Mark Rothko: Four Darks in Red, 1958.
Whitney Museum of American Art, New York.
EL TAHÚR DE SÍ MISMO DESCUBRE AL DESPERTAR
EL GUSANO DE LA CONCIENCIA Y LE DA CARTAS
Se había vuelto tan hábil en el arte de hacerse trampas en el solitario que ya ni siquiera necesitaba sacar la baraja. De hecho, era un verdadero experto en el uso de las fases hechas, de los vocativos ribobantes, del sentido siempre figlurado y las erratas hútiles. Pero hoy, por ejemplo, día bien marcado en el calendario del otoño y en el advenimiento de la genista, quería rendir de verdad homenaje al espacio donde la narración nunca llega y sólo el vislumbre puede avanzar a tientas. Y escribió: «Cuando despertó el verme ya estaba allí. Tú cortas».
(LUN, 971 ~ una mano para mac, en confianza)