sábado, 26 de noviembre de 2022

Adiós a H. M. Enzensberger

H. M. Enzensberger fotografiado en Barcelona por Kim Manresa
(En voz alta). Descanse en paz el gran pensador y poeta Hans Magnus Enzensberger. Nos costó un poco aprender a pronunciar su eufónico nombre, pero enseguida nos conquistó su sensibilidad humanista, la amplitud de su pensamiento, su olfato poético especialmente orientado a la precisión verbal. Su cercanía a grandes creadores alemanes, con el imprescindible Heinrich Böll a la cabeza, nos lo hacía aún más amable y cercano. Ha dejado un rastro luminoso (aquí hay algunas pistas) que aún podemos seguir. Buen viaje, maestro.

As bestas, buena pero...

(Al filo de los día). As bestas, la última peli de Rodrigo Sorogoyen, es un buen filme, con una prodigiosa media hora inicial —esa conversación de taberna digna de figurar en las antologías de la literatura gallega—, el desarrollo de una por momentos intensa y viva situación de conflicto y una, a mi entender, fallida sutura final que, aún siendo valiosa por sí sola, saca a la historia que se estaba contando de su eje narrativo, sin resolverla bien, y cae del lado de lo bienintencionado pero incoherente. Discutible.

Se me entenderá mejor si buscan el documental Santoalla, que reconstruye con gran fidelidad y tino la tragedia real en que se inspira As bestas y ofrece perspectivas imprescindibles —y hasta determinantes— sobre una historia que, una vez más, demuestran que la realidad es más amplia que la ficción —tal vez porque la imaginación es uno de los principales recursos de la conciencia.

Por otro lado, a diferencia de la fallida serie Rapa, el uso simbólico del conocido ritual ganadero de las montañas galaicas tiene en As bestas» una poderosa traducción visual, brillantemente transformada en el poderoso fulcro de resonancias poéticas sobre el que gravita toda la película, aunque sea discutible —y se preste a polémica: ya ocurre— el sentido primitivo, cerril y violento que se puede inferir de su uso en la historia.
En todo caso, una película que merece la pena y de la que me ha resultado especialmente grata la comparencia del gallego en pie de igualdad con otras lenguas de cultura. Por ahí, y con Luis Zahera como singular mensajero, llegan los mejores y más brillantes hallazgos del filme. Vayan al cine.

viernes, 25 de noviembre de 2022

INTRUSOS DE SUEÑO

Edward Hopper: New York Movie, 1939.
(No he podido localizar el museo o colección donde se encuentra).

Como le pasó a Alicia con su conejo (escribo sin segundas intenciones), a veces en mis sueños se cruzan personajes presurosos que no sé de dónde vienen ni a dónde van. Sin ir más lejos, hoy he estado charlando un rato con Román de Ginebra, que había llegado a la habitación en que a veces nos reunimos muertos y vivos de la mano de un pariente que vive en Bruselas. Tras serme presentado en un aparte —o tal vez lo abordé yo con impulsiva franqueza, como suelo—, enseguida me mostró su vivo interés por conocer Eburia, «esa mítica ciudad —me dijo— a orillas del Tajo, famosa por sus cúpulas, sus cacharros y la rareza de sus gentes». Debió de notar mi gesto de asombro porque el de Ginebra enseguida me miró con sonrisa pícara —incluso de “lazarillesca” podría calificarse— y, llevándose el dedo quevediano primero a la boca y luego a la frente, me soltó: «No le digas a nadie que yo te lo he dicho». Pero lejos de mí semejante intención. Caí en la cuenta entonces —lo veo claro ahora— de que estaba en un sueño y lo único que fui capaz de pensar es de dónde habría salido este personaje del que lo desconocía todo. Y me dije que, al despertar, debería escribir una nota sobre los intrusos que se cuelan en nuestros sueños, de dónde vienen, cuál es su naturaleza, por qué nos eligen… Tal vez también ellos sean sólo criaturas extraviadas.

(LUN, 554)

APOCALIPSIS

Anónimo (Escuela mexicana siglo XVIII): Dolorosa inserta en un óvalo fingido.
Óleo sobre cobre (45 x 36 cm).
¿Por qué no dejamos de fingir?
¿Qué fingir de no por dejamos?
¿No dejamos de fingir por qué?
¿Dejamos de no fingir qué por?
¿De qué dejamos por no fingir?
¿Fingir de qué dejamos por no?
(Leído a Jonathan Franzen)
(LUN, 553 ~ «Amo idioma: dados»)

jueves, 24 de noviembre de 2022

UNA SALIDA

IIlIlustración de Vince Evans para la promoción de The Matrix Comics Series 1, 1999.

