jueves, 9 de octubre de 2025

(Manuscriptos). Criaturitas.



Legible, no sin esfuerzo, pero sobre todo juguetón. No se priven. 

(Del CahierLector» - con C.XL) 


Comentarios

César Nicolás

Debo decirlo, Alfredo: nos cuesta más traducirte que ese hermoso castellano medieval de don Juan Manuel y sus escribanos de Escalona, árabes también y judíos, que hay que dar prístino y con relieves.
Pero el caso es que cuanto más difícil y aun oscuro te pones en tus entradas atestiguo que suenas y te vemos mejor, aun en esos garabatos indescifrables tuyos, que a saber si nos llaman idiotas.
Somos unos deslenguados sin remedio, pero hay que decirte que tu nave de SON ESTOS (O DE SON ESTOS) así como de esa amplia serie de microtextos tuyos al uso y a la moda breve, debiera poner siempre rumbo a la “inmensa” y evitar en todo lo posible la trivialización, que fb acrecienta, y nos sienta tan mal, pese a la obviedad y tontuna de los “me gusta”, que no pocos nos los ponen para colmo sin leer, toma nota.

César Nicolás
“Vivo entre sombras que me arrebatan todo,
Están dentro de mí, también por fuera…”
[¿Sigo?]
  • Responder
  • Ocultar
César Nicolás
Eso sí, parece haber de entrada polimetría, y las “sombras” a lo mejor no son sombras, sino otro garabato que se nos oscureció…

Alfredo J Ramos
(transcripción)
Vivo entre sombras que me arrebatan todo,
están dentro de mí, también por fuera,
vivo en los resquicios que ellas me permiten,
voy de un lado a otro, la luz es un alce.
Y casi sin nada y sin nada casi,
como el que se ahoga dentro de la nube
de su oscuridad, me revuelvo y busco
en la faltriquera del olvido un cisne.
Soy el mago astuto del viejo poema,
traigo entre burbujas un hilo de seda
y las artimañas que ya no se usan.
Soy LAMAGIA misma envuelta en los huecos
y entre lo que nunca se dice a las claras,
tanta servidumbre que queda en la hoguera…

César Nicolás
Bravo. Pero conste que no te pedí que nos lo tradujeras, y con cambios a lo que veo en ese dodecasílabo que leíamos inicial.
¿Quién lo dijo? “Ante la duda, oscurece”
Creo que al alimón hemos puesto los puntos sobre las íes; yes: ¡a la hoguera tanta servidumbre!
  • Responder
  • Ocultar
  • Editado
Alfredo J Ramos
César Nicolás: Al exacto alimón: no había leído lo tuyo cuando, ‘par délicatesse’ y por respeto a mis escasos —aunque el número aquí no es cuenta — pero muy atentos y perspicaces lectores (¡y ‘lectrices’!), decidí poner la transcripción…, y más ahora que aún lo tengo fresco (aunque la página es de hace unas semanas) pues no sería la primera vez que, pasado el tiempo, me ha resultado imposible descifrarme. En todo caso, como dices (y poli-metrías o dureza de oído aparte), lo que importa es el garabato que, como su congénere nominal, ha de tener al menos siete caras y ningún sentido cautivo… o solo el que al jugador le pete (que de eso se trata también: “de petar na porta” y ver si alguien te abre). 🤠
  • Responder
  • Editado
César Nicolás
Alfredo J Ramos, que conste que el segundo verso es un rotundo endecasílabo y lo escuchamos y lo escucharemos en el oído así, aunque le midas y quepa la diéresis, pero eso es culta artimaña. A mí, como ruptura métrica, me dice más.
Eso sí, no queda cojo. Poema en dodecasílabos cuncntados y ese oyente es sordo, si te place.
  • Responder
  • Ocultar
  • Editado
Alfredo J Ramos
Ah, y lo de Don Juan Manuel, un verdadero placer. Creo que me lo voy a volver a leer entero.

