Édouard Manet: El trapero, 1869. Norton Simon Museum, Pasadena, California. |
—¡La de cosas que caben en este saco! —me dice el trapero del sueño.
—Sí, ya veo que llevas de todo —le digo, más que nada por disimular.
—¿Quieres echar un vistazo?— y hace ademán de abrir la boca del receptáculo de arpillera.
—No, no —gesticulo rechazando—, si ya me hago cargo, ¡te creo, te creo!
Lo que vi en la mirada del trapero del sueño no dejaba lugar a dudas: estaba dispuesto a meterme allí dentro. Menos mal que anduve listo y pude salir pitando para tomar el autobús. A ver si llega pronto y puedo despertarme.
—Sí, ya veo que llevas de todo —le digo, más que nada por disimular.
—¿Quieres echar un vistazo?— y hace ademán de abrir la boca del receptáculo de arpillera.
—No, no —gesticulo rechazando—, si ya me hago cargo, ¡te creo, te creo!
Lo que vi en la mirada del trapero del sueño no dejaba lugar a dudas: estaba dispuesto a meterme allí dentro. Menos mal que anduve listo y pude salir pitando para tomar el autobús. A ver si llega pronto y puedo despertarme.
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