jueves, 14 de febrero de 2019

Decíamos ayer...

Marceliano Santa María: La ley triunfando sobre el mal
o el vencimiento de los delitos y los vicios ante la aparición
de la justicia,
1924. Tribunal Supremo, Madrid.
(Pero todavía es hoy). A punto de naufragar el día sin su historia cotidiana, la suerte vino en auxilio del narrador y, al hilo de un artículo del gallego de apellido francés (en apariencia), quedaron fijados texto e imagen de un solo impulso. La imagen ahí queda, y cubre el techo del Tribunal Supremo, puesto ahora en el ojo del huracán y en la cueva del dinosaurio. El texto se remata con el título de la obra: «La ley triunfando sobre el mal o el vencimiento de los delitos y los vicios ante la aparición de la justicia». Quod erat demonstrandum.
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miércoles, 13 de febrero de 2019

El silencio cuenta

Félix Vallotton: Effet de brume, Honfleur, 1917. Col. particular.
—Oiga, pollo, cuando usted dice que escribe “novelas de una línea”, ¿a qué es a lo que mayormente se viene refiriendo?
—...
—Ya, pero entonces, no tiene nada que ver con la extensión. 
—...
—Ah, bien. Pues ahora aún lo entiendo menos.
—...
—Es lo que pensaba hacer.
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martes, 12 de febrero de 2019

4 x 4, votivo

Leonardo da Vinci: La dama del armiño, h. 1490.
Museo Nacional de Cracovia (Polonia).

D  A  M  E



A  M  O  R


M  O  Z  O


E  R  O  S

lunes, 11 de febrero de 2019

La Red

La imagen puede contener: árbol, cielo, exterior y naturaleza
Globo de nuevo año chino, en Usera. Foto: AJR, 2019.
Es un tortuoso hilo interminable
y no se acaba nunca su hilatura:
la Red de redes es la cuadratura
del círculo concéntrico. Y es probable
que la conciencia humana y su inestable
dimensión irreal, que no se cura
sino con la presencia, esté en la oscura
hora ciega de un alma inhabitable.
¿Cómo medirlo entonces, cómo darle
al vértigo de ser la consistencia
de un cuerpo de verdad y al ala vuelo?*
Metáforas gastadas, vieja ciencia
poética y profética: hay que hallarle
en este sinvivir un cielo al suelo.
(O quizás al revés: que el cuerpo tenga
en sí mismo la fe que lo sostenga).

*Nota al pie (cita sobrevenida):
«¡Qué fácil es volar, qué fácil es!
Todo consiste en no dejar que el suelo 
se acerque a nuestros pies.
Valiente hazaña: ¡el vuelo!, ¡el vuelo!, ¡el vuelo!».
(Antonio Machado)

La turba

No hay ninguna descripción de la foto disponible.
Alberto Durero: Los cuatro jinetes del Apocalipsis (grabado), 1498.

Acabados los créditos de la vieja chiripa, al vaticinador de males sin cuento y de jeremiadas espeluznantes no le quedaban más opciones que la de proferir barruntos al buen tuntún.
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domingo, 10 de febrero de 2019

Matria

«¿Dónde están tus ojos? ¿Dónde están tus manos?¿Dónde tu cabeza?». Casi medio siglo después —¡sí, medio siglo!—, las preguntas de la linda muchacha siguen abriendo grandes interrogantes. Y fuertes nubarrones en el cielo.
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sábado, 9 de febrero de 2019

Las gallinas

La imagen puede contener: 2 personas
Alexandre Le Carpentier: Dando de comer a las gallinas.
De todos los animales con los que convivíamos en el Corralón —caballos, mulas, palomas, conejos, algún corderillo, ay, gatos..., ningún perro: papá los temía—, los más peculiares siempre me parecieron las gallinas. Me encantaba ir a recoger sus huevos, meter la mano en los nidales calientes (no siempre salían limpias) y, sobre todo, observar sus cocómicos andares, que a veces me dedicaba a imitar durante un rato, antes de cocorrer tras ellas para espantarlas y verles aquellos remedos de vuelo entre aleteos torpones. Hubo, sin embargo, un hecho que las elevó para siempre en mi coconsideración: cuando descubrí que eran las protagonistas de una adivinanza que me enseñó alguien —quizás la señora Anselma— y que aún me sigue pareciendo muy divertida. Decía: «Una señorita muy enseñoritada cocon muchos remiendos y ninguna puntada». Desde entonces las gallinas, hasta su cacasi olvido reciente, me han parecido una especie de zíngaras vestidas cocon múltiples sayas, asaz pintorescas, requetevistosas, provistas de una peculiar cococoquetería y cacapaces de las más imaginativas acciones. Menos mal..., porque me ha tocado vivir esta nueva reencacacarnación con su plumaje.
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