Revisando viejos papeles pegados en el muro, le llamó la atención, y algo más, una frase escrita con tinta roja:

«Días hay tan turbios
que sólo los salva
(si acaso)
el paréntesis».
Le estaba dando una enésima vuelta, cuando saltó el avance del último desastre.
«El mundo —pensó a vuelapluma— se está convirtiendo en una pura correa de transmisión de la desgracia».
Tras anotar esa impresión continuó escribiendo: «Es casi imposible sustraerse al dolor permanente, a las infinitas formas de tragedia que nos cercan por todas partes. No podemos dejar de ser conscientes. Pero tampoco es posible vivir a la intemperie sin descanso».
Había después unas cuantas líneas de signos extraños, a modos de incisiones, de imposible traducción. Luego volvía el texto legible:
«”Dame una salida”, solían gritar los héroes (o víctimas) de “Matrix”, cuando todavía había cabinas telefónicas. Ahora venimos aquí, a esta especie de alma portátil que creemos compartida, y lo contamos. Pensamos en voz alta. Peroramos. Seguimos (¿plural?) sin saber bien (ni mal) por qué. Las palabras al menos nos acunan. Son un mar que nos salva, al menos mientras duran, del vacío».
La página concluía con un gran espacio en blanco.
(LUN, 555)

miércoles, 23 de noviembre de 2022

GENERAL WINTER

Erich Heckel: Dos hombre a la mesa, 1912. Hamburger Kunsthalle, Hamburgo.
—¡Buenas, compadre!
—Muy buenas, pero…
—No me empiece con pegas.
—No pegas, no, pero…
—Sí, ya sé, que buenas, precisamente, no son.
—No, no. No voy por ahí.
—Pues entonces…
—Es por lo de compadre.
—¿Qué hay en ello?
—Que usted y yo…
—¿Sí?
—… compadres, lo que se dice compadres, no somos.
—Ah, hombre, es sólo una forma de hablar.
—Ya, como todas.
—Y algo nos une, ¿no?
—Algo.
—¿Ha visto cómo está el patio?
—¿El de la entrada?
—Ese también, pero…
—No esperaba verlo por acá tan pronto.
—¡Eso casi es un dado alejandrino!
—Mande…
—No, nada. Hace semanas que no vengo.
—¿Quién lo afrenta?
—No hablo de venganza.
—Lo suponía. Era broma.
—Bueno, bueno. No me vengo, pero…
—¿Tampoco se va…?
—Es usted incorregible.
—Manejo los contextos.
—Y, la verdad, motivos no me faltarían.
—¿Para irse? ¿Tan mal le caigo?
—Ja, ja. ¡No, para vengarme!
—Ah, pues no se prive.
—Le doy vueltas.
—Sí, ya veo.
—Y el caso es que…
—…vamos…
—…. camino…
—… del ocaso!
—Con usted da gusto.
—El gusto es mutuo.
—Ya sabe que no es fácil…
—¿La sintonía? Sí, me hago cargo.
—Claro que ya son muchos años.
—Unos cuantos, sí.
—Diría que todos.
—Y todas…
—Todos los años.
—Todas las horas.
—Parece que ya ha empezado a nevar en Ucrania.
—¿Y eso?
—Lo dicen por la radio.
—Así que de nuevo el General Winter.
—Sí, el mismo.
—El que derrotó a Napoleón.
—Y a Hitler.
—Ya le digo.
—Tiempos pasados.
—¿Usted cree?
—¡Hombre, sí!
—No sé, no sé, a veces se diría…
—¿Que parece que anda suelto Satanás?
—Una canción que no pasa de moda.
—En todo caso, va a ser duro.
—Y sin embargo…
—¡Embargue, embargue!
—¡Oiga, pero usted habla en serio alguna vez?
—Créame, no hago otra cosa.
—Gag a gag, ya veo.
—Ya me gustaría.
—¿Qué le gustaría?
—Tener siempre la rusa a punto.
—Me parece que se le ha colado una errata.
—Eh! Ah, sí. Disimule.
—No, sí a mí no me me importa.
—¿Entonces?
—Lo digo por esos. Por ellos.
—¿Ellos? ¿Esos? ¿Quiénes?
—No me diga que no los ve.
—Non los veo.
—¡Así no vale: le dije que no me lo dijera!
—Sosiegue, amigo.
—¿Tranqui, tronco?
—¡Tranqui, tronco!
—Estoy muy triste.
—Ya se le ve.
—¿Tanto se nota?
—Canta cantidubi.
—Otro golpe bajo.
—Malos tiempos para la lírica.
—Y peores para la Trova.
—Se murió Milanés.
—Nos vamos quedando sin banda sonora.
—Snif!
—Snif!
—Bueno, agur. Me vuelvo a mi viñeta.
—¿Aún vive en el TBO?
—No, hace mucho que me desahuciaron.
—Si quiere le alquilo un cuarto acá.
—¿Acá? ¿Donde es acá?
—Esto, el umbral del Metaverso.
—Eh! ¿Sabe qué le digo?
—Presumo que estoy a punto.
—?! ¥¥ Mejor me callo.
—¡Sabio!
—Y menos mal…
—… que nos queda Portugal.
—¡¡Xitón!!
—¡Agur!
—¡Adieu!
—¡¡Telón!!
(LUN, 556 ~ «El retorno de los Merluzos»)

lunes, 21 de noviembre de 2022

GATOS EN LA NOCHE

Rafael Zabaleta Fuentes: Nocturno de gatos, 1956.
Biblioteca Museu Víctor Balaguer, Vilanova i la Geltrú (Barcelona).

A estas alturas, en el filo mismo, todo viene a ser un trasiego entre las cosas y los nombres. Y, casi cincuenta años después —“48 para ser exactos”, apunta el Jefe, que lo controla todo—, un gato negro sigue siendo «más que una simple metáfora»(¿incluido, me pregunto ahora, el Gato de Schrödinger? Por no hablar todavía del de Roberto Carlos, aquel que estaba, sí, triste y azul…). «Más —concluía la frase— que el autorretrato de mi sombra». Y llegados a este punto —añade por su cuenta y riesgo la voz no mensurable del testigo exhausto—, ¡cómo nos gustaría tener el control del significado de las palabras…!

(LUN, 557)