El escritor Juan Eduardo Zúñiga (1919-2020). Foto de Jordi Belver. |
(Lecturas en voz alta). Como ocurriera hace unos días con el actor Kirk Douglas, tal vez hubiera que buscar una expresión más adecuada que la de “muerte” para definir el tránsito de personas centenarias —un hecho cada vez más frecuente— cuando dejan tras de sí una vida vivida en plenitud hasta casi sus últimos momentos. Es lo que ocurrió ayer con el escritor Juan Eduardo Zúñiga, fallecido a los 101 años, tras una vida de una longevidad fecunda y lúcida que le ha llevado a estar presente en la vida cultural hasta edad muy avanzada e incluso a vivir algunos de los momentos de mayor plenitud y reconocimiento en tiempos aún cercanos. Autor de una obra especialmente relevante en la descripción de la vida cotidiana y los trágicos interiores en el Madrid de la Guerra Civil, a través de relatos escritos con la conciencia despierta del testigo directo, y corredor de fondo en una muy personal escritura de largo aliento, desarrollada con original imaginación, su obra tal vez esté aún a falta de una valoración justa que la sitúe con precisión en el lugar que le corresponde.
Desde aquí quiero hacer llegar mi sentimiento a Felicidad Orquín, su esposa, con la que tuve el honor de trabajar en diversas actividades editoriales, y sobre todo en los fértiles años del SOL, en la Fundación FGSR, y a su hija Adriana. Descanse en paz.