carnales o entre espíritus más o menos puros.

Imagen superior: escena final de The Gosht and Mrs. Muir, tomada de Arsenevich.



domingo, 1 de agosto de 2010

Mapas


Desde pequeño me gustan los mapas y las promesas que contienen. Mirar un mapa, estudiarlo, siempre me ha parecido una forma segura de viajar, a veces la única posible. Recorrer con el dedo las líneas que unen los pueblos, las ciudades, seguir con los ojos el trazado tantas veces prodigioso de los ríos, imaginar qué puede haber en los amplios espacios carentes de nombres...

Y desde pequeño, una sospecha que es una preferencia que tal vez sea un destino: el mapa es ya, por sí solo, un tesoro, quizás el tesoro.

En tiempos de hallazgos tan notables como Google Map o los sofisticados gepeeses, y en días como hoy, el mapa a la antigua usanza, aunque propiciado por los nuevos medios, es también una forma de trazar una caricia sobre una parte precisa del mundo para extender sobre ella una red transparente cargada de buenos deseos y subrayada por una clara línea, invisible pero cierta, que va desde unos ojos a otros ojos para acercarnos a puerto seguro.

Un mapa... una canción. ¡Y buen viaje!

Mapa parcial del noroeste de Inglaterra tomado de Mapas del mundo.



sábado, 31 de julio de 2010

Origen


Los sueños merodean por todas partes.

El próximo viernes 6 de agosto llega a nuestras pantallas Origen (Inception), la última película de Christopher Nolan (Memento, El caballero oscuro), con el mundo de los sueños y su escurridiza naturaleza como tema de fondo. Tal vez un viaje a las aguas profundas de la mente, al penúltimo decorado del escenario de la realidad.

Su protagonista es el cada vez más convincente Leonardo di Caprio. Aún me dura el buen sabor de boca de su excelente trabajo en la irregular Shutter Island. Aquí encabeza un potente reparto en el que también figura Michael Caine. Buen síntoma.

La película llega precedida de una gran expectación. Unos hablan de Kubrick (incluso del mejor Kubrick), otros mencionan Matrix. No faltan Ciudadano Kane y hasta James Bond. También lo que pudo haber sido Abre los ojos. Las críticas más duras apuntan directamente a la cabeza: no sueños... ¡pesadilla! El género (¿pero a quién le importa el género del origen?) parece claro: ciencia-ficción, de la rama onírica.

El tráiler, aquí abajo, es poderoso. Y digna de exploración la página web oficial de la versión española.

Los sueños me rodean por todas partes.