Lázsló Krasznahorkai, Nobel de Lireratura 2025


No del todo desconocido entre los cinéfilos y seguramente con grandes conocedores de su obra entre nuestros más perspicaces críticos (y las muy buenas lectoras anónimas, que son legión), del nuevo Nobel de Literatura se me destacan dos cosas: es cosecha del 54, cada vez en más alta valoración, y lleva sombrero. Así que uno, en su rincón de nada, pero abducido por la misma pasión plumífera, siente como si le hubiera tocado el reintegro. O, por lo menos, una aproximación. Delirios de lirios y lilas. Y siga la rueda.
 

martes, 7 de octubre de 2025

Travesía

 TRRAAVVEESSÍÍAA

(In mezzo al mare)
A duras penas lograba
entre los vientos contrarios
sumar a mis partidarios
Y mi barco navegaba
mar adentro y los corsarios
vigilando el movimiento
que seguía y sigue el cuento
parecían funerarios
buïtres volando en círculo
a la espera del festín
Y creado así el gran vínculo
sobre las partes opuestas
fui entre viajes y fiestas
del uno al otro confín.

(De Potlatch o libro de las ofrendas, en curso)



domingo, 5 de octubre de 2025

La valiosa memoria editorial de Enrique Murillo

 La Palestra

PERSONAJE SECUNDARIO, DE ENRIQUE MURILLO: (casi)TODO LO QUE QUERÍAMOS VER ESCRITO SOBRE EL MUNDO EDITORIAL Y (casi) NADIE HASTA AHORA SE HABÍA ATREVIDO A CONTAR
Aunque me consta que no va a pasar inadvertido —ya hay por ahí numerosas reseñas, comentarios, entrevistas…—, no sé si alcanzará la resonancia que merece el libro Personaje secundario, de Enrique Murillo, publicado por Trama editorial (540 pgs.). Su autor, lector apasionado de largo recorrido, novelista aún en ejercicio, traductor de extensa obra, editor (en el sentido inglés del término que lo diferencia del publisher), importante ejecutivo editorial, periodista cultural ocasionalmente… es, en suma, un todoterreno de la edición llamada literaria. Y ha sido durante los últimos cincuenta años testigo en primera línea, aunque en la sombra, de algunas de las aventuras editoriales más relevantes, en particular de la configuración del catálogo de narrativa de Anagrama.
Murillo atesora experiencias valiosas derivadas de la relación muy cercana con autores como Javier Marías, Álvaro Pombo o Ray Loriga, o como traductor de Julian Barnes o Martin Amis. Y no hay que olvidar su directa responsabilidad, como informante y traductor, en la publicación de obras de tanto éxito editorial como La conjura de los necios, clave del sostén económico de Anagrama en un momento de crisis. O, dentro de la estricta industria editorial, su papel de muñidor de diversos "libros-acontecimiento" protagonizados por miembros de la familia real, con operaciones que resultaron vitales para salvar de la quiebra a algún sello de largo recorrido (Plaza & Janés); o sus intervenciones como buscador y lector de originales en premios de novela como el Herralde, el Planeta, etc., etc.
Por la amplitud de su experiencia y su trayectoria profesional, Murillo tiene, en su buena memoria y en su valiosa correspondencia, un caudal de información que bien podemos calificar de material altamente sensible y revelador para adentrarnos en algunas interioridades de un sector que, pese a sus tratos esenciales con la información y la divulgación, sigue siendo uno de los más herméticos e incluso misteriosos, cuando no directamente tramposo y, en ocasiones, entrampado en prácticas cuasimafiosas, además de marcadamente hipócritas, no pocas veces ventajistas y escasamente respetuosas con los derechos de los trabajadores. Sea dicho todo esto de un tirón y al hilo del apartado que Personaje secundario dedica a "los parias de la edición" (pp. 279-295), una descripción de los abusos en diversos oficios de la industria editorial, desde la preparación de originales o la traducción hasta los diversos tipos de corrección, la maquetación o el diseño, que Murillo lleva a cabo con una claridad, contundencia y sentido de la solidaridad dignos de todo elogio. Bien se nota que el autor cree de verdad que la de editor es «una profesión bella y subyugante», prolongación en buena medida de la pasión por la lectura, y que considera un verdadero privilegio haberse ganado —y bien— la vida con esta ocupación principal, pese a no pocas penalidades y contratiempos, sin excluir los derivados del oscurecimiento y el ninguneo, por más que ese segundo plano, como también se deduce de ciertas peripecias, acabe incluso teniendo algunas ventajas.
El libro, que bien podríamos considerar ya un clásico de ese apartado cada vez más nutrido que son las memorias de editores, agentes culturales y afines, se inscribe en la línea que abrió André Schifrin con La edición sin editores (2000, ed. española) y en la que también merecen citarse Pasando página (2003), el amplísimo recorrido que Sergio Vila-Sanjuán hizo por la nómina de autores y editores en la España democrática. No estará de más tener a la vista las jugosos memorias de Carlos Barral (el primer trabajo de Murillo fue el de lector de originales para el gran editor y poeta) y más aún las de Mario Muchnik, sin olvidar, en algún caso también como posible contraste de pareceres, los libros de memorias y entrevistas de Rafael Borrás, Jorge Herralde, Juan Cruz, y algunos otros, así como la biografía Carmen Balcells, traficante de palabras, de Carme Riera (Debate, 2022).
