sábado, 7 de julio de 2018

Caótico... Médem (pero menos)

(Cinemagias🎞16). Caótica Ana (2007), pese a su manifiesta irregularidad, las redundancias narrativas y algunos despistes argumentales, es una de la películas del «último» Julio Médem que me han dejado mejor sabor de boca y mayor disfrute visual. Concebida como un homenaje a su hermana fallecida y, prolongado esa clave, como una exaltación del papel de la mujer a lo largo de la historia, es una obra llena de secuencias poderosas y coloristas, alguna realmente terrible y otras de gran belleza.
Uno de sus momentos más logrados, con un peso central en la historia, es este baile entre la protagonista, Ana (Manuela Vallés), una joven pintora extremadamente sensible y con un gran poder onírico, y su padre, Klaus (Matthias Habich), viejo hippie asentado en Ibiza al que le han diagnosticado una enfermedad mortal. Ana, que desde hace algunos meses vive en Madrid, en una comuna de artistas, vuelve a la isla para despedirse de él.
La escena queda enmarcada –y exaltada– por la voz de un Antonio Vega, aún con buen aspecto, que interpreta la canción a través de la cual Enrique Urquijo (de Los Secretos), inspirándose en una conocida balada, contó casi proféticamente su triste final. Se configuran así unas imágenes de las que, además de por su propia fuerza, emana un aura envolvente de belleza trágica. Y de verdad.
(Primera publicación en Facebook, 07.07.2017)

Días de Julio

Georgy Kurasov: A Bicycle Tour, 1999.

Cuando llegó al final del arco/iris se encontró con una sorpresa de envergadura. ...

viernes, 6 de julio de 2018

El arquero

Flechas y veleta bajo el mismo vuelo. ©️AJR, 2018.


De casi todo lo que no se olvida
en el seguro día hacia el que vamos
puedo dar cuenta hoy. Mis hombros tienen
viejas costumbres ya consustanciales.
Y si hay palabras que ya no se dicen
para avivar rescoldos donde ardían
y giros expresivos decadentes
hasta en su ritmo, no tengáis cuidado:
son sólo muescas en mi cartuchera,
pistas que acaso puedan sernos útiles.
Por lo demás, no se ha perdido nada
con dejar de decir lo ya mil veces
dicho, la huella que ahora, quien la pise,
comprobará que sigue siendo exacta.
Concluyo: nadie puede ir más lejos
que la tensión que su arco crea. Punto.


La cita

Ramón Casas: Madelaine, también conocido como L’absenta y Au Moulin de la Galette, 1892.
Museu de Montserrat.
Entre las palabras y las imágenes se había ido creando una complicidad semejante a la que une a un grupo de amigos que frecuentan un lugar de encuentro y nunca saben con certeza a quiénes verán ni quién llegará primero ni sobre qué versará la posible conversación.
...

jueves, 5 de julio de 2018

Rovelli

El físico italiano Carlo Rovelli. Foto tomada de aquí.
(Lecturas en voz alta). Por si cabía alguna duda de que la confluencia entre poesía y ciencia física (o viceversa) está en el meollo mismo de la comprensión y explicación del mundo, esta entrevista con el físico y ensayista italiano Carlo Rovelli contiene algunas precisiones del máximo interés y un buen puñado de sugerencias. Verbigracia: «Quizás una de las raíces profundas de la ciencia sea también la poesía: saber ver más allá de lo visible». Un texto que merece ser leído al menos un par de veces. Y que conduce a los libros de este gran divulgador. Lo recomiendo vivamente.

El cuento

Pintura caligráfica china, de la técnica Xieyi,
empleada, original e idealmente, «para escribir la idea o la intención».
Casi sin darnos cuenta, nos habíamos ido adentrando en el bosque y no tardamos en comenzar a sentirnos inquietos por el vuelo cada vez más cercano de los pájaros y a tener dudas de que el cuento realmente tuviera salida.
...

miércoles, 4 de julio de 2018

Extraños en un tren

(Cinemagias🎬15). Como se ha dicho tantas veces, Hitchcock es el maestro insuperable en el arte de descubrirnos miedos y terrores que acaso no sabíamos que teníamos: a los pájaros, a la ducha, a las alturas, a las avionetas, al vecino de enfrente... Experiencias que, una vez descubiertas y reveladas por el extraordinaria manejo rítmico de las imágenes y de nuestras mentes, ya no nos abandonarán nunca y nos saldrán al paso en todos los momentos «sospechosos» de nuestras vidas, que a partir de entonces los serán casi todos.
Y no sólo hacia el futuro. Cada vez que vemos la insuperablemente terrorífica escena del carrusel sangriento de Extraños en un tren, se nos vienen a la cabeza todos y cada uno de los viajes que hicimos en la infancia en esas atracciones, sin excluir tal vez algunos gamberros juegos adolescentes. Y la angustia retrospectiva puede llegar a ser tan intensa, que por un momento logra aterrorizarnos de verdad.
Hasta que descubrimos que en realidad es un placer sentirla. Y que, de algún modo, con esa exaltación sensual y psíquica, le estamos haciendo un gran corte de mangas a todos los monstruos y criaturas abismales que viven agazapados en las esquinas cruciales de nuestras almas. Y que, por fortuna, aún (¡aún!) se desvanecen cuando les roza un poco de luz.

(Primera publicación en Facebook, 04.07.2017)