El valor principal de este «Informe Murillo» (llamémosle así) es no solo la amplitud y transparencia de su planteamiento sino la calidad de la narración. Escrito a lo largo de diez años y con un sostenido impulso en los últimos meses, el libro se lee como una gran novela, con una trama muy bien estructurada –en tres grandes apartados, con un intermedio y un epílogo–, bien dispuesta en su tensión narrativa y cuyos episodios, además de revelar algunas maniobras y usos editoriales no desconocidos pero pocas veces radiografiados, dan cuenta de una peligrosa deriva en el mundo de la edición, hasta desembocar en un diagnóstico muy preocupante: ¿estaremos en la industria editorial a la puertas de una de esas “burbujas inflacionarias” que acaban estallando y lo dejan todo lleno de ruinas y dolor? Diría que la opinión de Murillo es más bien pesimista, aunque también se detiene a señalar “la emergencia de nuevas aventuras esperanzadoras”, apoyadas en ideas brillantes y en claros síntomas de renovación en los diferentes sectores del libro.
Es, además, una obra limpiamente editada y, aunque puede descubrírsele algún descuido, algún nombre trastocado o leves incoherencias, no es menos cierto que en todo momento está presente una visión total del “campo de juego”, lo que hace posible una adecuada dosificación de las historias —algunas muy complejas— y las oportunas precisiones aquí y allá para que el lector no se pierda en los laberintos que la obra recorre.
Son muchos y de órdenes diversos los asuntos que aquí se abordan. Desde el punto de vista literario, sin duda el más relevante, y que el autor reivindica con orgullo y buenos argumentos, es su papel en la configuración de ciertos cauces por los que transitó la “Nueva Narrativa Española”, merced a la puesta en circulación de traducciones de autores, sobre todo anglosajones, que sirvieron para oxigenar ciertos usos narrativos deudores en exceso de un chato realismo o un costumbrismo agotado y, sobre todo, agotador. En este sentido, el capítulo titulado “El caso Javier Marías. Edición y venganza”, contiene novedades dignas de estudio.
Murillo reivindica con datos y razonamientos su papel en ese nuevo rumbo literario, pero también reconoce sus errores de apreciación editorial al no valorar adecuadamente a autores como Carver, Vila-Matas, Ruiz Zafón o, más recientemente, Irene Vallejo. Y plantea con claridad que el buen editor nunca debe perder de vista el necesario equilibrio entre cultura y negocio, calidad y ventas, esa balanza peliaguda.
Son punzantes y muy divertidos, a la par que también reveladores, los retratos de algunas “vacas sagradas” del mundo editorial y sus aledaños, semblanza hechas con elegancia pero sin pelos en la lengua. Y casi siempre con nombres y apellidos, salvo en el caso más llamativo de un alto ejecutivo al que llama «Ojos Verdes» y que bien podría considerarse el ejemplo señero y paradigmático de un tipo de personaje ignorante, fatuo y de tendencias mostrencas, con el que cualquiera que haya tenido cierta experiencia en el sector editorial español se habrá cruzado más de una vez. «Todo en él olía a chamusquina», resume el autor.
Con todo, lo más polémico de la obra puede ser el asunto de cómo se gestionan en algunas casas editoras el reparto de los derechos de autor. Es una cuestión que se estudia con todo detalle, con numerosos ejemplos, incluida alguna prueba manifiesta de doble contabilidad que resulta en verdad estremecedora.
En este peliagudo terreno, el autor denuncia con claridad meridiana el actual incumplimiento por parte de muchas empresas de la vigente ley de propiedad intelectual que exige unos requisitos que casi ninguna cumple en su totalidad y algunas ignoran por completo. Hace solo unos días que el propio Murillo hizo pública en sus redes una carta abierta al Ministro de Cultura con una petición expresa al respective. Y ayer mismo (sábado 4) público en la prensa una carta abierta dirigida a la Ministra de Trabajo para denunciar la situación de falsos autónomos que sufre un buen número de trabajadores de la edición.
Personaje secundario, en suma, es un libro necesario, osado, polémico, innovador, divertido, reivindicativo… y en todo momento, un ejemplo de pasión mantenida contra viento y marea a favor del difícil arte, oficio, negocio y desafío de seguir creyendo que casi todas las cosas que de verdad importan en el mundo pueden ser dignas de terminar en un libro.





jueves, 2 de octubre de 2025

Sostiene Mosterín

(En voz alta). Quienes pasan por acá ya conocen mi devoción sin fisuras por los relatos, invenciones —en el sentido prístino de "hallazgos"— y cogitaciones de Ángel Mosterín. Y de lo agradable y honroso que resulta formar a veces parte de sus maquinaciones. De esta que ahora repico sólo diré que toca asuntos muy sensibles y que, como siempre, doy fe de la verosimilitud de todo lo que pone en mi boca, aunque aquí o allá podría matizar algún adjetivo, ampliar algún ‘conceto’ o fingir incluso que comprendo todo lo que dice. Corren tiempos tan mezquinos que estas formas de cordialidad, tan elegantes y precisas, suponen toda una súbita elevación del ánimo y son un verdadero bálsamo que mueve a la gratitud. No se la pierdan.

 Jesús Mosterín y Hugo van Lawick, marido de Jane Goodall.
charlando con Félix Rodríguez de la Fuente,
en el Parque Nacional del Serengueti, en Tanzania.

Alfredo J Ramos es un tipo insomne, inquieto, y atento a lo que ocurra en cualquier lugar, o más, por lo menos tanto, a lo que esté por suceder. No como yo que apenas miro más que lo que pase por debajo de mi ventana.
- ¿Qué sabes de lo de los gemelos digitales? -, puede preguntar de madrugada, quizá sin siquiera salir de la cama-.
Está pendiente de cosas así. Si dependiera exclusivamente de lo que a mí me conviniese, pediría que quien esté en disposición de ello le administre a Alfredo un algo que le mantenga dormido, o sin teléfono cerca, en un horario que fuera de una, una y media de la madrugada, hasta las siete de la mañana. Hasta las seis y media al menos.
Además, y esto lo digo en un plan algo abusón aprovechando que pedir caprichos no obliga en nada a los demás, me gustaría que llevara dos relojes: uno con el horario de Madrid, y otro ajustado con la hora de Buenos Aires, Ciudad de México, Filadelfia o Chicago.
- … es que los gemelos digitales, en realidad, no son más que réplicas virtuales alimentadas en tiempo real con datos del mundo físico, ¿sabes?
Que me llame a casa, incluso sobre las tres y media de la madrugada, que es una hora en la que visto lo visto él -Alfredo- debe estar en lo mejor, ya no provoca grandes cataclismos domésticos. De momento, Mateo ya no ladra al oír esos timbres.
- ¿Qué pasa? ¿Quién era?
- Alfredo J Ramos. Es que dice que está dándole dos vueltas a las cuestiones éticas que puede traer ensayar en medicina con pacientes modelo, con gemelos digitales.
No es muy distinto si me llama una noche en que yo esté en Bilbao, porque haya ido a ver a Gela y Josemari, o a la tía Alicia a la que (en opinión de ella) tengo muy abandonada. Bilbao y Madrid, y con esto no creo que esté diciendo nada muy nuevo, tienen la misma hora. Pero puede suceder que le dé por llamar alrededor del mediodía, y a mí me pille en alguno de esos sitios de América que he dicho antes, con lo que incluso en Buenos Aires, con sólo cinco horitas de desfase, me pillaría en la alfombra de la habitación del hotel haciendo una tabla de gimnasia sueca mientras escucho Radio Mitre, del Plata, o cualquier otra de la estaciones que fisgo cuando estoy en Argentina.
- Es que vos tampoco advertís de dónde concha andás -se disculparía-. Pero ya que estás… ¿Imaginas lo que puede ser para quienes andan en esto, poder contar con, no sé, un pulmón o un corazón virtual, con el que poder experimentar todo lo que les dé la gana sin tener que andar toquiteando en el paciente?
Mi hermano Jesús en algún tiempo se ocupó de la dirección editorial de las colecciones de “Fauna”, de Salvat. Contribuyó al enfoque ético y científico de las publicaciones, y en muchas personas quedó la idea de que la labor de Jesús inspiró a generaciones de biólogos, veterinarios e ingenieros forestales.
Y esto de Jesús, Salvat, y “Fauna”, viene a cuento de que, aunque no creo que hubieran tenido mucha relación profesional mi hermano y Alfredo, que también tuvo que ver con la misma editorial, me gustaría preguntar a Jesús si recuerda a Alfredo.
- No te puedo decir. Estos días va a hacer ocho años que morí, así que es mejor que preguntes a otro. Pero eso de las llamaditas de madrugada, sí que me suena.
Me gustaría muchísimo poder preguntarle a Jesús sobre cualquier cosa. Era un tipo increíble que sabía y brillaba absolutamente en todo. Este sábado que viene, el día 4, va a ser el aniversario de la muerte de mi hermano mayor. Llamaré a Alfredo, a una hora de las que parecen normales, y le preguntaré si se cruzaban por los pasillos de Salvat, si fueron novios, amigos, o algo, o si ni siquiera se vieron el pelo.
- Tu hermano era la hostia, chaval. ¿Recuerdas el artículo que publicó en El País cuando ya le habían anunciado que iba a morir?
- Claro que me acuerdo: “Una cita con la parca”. No sé si el titulo era suyo, o del periódico.
“… todos los eres vivos somos configuraciones efímeras de las partículas de las que estamos hechos, pompas de jabón, fogonazos fugaces, olas en el océano inmenso de la realidad”. Creo que terminaba así. Pero no estoy seguro. Quizá se lo oí decir cenando en casa, una noche de paso, en Las Rozas entonces.
No me acuerdo siempre, pero a veces dejo el teléfono de casa desviado al móvil, y entonces no es raro que suceda que mientras estoy esperando para embarcar en Ezeiza, o en el aeropuerto O’Hare en Chicago, vibra el móvil, y es Alfredo.
- ¿… te imaginas lo que puede ser ensayar un nuevo tratamiento en un doble informático tuyo, antes de aplicártelo a ti?
Recibir una llamada de ese tipo en la sala de espera de un aeropuerto no es igual que cuando llega de madrugada, estás en la cama, quizá no solo, y además de hacerle ver a Alfredo en qué situación te encuentra, tienes que explicar a alguien que quien llama es un “amigo del alma”, que puede ser que la tenga desasosegada (el alma) por lo que sea, y que en un momento determinado en plena tormenta del espíritu, y quizá en medio de la madrugada de donde tú estés, te llame para conversar acerca de cómo lo de los tratamientos sobre un doble informático, vendrían a ser algo en la línea de los simuladores de la industria aeronáutica que permiten representar un vuelo en tiempo real, sin tener que andar moviendo aviones.
- En cierto modo, esto que comenta Alfredo, sería como transponer del lado de la medicina un simulador sobre el que trabajar con los datos biológicos de un paciente, hasta dar con lo que se esté buscando. Mientras el de verdad, el paciente que digo podría estar viendo la tele en casa o esquiando en Bariloche, ahora que allí está terminando la temporada de nieve y aquí aún no ha empezado.
- O sea, que podrían llamar y decirte: “Acabamos de curar a su doble digital. ¿Usted qué tal se encuentra?”
- Pues sí. Puede pasar. Y lo contrario. Que te cures tú y sigan con el doble, en la computadora, dale que dale.


Comentarios

Alfredo J Ramos

Angel Mosterín: ... «¡Cómo no te voy a querer, como no te voy a querer...!», que suelen cantar algunos blanquitos a unos cuantos metros de acá, Cinca y Segre mediante (las calles digo).
Esa foto (que ya conocía, aunque no el parentesco de HvL, hoy tan pertinente) creo que la incluimos en un número de «Ecología y Vida»; y por esas mismas fechas Joaquín Araújo la debió de publicar en su biografía de Félix Rodríguez de la Fuente.
Y claro que traté a tu hermano en Salvat, incluso fui editor de los dos libritos suyos que se publicaron en Temas Clave, con algunas buenas anécdotas de por medio.
Ademas de ese vínculo con Fauna, Jesús (como seguro que sabes) tuvo otras responsabilidades internacionales y llegó a laburar con cierta intensidad en un proyecto que el desembarco en Salvat de Hachette-Matra y, sobre todo, la Wikipedia acabaron frustrando.
Me acuerdo muy bien de ese artículo de "El país", tan valiente. Y también, entre otros, del que dedicó al oso Mitrofán, abatido ignominiosamente por el exMérito: puede que fuera la primera gran denuncia impresa de ciertas veleidades más bien vergonzantes del monarca.
El próximo día 4 le recordaremos. Aunque lo hago a menudo —y presumiendo, claro. Fue un hombre extraordinario. Y una de las personas más brillantes que he tratado.
En cuanto al peliagudo asunto de los gemelos digitales que tan juiciosa como astutamente abordas, no sé qué decirte, además de suscribir todo lo que le atribuyes al personaje que lleva mi nombre. Últimamente me sale muy a menudo al paso esa frase al parecer de MH que afirma que nadie puede salirse o saltar fuera de su sombra. A lo mejor, el avance en la comprensión de qué sean realmente la materia y energía oscuras nos permite licencias hasta ahora impensables.

Adiós a Jane Goodall

(En voz alta). Transita a una buena edad y en pleno estado de lucidez y sabiduría la primatóloga Jane Goodall, un ser humano excepcional. Que la tierra le sea leve. Recuerdo bien cuando me crucé por primera vez con su nombre siguiendo las huellas de aquel gran etólogo que fue Konrad Lorenz y las laboriosas pesquisas para ilustrar algunos libros de los TC de Salvat (quizás el amigo Nanye Blázquez aún se acuerde). Su ejemplo nos seguirá guiando.

JULIAN SMITH | EFE


miércoles, 1 de octubre de 2025

Amancio Prada homenajea a Carmen Martín Gaite (y a Juan de la Cruz)

(Al paso). Fue un disfrute participar de la estela mágica de Amancio Prada en el Teatro Monumental de Madrid el pasado viernes 26 (septiembre de 2025). Una primera parte de homenaje a Carmen Martín Gaite, en clave galaica y cómplice, casi como quien charla entre amigos recordando a una buena amiga y hasta muestra algún juguete —esa singular zanfona— lleno de alegres resonancias. Y muy adecuadamente culminada, entre el fervor del público, con ese himno del amor verdadero que es el Libre te quiero, con letra del gran Agustín GC.

Y en la segunda parte, una nueva interpretación (¿cuántas van?) del Cántico espirtual, en una versión acompañada y subrayada por las cuerdas solistas y el coro de la Orquesta de RTVE. En lo que se me alcanza, diría que su mayor novedad fue el “efecto pneuma” que incorporaba una a modo de respiración o “ventalle” de la naturaleza como agente inmersivo para subrayar la intensidad del viaje místico, su tan honda sensualidad. Una delicia. Ganas me dieron (en la complicidad familiar lo hice) de acoger el final de la interpretación con aquellas palabras que María Zambrano le dedicó al artista: «Y tras esto, ¿cómo no te has muerto?». Por fortuna, Amancio Prada sigue vivo, bien despierto, lúcido. Gracias, maestro Amancio Prada. Otra jornada inolvidable.

La imagen está tomada del muro en Facebook
de la Asociación Alumnide la Universidad de Salamanca 

Ahí estamos, atentos y diminutos, entre el público.